¿Con qué ha amenazado Sánchez a Díaz para que se esté quieta?
Asier Martiarena.- La historia de Susana Díaz y su asalto a la secretaría general del PSOE va camino de convertirse en la versión socialista del cuento de Pedro y el lobo. La presidenta de la Junta de Andalucía ha amagado tantas veces con plantarle cara a Pedro Sánchez que, cuando lo haga, lo mismo nadie le va a tomar en serio.
Y eso es concretamente lo que opina el líder del PSOE. Sánchez no ve a Díaz como una rival real. De otra manera no se entiende que ayer anunciara su decisión de aplazar el congreso que estaba convocado para mayo, y en el que se tiene que renovar la dirección del partido, una decisión que tendrá que tomar formalmente el Comité Federal.
Una medida que, suponiendo que Díaz fuera a por todas, le habría permitido a la andaluza tomar la iniciativa, afear la supuesta debilidad de Pedro Sánchez, y jalear a la militancia disconforme. Pero resulta que nada de esto ha pasado. Cuando más expuesta estaba su supuesta víctima, más quieta ha decidido quedarse la andaluza. Y Sánchez ha sacado partido. Sabiendo que Díaz no va a decir nada, el secretario general del PSOE ha afirmado hoy que el aplazamiento del congreso federal del partido, en el que se tiene que renovar su liderazgo, está haciendo “un favor” a aquellos que quieran competir con él al separar el debate interno de la formación de gobierno en España.
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¿Qué ocurre? ¿Susana Díaz va de farol, o está ganando tiempo? No se preocupen porque para conocer la respuesta a esta pregunta no habrá que esperar demasiado. Pero lo que parece claro es que, cuando más se inmiscuye Pedro Sánchez en los asuntos regionales del PSOE andaluz, más se retuerce en su silla Susana Díaz. Y, por ende, más insinuaciones en privado, más desplantes y más ruido hace.
Así que el resumen es el siguiente. Si Pedro Sánchez decide meter mano en las listas del partido de cara a unas nuevas elecciones generales, tendrá guerra interna. Si por el contrario prefiere dejarlas como están y no ‘cepillarse a ningún Susanista’, tendrá paz.
Parece que la opción elegida será la segunda, porque de lo contrario estaría actuando como candidato -cuando no lo es-. Y si Podemos se entera, podría afearle a Sánchez estar mareando la perdiz de las negociaciones para la investidura cuando, en realidad, ya tiene claro que habrá elecciones.