Me voy a permitir disentir del Papa Francisco
Según la teología de la Iglesia católica la infalibilidad del Obispo de Roma constituye un dogma de fe, según el cual el papa está libre de cometer error cuando promulga, divulga, anuncia una “enseñanza dogmática” en asuntos de fe y moral, bajo el rango de «solemne definición pontificia» o declaración ex cathedra. Como toda verdad de fe, ninguna discusión se permite dentro de la Iglesia católica y debe ser acatada y obedecida incondicionalmente.
Cuando se hace referencia a la infalibilidad del Papa, en la actualidad el argentino Jorge Mario Bergoglio, hablamos de cuando el Papa habla como “Pastor y Maestro Supremo” de todos los fieles, o sea, que se dirige a los católicos y habla en nombre de la Iglesia Universal, y no por cuenta propia expresando su opinión personal. Por lo tanto no se le debe considerar infalible si habla de ciencia, política, economía, deportes, o de cualquier cosa que quien lee estas líneas se le pueda ocurrir.
El Papa Francisco (conocido en su casa como Jorge Mario Bergoglio) responsabilizó en uno de los sermones que realizó durante la Semana Santa a los fabricantes y traficantes de armas de estar detrás de los atentados yihadistas que ocurrieron en Bruselas el día 22 de marzo (que costaron la vida a treinta y tantas personas y causaron más de 300 heridos), de los que dijo que “que quieren sangre, no la paz, que quieren la guerra y no la fraternidad”.
En fechas también recientes, el Papa Francisco ha hablado entre otras cosas de que el Islam es una “religión de paz”, en la misma línea del ingenioso invento de la “Alianza de Civilizaciones” que, promovieron José Luis Rodríguez Zapatero y el primer ministro turco Erdogan, y de quienes consideran que “también hay musulmanes moderados”…
Esto último (pues luego tendremos oportunidad de volver a lo de los fabricantes y traficantes de armas) nos obliga a hacernos una pregunta:
¿Hay una relación de causa y efecto entre religión y el uso de la fuerza?
Algunos pensamos que sí la hay.
Pero… ¿hay diferencia significativa entre el Cristianismo y el Islam? Sí, pero esa diferencia no tiene que ver demasiado con las diferencias –notables- entre la Biblia y el Corán, la cuestión fundamental es la diferencia –enorme diferencia- existente entre los cristianos y los musulmanes actuales, entre los musulmanes y cristianos del siglo XXI.
En general (salvo algunos musulmanes que están un tanto europeizados, por llamarlo de algún modo) el Islam actual es bastante similar al Cristianismo de la llamada Edad Media Europea:
En la Europa medieval, cuando la autoridad de la Iglesia era absolutamente incuestionable, quienes tenían la osadía de cuestionarla corrían el riesgo de ser condenados a muerte. La Iglesia no permitía nada parecido a la libertad de pensamiento; tampoco reconocía la libertad tal cual hoy se entiende en los países avanzados. La libertad es un estado de autonomía personal, en el cual las decisiones sobre qué ideas aceptar y qué acciones tomar son tomadas por cada individuo, sin coacción externa. El punto del que hay que partir es que cada persona tiene derecho a su propia vida y a buscar su propia felicidad. Esto, sin embargo, era anatema para la Iglesia medieval, que afirmaba que nadie posee autonomía: que ninguna persona tiene derecho a otorgarse a sí mismo la potestad de decidir cómo vivir su vida, y que los humanos solo existen para servir a Dios, que es quien tiene pleno dominio sobre sus vidas.
Al entender de la jerarquía eclesiástica de entonces, la Biblia exige que los blasfemos sean eliminados, y la Iglesia estaba encantada de llevar a cabo ese mandato, usando herramientas como las Cruzadas y el Santo Oficio de la Inquisición para librar una “guerra santa” cristiana contra los infieles.
Debido a que libertad esencialmente significa libertad de pensamiento, la gente pierde su libertad siempre que la religión adquiere poder político. La religión exige la rendición del intelecto. Ordena a los creyentes que subordinen la razón a la fe, y que se sometan a una autoridad que está por encima de tu mente independiente. La religión exige a sus seguidores que actúen, no basado en lo que comprenden, sino en lo que otros les dicen que deben creer. En vez de libertad de pensamiento, sólo existe el deber de hacer la voluntad de Dios, de obedecer y servir a Dios. Y un siervo que desafía las órdenes de su amo debe ser obligado a someterse. Así es como los discrepantes, los herejes medievales fueron quemados en la hoguera por la gloria de Dios, un acto equivalente al ametrallamiento actual de infieles al grito de “Allahu akbar”.
Avanzado el tiempo, cuando tuvieron lugar el Renacimiento y la Ilustración fue cuando decreció la autoridad de la Iglesia. La razón consiguió mitigar las peores irracionalidades de la fe, y la disidencia religiosa empezó a ser consentida. El mandamiento bíblico de matar a los blasfemos – y a las brujas, a los homosexuales y demás heterodoxos – dejó de ser tomado en serio. Con el tiempo, la libertad política se fue arraigando. Y en las naciones más avanzadas se fue implantando la separación de la Iglesia y el estado.
Mientras todo ello sucedía en el occidente cristiano el mundo islámico no pasaba por ninguna clase de Ilustración. Es por ello que el actual Islam sigue aferrándose a sus dogmas de la misma manera que lo hacía siglos atrás. Ésta es la característica fundamental que diferencia a los musulmanes actuales de los cristianos contemporáneos. El Corán es tomado más en serio y más literalmente por sus seguidores, que la Biblia por los cristianos. En Occidente, hasta la jerarquía mantiene bastante respeto por la razón; y en general, entiende que la religión debe ser un asunto privado, no político (aunque esa forma de ver las cosas por desgracia no sea igual en todo el mundo occidental). En ningún país del mundo occidental, judeocristiano, se da el caso de que haya un grupo numeroso de personas que pretendan que la Biblia se convierta en la Constitución oficial del país, como hoy lo es el Corán oficialmente de la Arabia Saudita y otras naciones musulmanas.
¿Se puede hablar, entonces, de musulmanes moderados? Sin duda, pero no podemos denominar de ese modo exclusivamente a quienes se abstienen de decapitar a infieles. Solo podemos hablar de que un musulmán es “moderado” si éste reconoce el derecho categórico a repudiar el Islam. Y como resultado lógico si también considera a Osama bin Laden y a sus secuaces monstruos que merecen ser ejecutados. En resumen: un “musulmán moderado” sería aquel que rechaza la esencia del yihadismo: la idea de que el Islam debe ser impuesto por la fuerza.
Pero en el mundo musulmán gente así son la excepción. En Egipto, Kuwait, Pakistán, Argelia, Afganistán, Arabia Saudita e Irán, los blasfemos son ejecutados. Otros países musulmanes imponen penas de prisión. En Arabia Saudita, la ley define como terroristas a todos los ateos, y a cualquier persona que ose cuestionar los fundamentos de la religión islámica en la que se basa el país. ¿Cómo podemos llamar a esas políticas, sino “yihadismo legalizado”, puesto que imponen el Islam por la fuerza a víctimas indefensas, simplemente amparándose en la ley?
Tampoco olvidemos que estas políticas tienen un fuerte apoyo popular. En la encuesta realizada por el prestigioso Pew Research Center en el 2013, que preguntaba a los musulmanes si los apóstatas merecían la pena capital, la mayoría de los encuestados en Egipto, Jordania, Afganistán, Pakistán y los territorios palestinos, dijeron que sí.
Es frecuente en los tiempos que corren que los medios de información nos hablen de protestas en nombre del Islam, contra los críticos del Islam, “islamofobos” los llaman. ¿Dónde están las protestas en nombre del Islam, contra los asesinos salvajes de quienes critican al Islam, de los cristianos, o de quienes osan apostatar del Islam?
Los líderes religiosos del Islam alegremente lanzan fatwas contra los que se burlan de Mahoma. ¿Dónde están las fatwas contra las personas que secuestran a niños en edad escolar, bombardean sinagogas, esclavizan sexualmente a niñas, decapitan a periodistas, ponen bombas en estaciones de trenes, aeropuertos, lugares de ocio… y tirotean a quienes no practican su “religión de paz”?
Los enemigos de Europa son aquellos que tratan de instaurar el totalitarismo islámico, y también lo son quienes los apoyan. La gente debe tener la libertad de rezarle a Alá y de alabar el Corán. Pero si de alguna forma actúan en apoyo de quienes usan la fuerza, entonces automáticamente se convierten en musulmanes “no-moderados”. El que millones de musulmanes acepten la ideología del totalitarismo islámico es realmente una amenaza objetiva para todos los que vivimos en el mundo occidental, es algo de lo que no podemos olvidarnos, hablamos de gente que tiene nada más y nada menos que el convencimiento de que es legítimo imponer su religión por la fuerza…
Y llegados a este punto, vuelvo inevitablemente al principio de mi artículo:
La Historia nos demuestra que posiblemente no haya fenómeno más “humano” que la guerra; los humanos siempre han recurrido a la violencia para dirimir, “solucionar” sus diferencias con los demás, SIEMPRE… Raras han sido las generaciones de humanos que no han conocido alguna clase de guerra… Las guerras las promueven los humanos, incitados generalmente por quienes les inculcan odio a los “otros”, a los que “no son de los nuestros”, a los que “no son de nuestra religión”, a los que “no son de nuestra clase social”, a los que “no son de nuestra lengua”… etc.
En una sociedad civilizada, la fuerza debe ser utilizada sólo en represalia y sólo contra aquellos que inician su uso. Todas las razones que hacen que el inicio de la fuerza física sea una maldad, hacen que el uso de la fuerza física como represalia en defensa propia sea un imperativo moral. Estamos hablando del derecho de todas las personas a la vida, derecho del cual deriva su derecho a defenderse.
Si una sociedad “pacifista” renuncia al uso de la fuerza como represalia, quedará a merced del primer delincuente que decida comportarse de forma inmoral, y de ese modo lograría lo contrario a lo que supuestamente pretende: en vez de erradicar el mal, lo fomentaría y lo recompensaría.
En una sociedad libre, abierta, ningún individuo ni ningún grupo deben iniciar el uso de la fuerza física contra otros. En una sociedad libre los ciudadanos delegan en el gobierno el poder de usar la fuerza como represalia, y solamente como defensa. La única función del gobierno, en esa sociedad, es la tarea de proteger los derechos de los ciudadanos, es decir, la tarea de protegerlos de la fuerza física. Las fuerzas armadas de una nación libre poseen una gran responsabilidad: el derecho a usar la fuerza, pero no como instrumento de coacción y de conquista bruta – como han hecho los ejércitos de algunos países a lo largo de la historia – sino exclusivamente como instrumento para la defensa propia de una nación libre, lo que significa: la defensa de los derechos individuales de los ciudadanos.
No estoy de acuerdo en absoluto con el artículo. Es falso y una barbaridad decir que la Ilustración nos haya aportado lo que nos diferencia de los musulmanes. La diferencia entre las dos religiones radica ante todo en sus creadores y sus respectivos mensajes. Cristo se entregó por amor y resucitó. Mahoma luchó y mató desde el principio de su predicación. La Ilustración fue tan razonable que promovió la guillotina.
La religión y la razón son perfectamente compatibles. Hay una larga lista de científicos creyentes. Este es un debate muy sobado.
No hay islam moderado como no hay cristianismo sin cruz. Son dos civilizaciones que están a punto de destriparse la una a la otra. Yo disiento. La iglesia siempre creedme va por detrás. La iglesia salvo a España de los sarracenos. La iglesia es el oro más grande de España. Igual que Roma nos salvó de adorar al Baaal africano. El renacimiento solo supuso un reencuentro con algo que nos robaron atrozmente los sarracenos. La Inquisición era la mayor inteligencia estatal del mundo. Cuidaba de lo más sagrado; la evolución del dogma y la fe. Sus herramientas no eran exclusivas.… Leer más »