Inseguridad en los vuelos
El avión de la compañía EgyptAir que se ha estrellado en el Mediterráneo, y que ha causado la muerte de 66 personas es una tragedia que, probablemente, ha sido causada por la explosión de una bomba en la aeronave. Lo que pone de manifiesto que las medidas de seguridad en los aeropuertos, y en los propios aviones son insuficientes. Antes de este vuelo París-El Cairo el Airbus siniestrado había realizado rutas a través de Egipto, y de otras zonas de África. Si el explosivo fue colocado en territorio africano es una simple hipótesis de trabajo, o, si se quiere, una mera especulación. Pero es algo que también puede ser investigado por las autoridades, y los organismos encargados de la seguridad aeronáutica.
Y, si en el proceso de investigación se descubre que el material explosivo fue colocado en el avión, en el aeropuerto parisino Charles de Gaulle, sería una prueba de que se tienen que aumentar, muy considerablemente, los controles de las bodegas de los aviones, de los pasajeros y de los equipajes de mano, maletas y carga.
Actualmente, un terrorista yihadista puede intentar volar con explosivo plástico de alta potencia explosiva en las suelas de sus zapatos, por ejemplo, para causar un atentado. Y seguro que puede haber otras formas de intentar derribar un avión de pasajeros.
Los miles, decenas o centenares de miles de vuelos diarios comerciales en Europa exigen medidas de seguridad, extraordinariamente minuciosas, algo que también tiene que suceder con el resto de vuelos en todo el mundo. Aunque, parece que había agentes de seguridad en el vuelo del Airbus, no fue suficiente para impedir la explosión del artefacto explosivo en el aparato.
Ciertamente, la probabilidad de morir en un vuelo es remota, y la aviación es el medio de transporte más seguro, si se compara con otros medios, pero esto no sirve de consuelo para los familiares y amigos de las 66 víctimas mortales de este vuelo que iba a aterrizar en El Cairo, y para los propios pasajeros fallecidos que vivirían la terrible angustia, y el horror y la impotencia de saber que iban a morir, sin salvación posible, como consecuencia del atentado terrorista sufrido.
Sería el segundo atentado aéreo en siete meses. No cabe duda de que los atentados yihadistas han causado un terrible daño económico a la industria del turismo egipcio.Ya que, como es lógico, la gente no quiere arriesgar sus vidas por visitar Egipto, aunque sea un país magnífico, bello y acogedor.
No me extraña que Francia haya prolongado dos meses más el estado de emergencia. Lo que cabe esperar es que en los próximos días se encuentren las cajas negras del avión, y se pueda conocer como sucedió todo. El apoyo psicológico a los familiares de las victimas ya se está realizando.
La cuestión de la inseguridad en los vuelos no puede ser obviada. Porque, lo que es ilógico e irracional es que cuando un pasajero sube a un avión comercial esté a expensas del azar y de la casualidad. O de la mala suerte. Que todo dependa de, si la compañía es más o menos estricta con las medidas de seguridad para evitar atentados con explosivos. O del tipo de aeropuerto. Porque con los fallos técnicos, en general, existe más margen de maniobra para evitar que el avión se estrelle. Habrá que ponerse a rezar cada vez que se coge un vuelo, y lo digo, con el máximo respeto, por la religión cristiana.
¿ explosión ? Hay mucho tráfico marítimo en la zona del jónico, casualmente en la fosa del matapan, nadie confirma ese dato de la explosión, tiene pinta de otra cosa.
Desde el momento que por los aeropuertos pasan toneladas de cocaína y otras drogas y son transportadas por estos aviones que nos llevan a todos nosotros, podemos esperar cualquier cosa. No se puede extremar la seguridad antiterrorista sin afectar el narcotráfico. Y en este hay muchos intereses.