El homosexualismo político y la perspectiva de género
Hace unos días el Cardenal, Arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares ha manifestado su enorme preocupación por el acoso y derribo que sufre la institución familiar y el terrible peligro que corre la familia de ser destruida, debido al tremendo auge del homosexualismo político, al que ha llamado “imperio gay”.
Tal como era de esperar se ha producido un linchamiento generalizado por parte de los medios de información en general –salvo excepciones- le ha llovido un diluvio de insultos, e incluso algunas asociaciones de homosexuales, lesbianas, etc. hablan de denunciarlo ante los tribunales.
Para ser más exactos: El cardenal Cañizares, en una misa celebrada en el Pontificio Instituto Juan Pablo II de Valencia, ha recordado a Benedicto XVI cuando, antes de su llegada a Valencia en 2006 para el quinto Encuentro Mundial de las Familias, animó a todos los pueblos a “no ignorar el bien precioso de la familia” fundada sobre el matrimonio. Según el cardenal, ese llamamiento papal sigue siendo especialmente necesario en España, que en los últimos años “ha asistido a una importante escalada contra la familia por parte de dirigentes políticos, ayudados por otros poderes como el ‘imperio gay’ y ciertas ideologías feministas”.
Recuerdo que cuando a finales de 2003 la Conferencia Episcopal Española editó “El Directorio de la Pastoral Familiar de la Iglesia de España” hubo un considerable revuelo que acabó convirtiéndose en una agresiva campaña de descalificaciones, insultos,… por parte (¡Qué casualidad!) de los mismos que en esta ocasión están descalificando y denigrando al Cardenal, Arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares por haber tenido la ¿osadía? de hablar de la doctrina de la Iglesia sobre cuestiones tales como la familia, la paternidad, la maternidad, el aborto, la promiscuidad, la homosexualidad, y algunas cosas de las que al entender de los “nuevos gestores de la moral colectiva”, está prohibido hablar; a riesgo de ser tildado de “facha”, retrógrado, y cosas por el estilo (Juan Carlos Monedero, ideólogo del partido comunista reconstituido, “podemos”, ha llegado a calificar al Cardenal Cañizares de “homosexual reprimido”); o serle colgada algún tipo de “fobia”. En ocasiones como ésta me es difícil no traer a mi memoria que hace no muchos años una dirigente del PSOE de Galicia dijo aquello de que promover la maternidad y que la gente traiga hijos al mundo es propio de “gente de derechas”.
Cuando la Conferencia Episcopal Española editó el Directorio de la Pastoral Familiar –en el año 2003, en la última legislatura del Gobierno de José María Aznar- como lamentablemente está sucediendo estos días, la Iglesia Española en general, los católicos y quienes se proclaman liberales y conservadores apenas se han atrevido a abrir la boca, pues según parece hay que ser más “progres” que la izquierda en asuntos de moral, “buenas costumbres” y cuestiones cívicas en general.
Retomemos el Directorio de la Pastoral Familiar de la Iglesia de España, de 2003: en el mismo se hace un acertado, preciso, minucioso diagnóstico de la sociedad española del momento, y que aún sigue de plena actualidad (claro que los males de entonces y las causas de tales males, por desgracia se han agravado) Principalmente se hablaba en el texto de la perversa y totalitaria ideología o “perspectiva de género”, de sus consecuencias, de sus objetivos, de sus posibles alcances… El Directorio de la Pastoral Familiar de la Iglesia Española daba la voz de alarma, alertaba del proyecto de “reingeniería social” emprendido en España, introducido y promovido por el amigo menos torpe de Alfonso Guerra, proyecto que José María Aznar no se atrevió a cuestionar (para evitar que se le colgara el sambenito de facha y lindezas por el estilo) y que para más INRI, apoyó de manera entusiasta.
El lobby gay y las asociaciones feministas más extremistas, denominadas comúnmente “feminazis”, cargaron entonces contra el Directorio de la Pastoral Familiar de la Iglesia Española, acusando al Episcopado de cosas tales como alentar el odio contra los homosexuales y disculpar los malos tratos de los que son víctimas las mujeres, e incluso de ser cómplices de los maltratadores… Al coro de denigradores se sumaron con enorme alegría el PSOE, IU, los denominados “sindicatos de clase” y todas las “ongs” del espectro “alternativo” y antisistema; hasta incluso “cristianos y cristianas de base”, como era de esperar.
La jerarquía de la Iglesia Católica de España, asombrosamente, estuvo a un paso de retractarse, acabó guardando el texto en el baúl de los recuerdos; e incluso pasó a dar cobijo a gente afín a la “perspectiva de género” en las parroquias y a hacer apología de tan perversa doctrina antifamiliar, que pretende un sistema totalitario de apartheid por razón de sexo, una “homo dictadura”, en suma: acabar con la civilización judeocristiana…
Se ha llegado a tal extremo que, incluso hay “teólogos y teólogas de género” que proclaman que los evangelios son compatibles con totalitaria ideología de la que vengo hablando (igual que cuando tras el Vaticano II hubo quienes trataron de casar los evangelios con el marxismo, naciendo de ello extraños híbridos que han llegado a nuestros días)
Sorprendentemente, y ¿casualmente?, en las regiones gobernadas por el PP se ha pretendido adelantar al PSOE por la izquierda, llegando algunos de sus gobernantes a convertirse en “la vanguardia del feminismo de género, y génera”, o casi.
Hemos llegado a tal extremo que son generalmente hombres, varones –supuestamente educados- quienes divulgan, hacen de trovadores de barbaridades a cual más increíble, como si de una competición se tratará, para conseguir el diploma de “feminista mayor del reino”… y por supuesto, aparte de decir lindezas tales como que han acabado encontrando “su lado femenino”, rara es la ocasión que al abrir la boca no empiezan por pedir perdón por haber nacido con pene.
Es posible que haya quienes les parezca un exageración hablar de que estamos ante un plan premeditado, una estrategia calculada, de acoso y derribo de la “cultura heterosexual”, encaminado a la destrucción de la institución familiar y a desestabilizar la Sociedad. ¿Les parece excesivo, e incluso ridículo?
Pues veamos algunos datos:
Aunque escasamente el 3% (¡Tres por ciento!) de la población es gay, y más del 97% heterosexual, el apoyo institucional a cuestiones tales como la familia, la paternidad, la maternidad, la masculinidad, la feminidad, el noviazgo, el matrimonio, el nacimiento, la crianza; es exiguo, e incluso habría que decir “mezquino”. Tales asuntos no reciben apenas atención, por el mero hecho de concernir a gente heterosexual.
Hemos llegado a tal situación que si una mujer decide dedicar su vida a la familia, a la maternidad, a ser “ama de casa” es criticada de forma cruel… No se utiliza dinero público para ayudar a las mujeres a ser madres, pese a que la mayoría de las personas sigan considerando que uno de los principales objetivos en sus vidas es ser madres y padres. Sin embargo la Administración del Estado dedica ingentes cantidades de los presupuestos a ayudar a las mujeres a que se incorporen a lugares en donde por tradición, e incluso por tendencia natural, han estado ausentes…
Si uno busca la palabra “heterosexual” en Google, encontrará que no hay más de 20.000.000 de entradas. Si por el contrario, buscamos “homosexual” nos llevaremos la enorme sorpresa de que hay más de 50.000.000 de entradas (casi 10.000.000 la palabra “lesbiana”) impresiona sobremanera que una cuestión que afecta a cerca de 210 millones de personas, respecto de más de 7.000 millones que pueblan el planeta Tierra, reciba tantísima atención.
No es desmesurado afirmar que a todo lo concerniente a la heterosexualidad se le ha acabado haciendo el vacío cultural, al dar trato preferente a la homosexualidad, o mejor dicho al “homosexualismo”. Se está produciendo desde hace ya mucho tiempo una campaña de lavado de cerebro, de manipulación de tal calibre que, los heterosexuales han llegado a considerar que lo mejor, lo políticamente y socialmente correcto es funcionar de manera invisible, no haciéndose notar, para “no ofender” a los gays.
Basta echarle un vistazo a cualquier televisión para darse cuenta de que en general, la heterosexualidad se muestra como algo a evitar, como si fuera algo perverso, vicioso, degenerado, anacrónico… y que no es recomendable. Por el contrario, la televisión (y el resto de los medios de información) nos muestran el homosexualismo como lo más “más”, como lo moderno, lo “progresista”.
Generalmente la monogamia, la heterosexualidad como tendencia más o menos natural (enfocada en última instancia a la procreación y a la supervivencia de la especie) es ridiculizada; las relaciones estables, duraderas se presentan como algo anómalo, poco corriente. En las películas se hace apología de las familias monoparentales, en las que casi siempre el padre-varón está ausente, o se le presenta como alguien prescindible… Esa es “otra”: el linchamiento de todo lo que huela a masculino.
Buena prueba de todo lo que vengo mencionando es el enorme revuelo que se ha producido esta semana, debido a la ocurrencia del Cardenal Antonio Cañizares de recordar la Doctrina de la Iglesia Católica acerca de la familia, del amor, del matrimonio y de las terribles consecuencias que acarrea el auge del feminismo de “género” y del homosexualismo político; tal cual menciono al principio de mi artículo.
Reconforta de todas maneras saber, y recordar que no todos los homosexuales, hombres y mujeres, participan de las tesis ni de los objetivos, ni de la forma de vida del “lobby gay”, ni de la denominada “perspectiva de género”, pero, no obstante es imprescindible (y más en estos momentos en los que en España se habla insistentemente de regeneración) mirar con lupa las consecuencias de la progresiva implantación de las políticas “de género”. Es imprescindible denunciar la política de apartheid por razón de sexo, los intentos megalómanos de imponer y crear “el hombre (mujer) nuevo”,… teorías de semejante calibre siempre han producido enormes desastres.
Claro que… aún podemos resistirnos reafirmándonos en la familia tradicional y los elementos necesarios para fortalecerla.
¡Ahora los que deben “salir del armario” son los heterosexuales!
Los homosexualistas siempre acusan de homosexual al que critica al homosexualismo.¿Acaso quien critica el robo o la corrupción es porque es un ladrón? Argumento estúpido el de estos homosexualistas del orto.
Si no fuéramos atacados, probados, puestos en dificultades… ¿Cómo podríamos conocer la magnitud de nuestra valía? Es gracias a nuestros contrarios que tendremos ocasión de demostrarnos objetivamente cuánto valemos.