El Madrid conquista el Nou Camp (1-2)
El conmovedor tributo al recordado Johan Cruyff dio paso a uno de los clásicos más plomizo y extraño que se recuerda. Se impuso al final con justicia el Real Madrid, que mostró una imagen horrible, demasiado conformista, hasta que lo vio perdido. Pero cuando marcó Piqué, a la salida de un córner, el equipo de Zidane tocó a rebato, decidió atacar y se merendó a un Barça vulnerable atrás, físicamente endeble y partido en dos. Fue clave que empatase pronto Benzema, cuya media chilena dio paso a media hora de absoluto control merengue. Le anularon un gol a Gareth Bale por apoyarse ligeramente en Jordi Alba en su remate y ganó incluso en inferioridad, ya que Cristiano exhibió sus credenciales dos minutos después de que Sergio Ramos fuese expulsado.
Cayeron los culés después de 39 partidos y, lo que es más grave para ellos, perdieron crédito de cara a la Champions. Fracasaron sus estrellas y el sistema de juego diseñado por Luis Enrique. Jugaron con el freno de mano echado y aún así acabaron extenuados. Síntomas preocupantes pensando en el duelo continental que se avecina ante el Atlético. Y el Real Madrid, de menos a más, salió fortalecido y con la convicción de que el sueño de la undécima no es una utopía.
El Barcelona disfrutó del dominio del juego y del balón, pero jugó a un ritmo desesperadamente lento. Como si los Messi, Suárez y Neymar, sobre todo el argentino, acusaran las consecuencias del ‘virus FIFA’ y se reservasen pensando en ese Atlético que les visita el martes pletórico en lo mental. Y como si en el Real Madrid, ya con la Liga perdida, la primera premisa fuera que no le pintara la cara su archirrival y que la visita al Camp Nou pudiera acarrerar consecuencias devastadoras para la Champions.
Entre que los culés tocaban sin la más mínima oposición, pero no profundizaban porque andaban más que corrían, y los madrileños perdían la entidad de un grande y se empleaban con la actitud de un humilde asustadizo que visita un feudo imponente, apenas ocurrían acciones vistosas. Más faltas y protestas que juego. Los campeones atacaban por inercia y los merengues se defendían más por acumulación de hombres y cierre de espacios que por presión firme y decidida.
El Barça llegaba más a las proximidades del área, pero sólo dispuso de una ocasión clarísima en el anodino primer acto, además de una volea de Rakitic que desvió Keylor, rápido de reflejos. Y esa oportunidad llegó tras un saque de puerta en largo de Claudio Bravo y un doble error de Sergio Ramos, que perdió de vista a Luis Suárez antes de que el uruguayo fallase a portería vacía. Se la puso Neymar, pero el charrúa se enredó en el peor momento. El sevillano, además, se ganó una amarilla por protestar que le condicionó todo el partido.
Los andares de Messi
No es nuevo pero llamaban la atención los andares de Messi, muy centrado y alejado del área. Suele actuar así el argentino en citas de poca monta, que luego resuelve con un par de genialidades, pero ante el eterno rival lo normal es estar más activo. Reclamó un penalti y segunda amarilla para Ramos mucho antes, pero la repetición de la acción le dejó en evidencia porque el central tocó antes el balón y la jugada se produjo fuera del área.
El Real Madrid sufría entonces varios problemas graves. Uno de falta personalidad, otro relacionado con el miedo y un tercero con el balón. Juntaba bien las líneas, aunque ni por asomo ejercía una presión alta, pero era incapaz de mantener su tesoro cuando lo recuperaba. En un par de pases, lo regalaba. Lo mejor, las galopadas aisladas de Bale. Y lo más aplaudido por el grupo, una cobertura de Cristiano, capaz de tapar a Jordi Alba hasta la línea de fondo.
Aceleró ligeramente el Barça tras la reanudación. Messi, el astro que ilumina su juego y marca el ritmo del grupo, se dejó ver al menos durante cinco minutillos. Firmó en ese lapso un gran disparo al que respondió Keylor con una mano soberbia. Se debió quedar ya el Madrid en inferioridad, por una falta de Ramos a Suárez y, sobre todo, por un brazo que el camero le soltó a Dani Alves sin balón. El canario Hernández Hernández, empero, evidenció que no quería líos en su primer acto y miró hacia otro lado. El árbitro estaba a la altura del partido.
Piqué no pudo dibujar la manita en el Santiago Bernabéu, pero si acertó ante su gente. Pepe le perdió de vista en una acción de estrategia y su cabezazo picado fue espléndido. Era el momento de ver si Zidane previó un plan B. Ciertamente, su equipo se desperezó, igualó muy pronto y creció hasta hacerse acreedor a una victoria de gran valor psicológico. La Liga está casi finiquitada, ya que los catalanes aventajan en seis puntos al Atlético y en siete al Real a falta de siete jornadas, pero la Champions adquiere otro perfil.
Bravo Real Madrid, ala Madrid.
Por fín lo han logrado.
Ha costado $$$ pero lo han logrado.
Ala, Ala, Ala…. Ala morería con Ala.
Es Camp Nou no Nou Camp
..¿ACASO NO SIGNIFICA LO MISMO…..campo nuevo .. que …nuevo campo..?
Es lo mismo grann dictador que dictador gran. El órden de los sumandos no altera el resultado pero como esto no son sumas, entonces es lo msimo “argentino” que “ignorante”. Da igual todo y arriba españa!
Póngame un vaso de tinto vino, que vino el tonto, y una ración de jamón negra pata,
Es que el catalán es un idioma extranjero entonces los adjetivos van antes como en inglés.
Pesimo analisis, pero bueno, debieron expulsar a Suarez, alguna amarilla a Messi, gol legal mal anulado (desde cuando un tio de 1,90cm como Bale en un cabezazo no se apoya en uno de 1,60cm como Jordi Alba, seria anormal), en fin muy mal articulo, pesimo.