Occidente herido de muerte
Mario Satz.- Los sucesos acaecidos en Bruselas no son más de lo mismo. Hace ya rato que, por uno otro camino-con la esporádica violencia del terrorismo o la migración desesperada-, el Islam moderado ha sucumbido ante la voluntad siniestra y asesina de sus vástagos más delirantes. Ha llegado la hora, piensan algunos que conozco, de deportar chilabas y pantuflas, de erradicar del seno tolerante de Europa a quienes abierta o tangencialmente bendicen los crímenes que se cometen en nombre del dios de los desiertos incandescentes, del dios cuya omnipotencia es sólo suya. Es cierto que no vemos declaraciones en masa de musulmanes en contra de ese crimen cíclico que son los atentados, lo cual nos advierte sobre su indiferencia al respecto o bien sobre su tácito acuerdo. Pero tampoco los vemos defender su cacareada religión de paz criticando acerbamente a quienes atentan contra la nuestra. De tanto en tanto se publican en la prensa artículos de eruditos islámicos que hacen lo posible por separar el trigo de la paja sin conseguirlo.
El crimen de inocentes no se justifica, ni tampoco el desprecio a la vida propia y ajena. Lo que está ocurriendo es posible porque aún hay muchos en Occidente que al día siguiente de la matanza salen a la calle para repartir abrazos y dibujar corazones. Que es como decirles a los terroristas: ¡os queremos igualmente! Paz, paz y amor no son los mensajes que salvarán a la civilización occidental de sus depredadores.
Hay que cerrarles el paso donde más les duela y como sea. Y sobre todas las cosas hay que sacarse de la cabeza que nosotros somos culpables de todos sus males. Los auténticos responsables son los señores de los emiratos, comenzando por Arabia Saudita.
Todo lo contrario, Occidente ha hecho, está haciendo y hará por el Islam mucho más de lo que éste ha hecho o hace por el mundo, mucho más de lo que Irán con sus ayatolás ha concedido a la Humanidad. Pero Occidente tiene la enfermedad de los remordimientos, deudas imaginarias, complejos que atenazan y paralizan su capacidad de reacción. Estar a la defensiva en casa no es la solución. Nosotros ponemos las víctimas y los musulmanes los espectadores cuando no los cómplices. En un espacio en el que los shahids o mártires se multiplican con cada nuevo asesinato masivo, los asesinos sólo piensan qué rédito humano les proporcionarán sus abominaciones, es decir cuántos jóvenes más seguirán ese camino. Tal es la primera instancia, aquello que los criminales buscan: que se incremente su ejemplo. Después, claro, que lo que han llegado a odiar se derrumbe y aplaste bajo el peso de su ira.
Occidente tiene que aprender nuevas tácticas de defensa y forzar a las comunidades musulmanas pacíficas que viven en su seno a manifestarse en público y de modo masivo contra tales actos de horror. Mientras eso no ocurra, de esas masas silenciosas e irreductibles surgirán ravioles envenenados. Esperar a que esa tarea la lleven a cabo los partidos populistas de derecha haría que el remedio sea peor que la enfermedad.
Acuérdense ustedes de eta y las vascongadas. Son terroristas asesinos todos los vascos? NO! por supuesto que no. Lo son acaso todos los votantes que han puesto a la eta en el gobierno vasco? NO!! La mayoría estoy seguro que sería incapaz de asesinar a sangre fría a nadie. Entonces… ¿Cómo es posible que tanta gente inocente apoye hasta el punto de poner en el gobierno vasco a asesinos despiadados? Saquen sus conclusiones y ahora aplíquenlas al tema que nos ocupa: EL ISLAM y una población musulmana creciendo descontroladamente. No todos son terroristas, gracias a Dios. pero si son todos… Leer más »