Construcciones antisísmicas
Ante el terrible terremoto que ha asolado Ecuador, y que ha causado 350 muertos y miles de heridos, hasta el momento en el que escribo este artículo, España y otros países están ofreciendo ayuda y asistencia para localizar a las personas enterradas bajo los escombros y auxiliar a los heridos. La cifra de fallecidos, desgraciadamente, puede aumentar, ya que la búsqueda de supervivientes y de atrapados no ha finalizado. El apoyo y la solidaridad ya la están comenzando a recibir los ecuatorianos afectados por el seísmo.
Ciertamente, los movimientos de la tierra son algo que conocen más unos países que otros. Estados como Chile o Japón, por ejemplo, han adoptado más y mejores normas antisísmicas, para evitar que los edificios colapsen o se vengan abajo completamente. Ya que, si un edificio cae se pueden producir muertes, en cambio, si recibe daños por causa de un terremoto, pero resiste, las consecuencias negativas son mucho menores.
En Italia, un país con bastantes temblores de tierra, han diseñado un sistema de bloques aislantes en los cimientos. De este modo, el suelo se mueve, pero el edificio no, o, al menos, se reduce, considerablemente, su movimiento por un seísmo. Además, la base de un edificio contribuye, si es mayor, a proporcionarle más resistencia y seguridad. Los refuerzos antisísmicos, si son utilizados, sirven para dar a las edificaciones mayor resistencia frente a las embestidas de los terremotos.
Nos podemos preguntar, si Ecuador está preparado para afrontar temblores de esta magnitud de 7,8 en la escala de Richter, y la respuesta es que no. Aunque no se pueden evitar daños en macroseísmos, como el que ha sufrido Ecuador, si se pueden reducir la destrucción y las tragedias vinculadas a la devastación producida.
Un puente en Guayaquil colapsó o se derrumbó, aunque recibió las ondas del terremoto ya atenuadas. Como dice el ingeniero experto en sismología Enrique García: «Uno de los problemas que enfrenta el Ecuador es la falta de construcciones que cumplan con las normas indicadas para enfrentar este tipo de situaciones». En efecto, por lo que se sabe, es frecuente que los municipios ecuatorianos no hagan respetar que las construcciones estén realizadas con los materiales adecuados, y tampoco existe control, en muchos casos, durante el proceso constructivo.
Y aunque en Quito es cierto que existen entidades que supervisan los planos y proyectos de construcción, eso no garantiza, en absoluto, que se cumpla con lo que está diseñado y calculado en los planos. Y en el resto de las ciudades de Ecuador, parece ser, que no existe ese control de los planos.
Evidentemente, tampoco se puede pretender que se construyan, de modo generalizado, edificios que resistan el paso de los siglos, como es el caso, por ejemplo, del Coliseo en Roma, que sigue admirando a los que lo contemplan y lo visitan, con más de 1900 años.
Sobre el proceso de construcción de este extraordinario, magnífico e impresionante anfiteatro se puede leer una novela que ha sido publicada este mismo mes de abril de 2016, y que se titula Colosseum escrita por Jordi Nogués. Es una recreación basada en una documentación e investigación minuciosa, aunque sea una novela histórica. La calidad de los materiales es la clave, junto con otras técnicas constructivas, para dar mayor solidez a las construcciones.