A. Duro.- Vicente Del Bosque aseguró tras empatar ante Rumania que “con Busquets, Iniesta y alguno más la cosa irá mejor”. Y más le vale a España que con eses dos jugadores “y alguno más” cambien las cosas radicalmente, porque lo visto ante Italia y Rumania deja mucho que desear.

La Roja, que hasta hace tres años mandaba indisputadamente en Europa y el mundo es ahora un grupo afligido y desanimado que no encuentra el paso correcto, más allá de tener grandísimos jugadores en su plantilla.

Los empates ante Italia y Rumania son lo de menos, lo verdaderamente preocupante es la falta de juego y la falta de ganas que muestran una gran parte de los jugadores que acuden a la llamada del seleccionador nacional.

Quizás el problema es que el debate que se instauró en la portería hace dos años, que si De Gea que si Casillas, ha acabado por crear un mal ambiente que ha hecho germen en el seno del grupo, y ahora resulta que el punto flaco no está ahí. Quizás el problema está en el medio, donde jugadores de calidad como Thiago, Koke o Isco, que por cierto ganaron juntos la Euro Sub-21 hace dos veranos, no llegan a congeniar como solían. O quizás el mayor problema sea el bajón de juego de jugadores clave como Cesc, Pedro o Silva, que parecen traer con ellos los nubarrones de Londres cada vez que se ponen La Roja.

Sea cual sea el problema, a Vicente Del Bosque no le está resultando muy plácida la preparación del que bien podría ser su último gran campeonato. Al salmantino se le encargó la renovación de la mejor España jamás vista, pero de momento, no ha dado con la tecla.

Quedan dos meses y no muchas pruebas más, y todavía nadie sabe bien quien será el delantero de la selección, ni quien acompañara a Iniesta y Busquets en el medio, y mucho menos está claro quien formará la segunda línea de defensas.

Todas estas incognitas están debilitando en demasía al grupo, que pierde día a día tirón entre la afición y cada vez es más difícil recordar los buenos tiempos en los que La Roja estaba en la cima del mundo.