El cambio climático
Pelayo del Riego.- 1– REFLEXIONES: Desde los años sesenta del pasado siglo XX, los científicos vienen advirtiendo a los políticos, de que el crecimiento exponencial, y superexponencial, de la población, junto a los consiguientes crecimientos desaforados, de la explotación de recursos naturales, de todo tipo -para satisfacer el modelo de vida imperante-, tienen unas consecuencias implacables, y en su mayor parte, incuestionables. Si sumamos esa superpoblación, que se produce marcadamente en los países de menos recursos, a la sobreexplotación de caladeros de pesca, a la de los bosques, pastos, tierras de labor y minerales, al creciente y voraz consumo de energía generada, a partir de combustibles fósiles, etc., es evidente que tienen que producirse consecuencias.
Una de esas consecuencias, es el comprobado calentamiento global acelerado, de nuestro planeta, que se viene observando desde las últimas décadas del siglo XX, y del que ya hablaba el premio Nobel Svante Arrhenius, a principios del mismo, vinculándolo a los combustibles fósiles. Este calentamiento, se produce sobre una media de 15ºC en su superficie, durante miles de años, en cantidades que si en un principio eran meramente indiciarias, han comenzado a progresar. ¿Cuales son o pueden ser sus consecuencias? El sistema clima de la Tierra, es enormemente complejo, y sus variaciones muy imprevisibles. Hay factores que desde el principio de los tiempos, han influido, influyen, y seguirán influyendo, en los cambios climáticos: las glaciaciones –estamos en un periodo interglaciar que comenzó hace 12.000 años dando lugar a la era Antropozóica u Holoceno, y se supone una próxima glaciación en 50.000 años- la actividad de los volcanes –se habla de más de quinientos volcanes activos en el planeta que equivale a uno por cada millón de km2, de la superficie total del planeta- con sus temibles, e impresionantes, nubes piroclásticas, eyecciones a la atmósfera de toneladas de piedras, cenizas, y gases tóxicos, y ríos de lava, las manchas solares, el alejamiento de la luna, cifrado en cinco centímetros anuales, la retrogradación, o precesión, de los equinoccios, cada 25.800 años -a causa de la rotación del eje de la Tierra- que tiene un movimiento lento, alrededor de la eclíptica, y da lugar al llamado Año Grande, o Platónico, del que acabamos de salir -del mes, o era Piscis- comenzado cien años antes de Cristo, y en el que ahora estamos al principio del mes o era de Acuario, la rotación de la línea de los ápsides, cada 108.000 años, la propia evolución de tantos agentes, y factores naturales… Hay razones suficientes, para sospechar que la actividad humana, cuando llega a unos volúmenes, y disponiendo de ciertas tecnologías -como ha sido el caso de la segunda mitad del siglo XX- contribuye a superar capacidades de carga, en el sistema, y puede alterarlo, de forma significativa. Al menos, admitamos que, como lo hace la gota, que rebasa el vaso.
Que el problema más inmediato, y preocupante, que nos acucia, sea la pobreza, la pérdida de biodiversidad, el agotamiento de minerales, maderas o pescado, o el cambio climático, no es lo importante, lo importante es tomar conciencia de que existe esta problemática, que es compleja, que está interrelacionada, que es grave, y que hay que actuar sensatamente, en todos los frentes, como corresponde a seres inteligentes.
2- HUELLA ECOLÓGICA
En definitiva, las consecuencias que contemplamos, y el impacto que se produce, son pues efectos lógicos, y comprensibles para todos, cuando las causas persisten, de forma masiva, continuada, y creciente, sobre un planeta finito, limitado, y contingente. Mejor dicho, cuando se producen sobre la biosfera, que es mucho más limitada, y frágil. Aparece entonces la llamada huella ecológica, como consecuencia de estas conductas. La huella ecológica (Mathis Wackernagel y cols.) no es otra cosa, que la cuantificación del impacto, producido por la actividad humana, en relación con la capacidad de carga, y recuperación, del planeta. Pues bien, esta huella ecológica, este impacto, excede actualmente en un 20% esa capacidad. Esta es la media planetaria, resultado de una injusta contribución, pues hay países, como Japón, que la exceden en un 600%, y otros no llegan ni a cifras significativas. España, la excede en un 338%. Precisaríamos tres Españas, para que la cosa fuese impune. Está claro, que hemos vencido globalmente, la capacidad recuperatoria del planeta, y estamos consumiendo el capital natural. Nos haría falta, un planeta un 20% mayor, para que fuese inocua esta situación. Esto es muy grave, y aquí no caben especulaciones, incredulidades, ni frivolidades.
3- UN CAMBIO NECESARIO DE CONDUCTA
Esta problemática, es fácil percibirla, pues, como compleja, acuciante y difícil de resolver. Se trata de pararse, pensar, debatir sobre el futuro, y cambiar. Actualmente somos 7.300.000.000 de habitantes en el planeta, y es previsible que lleguemos a los 9.000.000.000, en menos de treinta años. Esto no es tanto el problema -pues hay recursos para todos- como la pobreza extrema, fruto de la injusticia, y la iniquidad, la contaminación de todo tipo, la violencia, y los agotamientos de recursos.
En el año 1972, en el primer informe al Club de Roma, titulado Los Límites del Crecimiento, el equipo científico de los Meadows, abordó cuestiones como estas: ¿Conducen las políticas actuales, a un futuro sostenible, o al colapso? ¿Qué podemos hacer para crear una economía humana, que aporte lo suficiente para todos? Las conclusiones, eran las que cabía esperar. Existe un serio y comprobable riesgo, de alcanzar un colapso del sistema, en el siglo XXI. La Humanidad, se encuentra ante una problemática compleja, interrelacionada y difícil de afrontar. Como apunta muy gráficamente el PNUMA (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente creado en diciembre de 1972) en su publicación Global Environmental Outlooks (GEO): Por una parte, una minoría próspera de la población mundial, está consumiendo productos a un elevado nivel insostenible, originando daños desproporcionados, para los ecosistemas mundiales, al mismo tiempo que no protege mas que su ambiente local. Por otra parte, una proporción de la población mundial, que es pobre, que es mucho mayor, y que se halla en rápido crecimiento, se ve obligada por la pobreza, a degradar la base de recursos naturales, de la que depende directamente.
4- LA ATMÓSFERA
La atmósfera, el aire, fundamental y sustancial ámbito de la biosfera, está formada por una mezcla de gases, sujetos en torno a la superficie de la Tierra, por la gravedad, formando una capa gaseosa. Las proporciones de estos gases, que forman el aire, son las siguientes: nitrógeno (N2) en su 78,08%, y oxígeno (O2) en su 20,95%. El restante 0,97% del aire, lo compone la presencia de los llamados gases nobles inertes: Argon (Ar), Neon (Ne), Helio (He), Kripton (Kr), Xenon (Xe), y otros gases, como el dióxido de carbono (CO2) –actualmente 373 partes por millón- oxido nitroso (N2O), metano (CH4), monóxido de carbono (CO), ozono (O3), clorofluorcarbonados (CCFC5), y vapor de agua (H2O), en proporción variable, de 0, al 4 por 10.000. La densidad, y el peso del aire, disminuyen con la altitud.
Por su altitud y temperatura, se distinguen cuatro capas principales en la atmósfera: la troposfera, que ocupa desde la superficie del suelo, y hasta 16 km de altura. Reúne, en forma progresivamente descendente de su densidad, las proporciones que hemos apuntado, de gases, y en ella, es posible la respiración, hasta cierta altura, en la que llega a ser dificultosa, y que requiere adaptaciones, en los altiplanos, y mucho más, en las grandes cumbres, por el acusado descenso del oxígeno. En ella, se producen los principales fenómenos atmosféricos, vinculados al clima: lluvia, nubes… etc; la estratosfera, que ocupa, desde los 16 kilómetros, límite superior de la troposfera, hasta los 50 kilómetros de altura. En ella, la temperatura comienza a bajar, hasta los -60ºC, y en su transcurso, se encuentra la capa de ozono, protectora de los rayos ultravioletas, con su máxima presencia, y densidad, a una altura de 25 kilómetros. A partir de esos 50 kilómetros de altura, su límite superior, vuelve a ascender la temperatura, hasta casi los 0ºC; es la mesosfera, que ocupa desde los 50 kilómetros de altura, hasta los 100 km, y donde la temperatura, vuelve a disminuir hasta los -100ºC, y el aire alcanza una bajísima densidad (-1%); y por último la termosfera, o ionosfera, -hasta 500 km de altura- denominada así, por la ionización que provoca la radiación solar, y las temperaturas altas, transmitidas por el Sol, que son poco perceptibles, por la aun más baja densidad. Esta ionosfera, contribuye a la reflexión de las ondas de radio. A partir de esa altura, se encuentra la llamada exosfera, donde el aire se dispersa, hasta alcanzar el vacío interestelar y que está contenida en la magnetosfera, que es el ámbito del campo magnético terrestre -que ocupa desde seis a cien radios terrestres- y del que se derivan, sorprendentes beneficios, para el desarrollo de la vida. Este campo magnético, protege a manera de escudo, y mostrando una enorme compresión -que da lugar a esa diferencia de radios que citamos- la superficie del planeta, de la incidencia nociva, de las radiaciones de protones ionizados, de alta energía, procedentes del viento solar -auténtico plasma de bajísima densidad-, viento que, curiosamente, formando el campo magnético del Sol, como heliosfera, nos protege, a su vez, de los letales rayos cósmicos gamma.
5- EL CAMBIO CLIMÁTICO
El cambio climático, es uno de los grandes problemas, a los que nos enfrentamos. Ya hemos señalado, que el clima, es un sistema muy complejo, en el que intervienen, e influyen, desde variantes solares (campo magnético solar, manchas solares), y orbitales, impactos de meteoritos, la deriva continental, la actividad volcánica, las corrientes oceánicas, la reflexión del calor solar, producida por los hielos polares, el campo magnético de la Tierra, la composición atmosférica, las retroalimentaciones de todos estos factores, hasta -y hay sobradas razones para afirmarlo- los efectos, llamados antropogénicos, que son los derivados de la actividad humana, y de las poderosas, e intensivas, tecnologías aplicadas. Su estudio es materia multidisciplinar, en la que intervienen la meteorología, la física, la química, la astronomía, la geografía, la geología, y la biología, y sus consecuencias son biológicas, económicas, sociológicas y políticas. Todos estos factores, y las magnitudes, y proporciones, con las que se manifiestan, producen una enorme inercia, y los estudios sobre su evolución, adolecen de una precisión muy limitada, pese a los modelos computacionales, a causa del desconocimiento existente, del funcionamiento de la atmósfera.
La dinámica humana, que hemos expuesto, por la relevancia que ha adquirido, en los últimos cincuenta años, hace sospechar razonablemente, que constituye un factor, a considerar seriamente, en la actividad atmosférica, con las subsiguientes consecuencias, de ser capaz de generar, o contribuir activamente, a un cambio climático. La temperatura media de la superficie terrestre, ha subido más de 0,6ºC, desde los últimos años del siglo XX, y se prevé que aumente de nuevo, entre 1,4ºC y 5,8ºC, para el año 2100, lo que representaría un cambio rápido, y profundo -estamos hablando de un 9% a un 38%, sobre los 15ºC de temperatura media- y aunque el aumento real, llegase a ser el mínimo previsto, sería mayor que el producido en los últimos 10.000 años, y esto es motivo razonable de alarma. La razón principal de esta subida de temperatura, se debería a un proceso de industrialización, y modo de vida, emprendido hace siglo y medio -la llamada revolución industrial- y muy particularmente, a la combustión de cantidades masivas, y cada vez mayores, de petróleo, gas, y carbón, la tala de bosques, y algunos métodos de explotación agrícola. El decenio de 1990, parece haber sido el más cálido del último ,oncretamente el año 1998,el más caluroso.
6- EL EFECTO INVERNADERO
Sin el efecto invernadero natural, el planeta Tierra, tendría una temperatura media inferior -en más de 30ºC- a la que tiene ahora, que es de 15ºC, y por tanto inhabitable para nosotros. Sin embargo, la emisión de gases con este efecto invernadero, que sobreañadimos a la atmósfera, como consecuencia de la actividad humana, principalmente en la producción de energía, mediante el uso de combustibles fósiles, produce la consecuencia de atrapar más calor, dado que no puede escapar del sistema. El exceso de CO2, contribuye en más del 66%, a este sobrecalentamiento desequilibrante, ya que, después del vapor de agua, es el agente más capaz de reflejar la radiación, de onda larga, procedente de la Tierra. Además del CO2, hay otros cinco gases, que han incrementado su presencia, de forma exponencial, como consecuencia de la actividad humana, con importantes efectos invernadero: el Metano (CH4), el Oxido Nitroso (N2O), los hidrofluorocarbonados, los perfluorocarbonados, y el hexafluoruro de azufre. La mitad del total de emisiones de CO2, desde 1750, se han producido desde la década de 1970, con un crecimiento exponencial, insistimos, muy acusado. Las emisiones anuales, se han duplicado desde 1960, y triplicado desde 1950 (en menos de 50 años). A este ritmo, se habrán quintuplicado en el año 2100, con el resultado de un aumento medio, de la temperatura global, calculada en 6ºC. Estos 6ºC equivalen a un incremento de temperatura media del 40%. A estos gases, con efecto invernadero, en publicaciones oficiales, sin duda para facilitar que el pueblo llano lo entienda, les llaman GEI. Como señala Mayer Hillman, en su libro How we can save the Planet, las concentraciones de CO2 en la atmósfera, se han incrementado desde la Revolución Industrial, de forma patente, y progresiva. Han crecido desde 280 partes por millón (ppm) en 1750, a 373 ppm en 2002. Esto supone un 33% más. Las mediciones de las situaciones antiguas, se han hecho en el aire atrapado en los hielos polares, en diferentes momentos de la historia, y desde hace miles de años, por lo que las concentraciones resultan tan fidedignas, como lo pueden ser sus efectos.
La comunidad internacional, considera que las concentraciones de gases con efecto invernadero, en la atmósfera, son peligrosas, pero no ha señalado cuáles pueden ser estas concentraciones. Un límite de 550 partes por millón de CO2, se ha sugerido incluso por el consejo de ministros de medio ambiente de la Unión Europea. Esto no es aceptado universalmente: 550 partes por millón es dos veces el nivel que había en la atmósfera antes de la Revolución Industrial, y no garantiza que sean aceptables las nuevas condiciones generadas, para los ecosistemas, y el clima, sin producir cambios peligrosos para la Humanidad. Los efectos sobre la climatología, pueden dramatizarse, o ser menospreciados. La comunidad científica, de forma mayoritaria, coincide, en que hay razones suficientes, para imputar a la conducta humana, buena parte de una grave alteración del sistema, y unas posibles consecuencias, de muy difícil, o imposible predicción, dada la inercia de los fenómenos meteorológicos. Las emisiones de Metano -que junto al CO2 representa a los gases más significativos,y perniciosos- provienen principalmente de la agricultura, de la ganadería -flatulencia de los rumiantes- de los vertederos de basura, de la minería del carbón, y de la distribución del gas natural. El Oxido Nitroso (NO2), se genera también en la agricultura, en procesos industriales, y en la combustión del fuel. Los demás gases con efecto invernadero, se emiten a pequeña escala, en procesos industriales. El NO2, permanece una media de más de 150 años en la atmósfera, mientras que el tiempo de desintegración del metano, es de catorce años.
7- LOS EFECTOS PREVISIBLES DEL CAMBIO CLIMÁTICO
Como efectos derivados de un brusco cambio climático -estamos hablando de fenómenos, que se han venido produciendo en milenios, y ahora los podemos medir en siglos, e incluso en decenios- se pueden prever desde extinciones de especies animales, y vegetales, debilitadas ya por la contaminación, y la pérdida de hábitats, hasta graves tormentas, inundaciones, y sequías, que parecen predecir episodios climáticos extremos. La humanidad se puede llegar a encontrar con dificultades, cada vez mayores, desconocidas, e imprevisibles. La subida del nivel del mar, originada por la expansión de las aguas, derivada del calor, y la fusión de glaciares, y casquetes polares, podría hacer desaparecer algunos países -como es el caso de los extensos litorales de Bangladesh, o del Estado insular de las Maldivas- contaminar vitales reservas de agua dulce, y provocar emigraciones masivas.
El cambio climático, puede influir significativamente, en los rendimientos agrícolas, y provocar desertizaciones, de zonas continentales interiores -Asia central, el Sahel africano, y las grandes llanuras de USA- así como, ampliar zonas de influencia, de enfermedades emergentes, como el paludismo, Ébola, gripe aviar H5N1, cólera, parásitos intestinales, fiebre amarilla, Lyme, mareas rojas de la microalga Karenia brevis, y su neurotoxina, la peste, la tuberculosis… Este aumento de temperatura, podría facilitar la dispersión de infecciones, a través de agentes portadores, como los insectos, a zonas mas amplias, que hoy son demasiado frías para ellos. Se podrían producir epidemias de fiebre Dengue, de encefalitis endémica, restringida a ciertas áreas, de fiebre amarilla, de malaria… Hay razones para pensar que el cólera, podría volver a ser un grave problema, en varias partes del mundo -hoy llamado civilizado- por el recalentamiento de las aguas del mar, y el incremento del bióxido de carbono en ellas, que podría provocar el crecimiento de algas marinas, que son el vehículo propicio del vibro cholerae.
La acción de los gases clorofluorocarbonados (CFC), que fueron desarrollados por ser ininflamables, no tóxicos, baratos, y químicamente no reactivos, son un ejemplo de cómo, el ser humano, puede producir accidentalmente, un grave perjuicio al medio ambiente. Los CFC son gases también con efecto invernadero, y lo son varios miles de veces más potentes que el dióxido de carbono. Nadie supuso en su momento, que estos gases eran un perjuicio medioambiental, ni mucho menos se pudo pensar, que catalizaban la destrucción de las moléculas de ozono, en la estratosfera. La capa de ozono (O3) -del griego ozô, oler- estratosférico, que tiene presencia entre los 15 y 40 kilómetros de altura, y alcanza sus mayores densidades a los 25 kilómetros, en la ozonosfera, filtra las peligrosas radiaciones solares ultravioletas B, ó UV-B, con una longitud de onda de 290-320 nanómetros. Al debilitarse la capa de ozono estratosférico, más rayos UV-B alcanzan la superficie de la tierra, y pueden dañar el DNA, las proteínas, e incluso matar células, en todos los seres vivientes, que están expuestos a ellos. Este tipo de radiaciones, se sabe que incrementan el cáncer de piel. Uno de cada seis americanos, tendrá cáncer de piel durante su vida, y se producen 9.000 muertes anuales, por esta causa en USA. El melanoma, que originaba una mortalidad del 25%, ha crecido su tasa más que ningún otro cáncer, durante la última década. Las cataratas, tercera causa principal de cegueras, se harán más comunes, al subir los niveles de rayos UV-B. Lo más grave que puede venir, de la mano de los rayos UV-B, es la posibilidad de que afecten al sistema inmunitario, de los seres humanos, como ocurre con el SIDA, haciendo, por tanto, más difícil la lucha contra el cáncer, y otras enfermedades. La capa de ozono, permanecerá en su estado actual, altamente vulnerable, durante los dos primeros decenios del siglo XXI. Se espera recuperar las concentraciones de ozono en la estratosfera, de antes de 1980, para mediados del presente siglo. Han sido necesarios, desde que en 1974 se denunció el fenómeno -el Protocolo de Montreal de 1987 se firmó por 47 países- más de veinticinco años, para cesar en las emisiones de CFC seriamente, pero se ha demostrado, que se puede responder de forma acertada a una extralimitación planetaria. El venenoso ozono de superficie, o troposférico –conocido como ozono malo- siendo el mismo O3, es un contaminante de origen secundario, formado por la reacción al sol del CO2, y los hidrocarburos, procedentes principalmente de los vehículos de motor, y constituye otro problema, con otros efectos perjudiciales para las plantas, y para las personas (irritación de mucosas). Las consecuencias indirectas del cambio climático, y esa debilitación de la capa de Ozono, que se pueden sinergizar mutuamente, podrían ser más letales que las directas. De cualquier manera, la gigantesca inercia de los fenómenos climáticos, una vez puestos en marcha, y su extrema complejidad, hacen que las consecuencias sean imprevisibles, y muy difícilmente cuantificables.
8- LA DEFORESTACIÓN Y DESERTIZACIÓN
El crecimiento de la presencia de CO2 en la atmósfera, es dramáticamente acelerado, y a esta circunstancia se suman la deforestación, los cambios de usos de las tierras, y la destrucción de la selva tropical, ó rain forest, precisamente, cuando son beneficiosos instrumentos naturales, para la absorción y fijación del carbono, presente en la atmósfera. La selva tropical –que aloja en sus habitats a más del 50% de la diversidad biológica del planeta- es consecuencia de 1.500-4.500 milímetros anuales, de lluvias cotidianas, y de una temperatura constante de 24ºC-27ºC. Su destrucción acelerada, es atribuible a la actividad humana, que desde 1945 ha hecho desaparecer el 40% de estas selvas. En la década de los cincuenta, se producía una destrucción del orden de 50.000 km2 anuales. Si en un principio sumaban el 14% de la superficie de la Tierra, en la actualidad se han reducido al 6%.
En este momento histórico, la superficie forestal total del planeta, es de 35.000.000 Km2, (aproximadamente la superficie total del continente africano ó 70 veces la superficie de España) equivalente a un 23,6 %, de los 148.439.400 Km2 de superficie terrestre de la Tierra, y el saldo perdedor global (destrucción menos reforestación) es, según apunta el PNUMA, de unos 112.000 Km2 anuales, un 0,32%. De este modo, el efecto beneficioso obtenido de la absorción del carbono, por la capa vegetal, se ve disminuido y llega a contribuir, al menos en un 20%, al exceso de presencia de CO2 en la atmósfera, y por tanto a su sobrecalentamiento. La pérdida de capa forestal origina, además, al desaparecer esta protección del suelo, y dependiendo su grado del perfil del terreno, el fenómeno de la erosión de tierras, y su degradación, a la vez que, propicia la velocidad de circulación de las aguas, evitando su beneficiosa retención. La capa de humus, y los minerales, vitales para los cultivos, son arrastrados por las lluvias, a los cursos de agua -facilitando su eutrofización- y por ende al mar.
El PNUMA, considera que cerca del 35% de la superficie terrestre del planeta -en torno a 52.000.000 de km2- es desértica. Un 20% de Asia, casi 4.500.000 km2 de su territorio son desiertos, el 50% del territorio de África son desiertos -unos 15.000.000 de km2- y el 15% de América Latina -casi 3.000.000 de km2 de su territorio- son también desiertos. Una enorme parte de los 7.686.850 km2 de Australia, es desértica. Los procesos de desertización se retroalimentan, y avanzan, invadiendo zonas otrora cubiertas de vegetación, tendiendo a expansionarse, nunca a retroceder. El sur de Europa, constituye una zona frágil, por la que puede avanzar la desertización, si no se adoptan medidas eficaces. Una política de transvases vitalizantes, puede ser una opción trascendental para su detención. Los grandes desiertos del Planeta, totalizan unos 15.743.000 Km2 que representan el 10,6% de los 148.439.400 Km2 de la superficie terrestre del Planeta, 3,63 veces la superficie de la Unión Europea de los 28, 1,6 veces la de los Estados Unidos, ó 1,1 vez la superficie de la Antártida, que -como gran parte de Groenlandia y Siberia- es otra inhabitable superficie desértica.
Sahara 7.780.000 Km2 (1,8 veces la superficie de la U.E.)
Libia 1.680.000 Km2
Australiano 1.550.000 Km2
Arábigo 1.300.000 Km2
Gobi 1.040.000 Km2
Kalahari 520.000 Km2 (similar a la superficie de España)
Sirio 310.000 Km2
Takla Maklan 310.000 Km2
Kara Kum 260.000 Km2
Nubia 260.000 Km2
Thar 250.000 Km2
Kizil Kum 225.000 Km2
Atacama 180.000 Km2
Colorado 78.000 Km2
9- LOS MAYORES CONTAMINADORES, LOS CIUDADANOS
Los seres humanos, los ciudadanos, somos voraces consumidores de energía. El mayor porcentaje de energía, proviene de la combustión de combustibles fósiles, como hemos apuntado, y el mayor consumo de esta energía, y más creciente, se genera en su uso por los hogares, y en el transporte privado, del mundo occidental. Este transporte, representa en la actualidad, una cuarta parte de la utilización de energía en el mundo, y aproximadamente la mitad, de la producción mundial de petróleo, y si las tasas actuales de expansión continúan, para el año 2025, habrá más de mil millones de vehículos en las carreteras. Desde la década de los 70, hasta el año 2000, en occidente, en un país como el Reino Unido, según Mayer Hillman, el volumen de energía utilizada por la industria, se ha reducido casi a la mitad, el utilizado por los servicios, se mantiene prácticamente igual, pero su uso en el transporte, y el sector doméstico, ha crecido hasta el punto de que el transporte, tanto de mercancías como de personas, es ahora el mayor consumidor de energía -transporte el 35%, uso doméstico el 30%, industria el 22 %, y servicios el 13%-. Para el Reino Unido, el 60% de ese 35%, correspondiente a transporte, es de uso privado, por tanto, los ciudadanos consumen el 30%, más el 60%, de ese 35% del transporte, lo que suma el 51%. Esta cantidad, en 1970, era del 37%. Por tanto, el consumo de los ciudadanos, ha subido del 37% al 51% en el Reino Unido, en treinta años, lo que representa un incremento progresivo del 1% anual. El consumo energético per cápita, en la Unión Europea, según datos de 2003, es aproximadamente de 3,6 toneladas métricas equivalentes de petróleo (tep/cápita), en EEUU es de 7,8, y en Japón de 4,1. España está en 3,3. En España -que importa el 82% de la energía que consume, frente al 50% de media de la Unión Europea- según el IDAE, en 2004 el consumo de energía eléctrica de los hogares, cuyo número supera los 15.000.000, representa el 17% del total consumido en nuestro país. De este 17%, el 41% es imputable a la calefacción, el 26% al agua caliente, el 12% a los electrodomésticos, a la cocina el 11%, a la iluminación el 9%, y al aire acondicionado el 1%. Este último capítulo, el del aire acondicionado, es creciente ya que el parque de aparatos, aumenta año a año en nuestro país. Una familia media española, consume más de 6.000 kw/h/año. La demanda de energía viene creciendo en España, con tasas del 2,5% anuales. El record absoluto de demanda eléctrica, hasta la fecha, se estableció el 17-12-07 a las 18,53 horas con 45.450 megavatios, en razón a las bajas temperaturas. El 17-7-06 la refrigeración supuso una demanda, a las 13,26 horas de 40.730 megavatios, debido a las altas temperaturas sufridas. La energía no se mide en kilovatios, sino en kilovatios/hora (kw/h). Transferencia de energía por unidad de tiempo o potencia. El megavatio equivale a 1000 kw/h, y el gigavatio a 1000.000 de kw/h. Si a estas cifras y a esta progresión para España, añadimos las del consumo creciente de combustibles, derivados del petróleo importado para el transporte privado, no estaremos muy lejos de las apuntadas para el Reino Unido. El transporte de electricidad en España (Red Eléctrica Española) desde los centros de producción, a los consumidores, la llamada red de alta tensión, tiene una longitud de 33.500 kilómetros, y se completa con 3.000 subestaciones, con una capacidad de transformación de 50.000 megavatios.
10- ENERGÍA PRIMARIA
Se denomina energía primaria, a las fuentes energéticas que, tras su transformación, se sirven a los usuarios, bajo otras formas, principalmente electricidad y gasolina, gas licuado, coque, fuel-oil, etc. La electricidad no puede almacenarse, más que en pequeñas cantidades, en baterías y acumuladores, y por tanto es necesario producirla, en la misma medida y momento que se demanda para su consumo. Las fuentes que venimos utilizando actualmente, son principalmente no renovables, como el petróleo, el carbón, el gas natural -que son fósiles y contaminantes- y la energía nuclear de fisión. La energía de fisión nuclear, a partir de la desintegración del núcleo atómico de elementos pesados, como el uranio, no contamina la atmósfera pero presenta el grave inconveniente de su almacenamiento, cuando se convierte en residuo radiactivo. Hoy, a pesar de haber mejorado técnicamente su manipulación, con cincuenta años de experiencia, persiste su peligrosidad, si bien buena parte de expertos, aseguran que debidamente aislados en plomo y cemento sólo emiten calor. No obstante, se muestra como la opción más atractiva ecológica, y económicamente. En el Planeta hay 440 centrales en operación en treinta países. Para 2008 el coste de generación del MWh nuclear, fue de 35 euros, el de eólica 80 euros y el de fotovoltaica 400. Pesa sobre ella el estigma de la catástrofe de Chernóbil en Ucrania, de 1985 debida a una tecnología anticuada, a producir plutonio para bombas, y a una operación irresponsable. Supuso la dispersión de material radiactivo, 500 veces superior al liberado por la bomba atómica de Hiroshima, en 1945, con gravísimas consecuencias en la zona, y que llegó a detectarse en países de Europa septentrional, y central. Se considera que un kilogramo de uranio, produce tanta energía o más que 2.500.000 kilogramos de carbón. La fisión nuclear, debe considerarse muy seriamente, como lo hacen Francia, cuya contribución nuclear a su total llega al 77%, o Bélgica, que alcanza el 54%. Hoy se trabaja en reactores de IV generación, y, sin duda, desistir de la fisión en España –parón de 1989- es dar la espalda a las tecnologías que en su momento –no menos de 40 años- traerán la fusión. Además, España cuenta con importantes reservas de uranio, que reducirían nuestra vulnerabilidad.
Las fuentes de energía renovables, que utilizamos, para la producción eléctrica, son la hidráulica, la eólica, la procedente de la biomasa, la solar térmica, la solar fotovoltaica, la quema de residuos, o biomasa, la energía geotérmica, y la procedente de las mareas -maremotriz- olas -undimotriz- e incluso, la procedente de diferencias térmicas oceánicas. En prácticamente todos los casos, son energías limpias, excepto en el de la combustión de biomasa, ya que con esta tecnología, se producen emisiones contaminantes. Sus rendimientos varian, según la tecnología empleada, y su rentabilidad, por el momento, depende de las primas de las que disfrutan. Mientras las autoridades energéticas, no informen a la población, sobre las ventajas e inconvenientes reales de todas las tecnologías actuales, no se internalicen todos los costes imputables a cada tecnología, y la legislación al respecto no afronte con firmeza y decisión, la reducción de la dependencia exterior, seguiremos produciendo energía eléctrica, empleando combustibles fósiles contaminantes, aunque sólo sea para mantener la continuidad, ante las intermitencias que producen los anticiclones, y las noches en las energías eólica y fotovoltaica.
La demanda de energía primaria, en el ámbito global, se ha incrementado en más de un 80%, desde los 5.000.000.000 de tm en 1970, a los 9.100.000.000 de tm en el 2001. En 2009 es de 12.132 tep, y para 2035 se estima –con un crecimiento anual del 1,3%- que alcance las 16.961 tep. El 90% de este incremento, aproximadamente, proviene de los citados combustibles fósiles, cuyo consumo se multiplicó por treinta, durante el siglo XX. Este 90%, es la suma aproximada, de un 37,8% del carbón, un 27% del fuel, y un 25,2% del gas, y el 10% restante es, casi a partes iguales, originada por energía nuclear, e hidráulica. El carbón, es el más contaminante de los combustibles fósiles (0,08 kgC/kw/h), seguido por el fuel (0,07 kgC/kw/h), y el gas natural (0,05 kgC/kw/h). Obsérvese que el gas natural, es un 37% menos contaminante que el carbón -cuando la idea generalizada es la de que lo es mucho menos- lo que supone, pese a todo, una ventaja enorme a añadir, a la de la facilidad de su transporte, y su procesamiento. En España en 2006, el consumo, que viene creciendo un 3,5% anual, alcanzó los 253.600 GWh. Un Gigawatio hora es 1.000.000.000 de W/h. En 1880, la producción mundial de petróleo, se localizaba casi por completo en USA, y era inferior al millón de tm anuales. Hoy, dispersa su producción, entre los países de la OPEP –Angola, Arabia Saudí, Argelia, Ecuador, Emiratos, Libia, Nigeria, Irán, Irak, Kuwait, Qatar y Venezuela- a los que se unen, como observadores, países productores no integrantes, como Rusia, Noruega, Sudán, México, Kazajstán, Omán, y Egipto, supone los 3.500.000.000 de tm, y una política de precios, que desde 1960 ha ido progresando, desde menos de 5 dólares el barril, a un objetivo implícito muy por encima de los 150 dólares. El consumo de petróleo, para 2004, era de 82.590.000 barriles por día (30.145.350.000 anuales) y las reservas mundiales probadas de 1.293.000.000.000 barriles. Los yacimientos durarían 42 años o más si se mantiene este nivel de consumo. Este consumo, se ha duplicado en 30 años, por lo que cabe esperar un agotamiento más temprano. El barril de petróleo crudo, es una medida equivalente a 159 litros y un peso, dependiendo de su densidad, que va desde 119 kg a 151 kg. En cuanto al carbón, con el que se origina el 40% de la electricidad mundial actualmente, se estima que hay reservas para 147 años. Las reservas de gas natural permiten pensar que cubrirán el consumo actual por 63 años. La nueva técnica del fracking –fracturación hidráulica- ha cambiado mucho el panorama de precios, al obtener petróleo, y gas, antes inaccesibles.
11- RESPONSABILIDAD
Los niveles de vida, de los habitantes de diferentes países, hacen que, si Afganistán es responsable, de emisiones de gases nocivos por persona, de 0,01 tonelada de CO2, Estados Unidos lo es de 5,5 toneladas por persona (550 veces más). Son, por tanto, emisiones de lujo. Estados Unidos, con el 4,4% de la población mundial, produce el 29% de las emisiones mundiales. Las cuotas de consumo de energía primaria, y por tanto, de emisiones y de responsabilidad, se corresponden con los siguientes porcentajes: Norte América el 29%, Asia el 26%, la Unión Europea el 16%, la Europa fuera de la Unión el 5%, África el 3%, y el resto del Mundo el 21%. La contaminación proveniente de la aviación comercial, que hay que sumar, porque hasta la fecha está excluida de las cifras globales, que se computan, supone tres veces más poderosos efectos invernadero, que el CO2 emitido en la generación de energía eléctrica. Sin embargo, no se incluye en el Protocolo de Kyoto, cuando es la más rápida, eficaz, y creciente fuente de gases con efecto invernadero, ya que emite otros gases perniciosos además del CO2, y son más graves aún, y destructivos sus efectos, al producirse estas emisiones en las capas altas de la atmósfera. Se calculan en 2014, un número de 102.465 vuelos diarios, que dan 37.400.000 vuelos año, y un consumo de 275.000.000 toneladas de combustible.
12- ENERGÍAS RENOVABLES
Las energías renovables, sustentables e inagotables, hoy día técnicamente factibles, que evitan emisiones contaminantes, y dependencia exterior, de las que ya hemos hablado algo, contribuyen eficazmente, a disminuir esas emisiones, participando en un mix energético consensuado, viable, y realista. No obstante, las energías limpias, tienen sus factores negativos. La eólica sin duda produce un importante impacto paisajístico, y efectos estroboscópicos, la geotérmica, puede tener efectos secundarios de extracción de elementos tóxicos, a la superficie, y patentes impactos paisajísticos. La procedente de la combustión de biomasa, resulta contaminante, y la pila de combustible, tiene la limitación que supone el alto gasto energético, para la obtención de hidrógeno, para su alimentación. Incluso la hidráulica, en algunos casos, puede constituir un obstáculo para la biodiversidad. La solar, la fotovoltaica, la maremotriz, y la undimotriz son las que presentan menores trabas. Se ensayan combustibles alternativos, para ciertas actividades, como es el caso de las cementeras. En el ámbito mundial, la energía primaria, procede en su 64%, del uso de combustibles fósiles. La energía nuclear de fisión, para la producción de electricidad, contribuye actualmente en un 16%, y las renovables suponen un 20%, del que su 90%, corresponde a la energía hidráulica, y el resto es muy marginal, ya que la biomasa supone un 5,5%, la geotérmica un 1,5%, la eólica un 0,5%, y la solar un 0,5%. Aunque en el pasado, la participación de las energías limpias, y renovables, ha sido marginal, en la actualidad, su presencia en la producción eléctrica, tiene cada día mayor importancia, al crecer esta, a ritmos superiores al 30% anual, durante los últimos años. España, tiene un déficit energético, como hemos apuntado ut supra, del 82%, esto es, depende de las importaciones de crudo, y gas, principalmente, en esa proporción. Nuestro país, debe plantearse el futuro del suministro energético, buscando el consenso nacional. En España el 62,1% de la energía eléctrica, procede de centrales térmicas de petróleo (6,3 %), gas (31,6 %), y carbón, del que somos productores (24,2 %). El 17,7%, procede de las seis centrales nucleares existentes. En nuestro país, las energías renovables, alcanzan un 20,2 % de la producción eléctrica, y en 2007 la potencia instalada superó a la nuclear. La hidráulica, suma 9,8 %. La eólica -que solo puede aprovechar vientos entre 12km/h y 65Km/h, y es inerte en los anticiclones, que es cuando hace más frío ó más calor, y por tanto hay mayor demanda- aporta un 8,8 %, con 11.730 MW instalados. Un megavatio, como apuntamos arriba, equivale a 1.000.000 de vatios, ó 1000 kw/h. La solar fotovoltaica -que es diurna no lo olvidemos- aporta un 0,2%, con 1.500 MW, y espera alcanzar los 3.000 MW, en 2010. Alemania, que es el país líder mundial en producción de kilovatios solares fotovoltaicos, en 2007, había alcanzado los 3.800 megavatios instalados, y prevé alcanzar los 6.500 en 2010. Sin duda, la gran esperanza energética y ecológica, en todos los órdenes, es la fusión nuclear, aunque esta novedosa tecnología, debe seguir invirtiendo enormes cantidades de tiempo, y recursos, para que llegue a ser viable.
13- EFICIENCIA ENERGÉTICA
Esta iniciativa, la constituyen el conjunto de acciones, que permiten optimizar la relación, entre la cantidad de energía generada, o consumida, y los productos, y servicios finales obtenidos. La eficiencia, puede derivarse de tecnologías, gestión, y hábitos. La industria y los servicios, e incluso los transportes públicos, han mostrado interés en ello. Es muy importante, que las industrias, que son grandes consumidoras de electricidad, como las cementeras, metalúrgicas y cerámicas, apliquen en sus procesos de producción, estrategias y tecnologías, para reducir al máximo ese consumo. Los sistemas constructivos, acusadamente bioclimáticos, y el uso racional de la energía, contribuyen a la eficiencia, y a la reducción de gases nocivos. Por ejemplo, en la producción de electricidad mediante la cogeneración, se obtiene simultáneamente, energía eléctrica, y energía térmica útil -vapor, agua caliente sanitaria, hielo, etc-. El ciclo combinado de gas, y de vapor, utiliza los gases de escape, a alta temperatura, de la turbina de gas, para aportar calor al generador de vapor, de recuperación, que a su vez, alimenta la turbina de vapor. Los tratamientos previos de los carbones, utilizados para la producción de energía, extrayendo el azufre contenido, y otras tecnologías, aportan disminución de contaminación, y por tanto ecoeficiencia. Se han dictado normativas, y se han aplicado medidas. Los ciudadanos de a pié, que son los principales consumidores de energía, tienen una gran responsabilidad, en los hogares, y su transporte privado. El uso de la calefacción, el aire acondicionado, la iluminación doméstica, el agua caliente, el horno, el microondas, el aspirador, la cocina, la lavadora, la secadora, el lavavajillas, los ordenadores, los televisores, las videocámaras de vigilancia, los ascensores, los montacargas, los stand-by, el sistema constructivo utilizado, el número y cubicaje de sus vehículos, etc. repercute muy significativamente, en esta materia, así como las nuevas tecnologías, su gestión, y la fundamental modificación de hábitos. Como ejemplo gráfico, de estas actitudes despilfarradoras, y la trascendencia que tienen y que se suelen ignorar, apuntamos la observación de E. Ulrich von Weizsäcker, en su Informe al Club de Roma, Factor 4, de que una quinta parte, de toda la electricidad consumida en USA, se destina a la iluminación, y casi la mitad de esta energía destinada a iluminación, es consumida por las bombillas normales, que apenas han evolucionado desde los años treinta. Estas bombillas pueden considerarse simples estufas eléctricas, que casualmente emiten un 10% de su energía calorífica, en forma de luz. A esto hay que añadir que el 70%, de la cantidad de energía que sale de una central anticuada, para iluminar esa bombilla, se pierde antes de llegar a la lámpara. Si esta a su vez, sólo puede transformar en luz ese 10% de energía restante, solo se aprovecha el 3% de la energía originaria.
14- CONVENCIÓN MARCO DE LA ONU SOBRE EL CAMBIO CLIMÁTICO (1992)
Constituye el primer documento consensuado, por buena parte de los Estados participantes en la Cumbre de la Tierra de Río 92, preocupados por hacer frente a la contaminación atmosférica, consecuencia directa o indirecta de la actividad humana, y que ya se percibe, como una amenaza de consecuencias nocivas. Contiene definiciones, objetivos, principios, compromisos, y creación de mecanismos de investigación, educación, formación y sensibilización, así como una conferencia de las partes, y establece órganos de gestión, y funcionamiento, asesoramiento, financiación, información, y resolución, y arreglo de controversias
15- EL PROGRAMA 21 Y EL CAMBIO CLIMÁTICO (1992)
Suscrito y consensuado por 179 países en Río 92, dedica sus capítulos: nº 9, a la Protección de la atmósfera, nº 11, a la Lucha contra la deforestación, nº 12, a la Ordenación de los ecosistemas frágiles -lucha contra la desertificación, y la sequía- el nº 14, al Fomento de la agricultura, y del desarrollo rural sostenible, el nº 17, a la Protección de los océanos, y de los mares de todo tipo, el nº 18, a la Protección de la calidad, y el suministro de los recursos de agua dulce, el nº 19, a la Gestión ecológicamente racional, de los productos químicos tóxicos, el nº 20, a la de los desechos peligrosos, el nº 21, a la de los desechos sólidos, y aguas cloacales, y el nº 22, a la gestión inocua, y ecológicamente racional, de los desechos radiactivos. Además, y en ello es insustituible, su Sección tercera, la dedica al Fortalecimiento del papel de los grupos principales, de la sociedad civil, y prescribe la participación directa de las mujeres, de la infancia, y la juventud, de las poblaciones indígenas, de las ONGs, de las autoridades locales -subsidiariedad y participación ciudadana directa-, de los trabajadores, y los sindicatos, de las empresas, de los científicos, de los técnicos, de los agricultores, y de los ganaderos.
16- LA CARTA DE LA TIERRA Y EL CAMBIO CLIMÁTICO (2000)
Aunque no haya una referencia directa al cambio climático, a lo largo de sus principios, enunciados, y prescripciones, la Carta de la Tierra, acomete todas las acciones preventivas, directa e indirectamente, para evitar que pueda producirse, y combatirlo, en su caso. Muy especialmente recogidos estos enunciados, y prescripciones, en los Principios: I. Respeto y cuidado de la comunidad de la vida y II. Integridad ecológica.
17- KYOTO, UNA ESPERANZA. COPENHAGUE UN FIASCO
Más de 150 naciones, firmaron el Protocolo de Kyoto en 1997, como adición a la Convención marco de 1992, cuando habían transcurrido cinco años de Río 92, y de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, suscrita entonces por la mayoría de los gobiernos, para estabilizar los gases de efecto invernadero, presentes en la atmósfera, en niveles, que no trastocasen peligrosamente, el sistema climático mundial. Este protocolo, cuenta con medidas más enérgicas, y jurídicamente vinculantes. La importancia de este compromiso comienza a ser real, desde su entrada en vigor el 16 de febrero del 2005 ¡trece años mas tarde de Río’ 92 y ocho después de su celebración!. Los acuerdos de Bali, en 2007 se producen a los quince años de Río, con propósitos y compromisos que se vuelven a dilatar en el tiempo, por razones más políticas, y económicas, que puramente científicas. La cumbre de Copenhague, del 7 al 18 de diciembre del 2009, al menos, empezó a balbucir algo sobre participación. Doce años después de Kyoto, y diecisiete de Río 92, sigue prevaleciendo el dispendio de los aviones privados que asisten a este evento (140), las imprescindibles limusinas (1.200), banquetes escandalosos, y hoteles de lujo, para quienes tienen voz en esos actos: famosos y poderosos. La asistencia de 190 países, no ha dado el resultado apetecido y necesario. Según el Daily Telegraph (Andrew Gilligan GMT 5 de diciembre 2009) esta cumbre originó en doce días 41.000 Tm, de CO2. No ha habido cuotas de emisiones, ni mecanismos de supervisión, ni castigo para los más contaminantes. Cada país se fijará sus normas. Un acuerdo de mínimos, ante una demanda energética que va continuar creciendo. Durban en 2011, supone alejar el problema a tierras lejanas… Cumplir y mentir. Al fin, pocos compromisos serios, mucho humo, lugares comunes e incluso superficialidad y frivolidad en muchos, muchos, mandatarios, y en miles de funcionarios internacionales, paniaguados, que ni leen, ni ven, ni entienden, sino su lamentable carrera administrativa. ¿Tendrán que pasar 25 años para poner coto al problema, como sucedió con los clorofluorocarbonados? Creo que sí. Esperaremos hasta el año 2017, cuando se enteren sus privilegiados cerebros, y comience a escampar la crisis financiera, y su poder adquisitivo, que es lo que les preocupa de verdad. Esta es la situación, y esta es la respuesta de los responsables, si merecen este nombre.
18- RÍO+20
Del 20 al 22 de junio 2012, se celebró, en Río de Janeiro la conferencia-aniversario de Desarrollo Sostenible, cuando se cumplen 40 años de la Conferencia de Medio Ambiente Humano de Estocolmo 1972, y del Primer Informe al Club de Roma, 20 años de la Cumbre de la Tierra de Río 1992, y 10 de la Cumbre de Johannesburgo 2002. Su Secretario General, desde 2010, es el Sr. Sha Zukang, diplomático, de nacionalidad china y Secretario General adjunto de la ONU. Del documento-mensaje clave emitido por el Ministerio español, y difundido por su Fundación Biodiversidad, destacaremos su insistente enfoque político e institucional, para el Desarrollo Sostenible, dejando patente, que continúa cifrando como determinante el rol de las administraciones públicas. No cita para nada el Programa 21 de Río 92, ni la Agenda 21 Local, ni la ineludible, y esencial, participación directa de los pueblos en sus municipios, ni el principio de subsidiariedad, que debe presidir esta materia, sino que alude a una leve, y vaporosa, integración de la participación de la sociedad en el proceso previo a la toma de decisiones gubernamentales, con toda la pinta de justificativa. Esperan mucho de la economía verde, y de la gobernanza ambiental internacional, en abierta contraposición al citado principio de subsidiariedad. La Cumbre de los Pueblos, recrimina al Secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, no incluir las propuestas presentadas por ellos. El documento final, El futuro que queremos de 53 páginas, carece de metas vinculantes, ambición, concreción, y financiación. Han faltado líderes como Obama, Merkel, Cameron… Los términos usados son inocuos (deberían.. respaldamos… estimulamos..). Todo indica que el documento estaba listo, antes de la comparecencia de los grandes políticos. Cumplir y mentir. Al fin un show mediático, un festival con gastos y deshechos desorbitados. Una plataforma para el GRI, Aviva, y grandes firmas que usan la materia para el marketing verde. Olvido de la imprescindible participación de la sociedad civil, del principio de subsidiariedad, y de la implicación de los pueblos, de los habitantes de la Tierra que, según ellos –peor nos lo ponen- serán 9.000.000.000 en 2050. Hay un escrito de réplica que se titula El futuro que no queremos.
19- 2052, UN VATICINIO GLOBAL PARA LOS PRÓXIMOS CUARENTA AÑOS. NUEVO INFORME AL CLUB DE ROMA:
El 9 de mayo del 2012, el Club de Roma publicó un nuevo informe titulado 2052, Un vaticinio global para los próximos cuarenta años (editado por Chelsea Green). Su autor es Jorgen Randers, uno de los coautores del primer informe al Club de Roma, Los límites del crecimiento, de 1972, y trata de vaticinar, como será el mundo dentro de cuarenta años. Este atestado, ha sido aceptado como informe al Club de Roma, en su calidad de análisis prospectivo, dentro de una campaña más amplia emprendida por el Club, con vistas al año 2052, y que se ha denominado 2052: Modelando Nuestro Futuro. Con este informe, el Club de Roma prosigue su tradicional función de dar la voz de aviso, la alarma, sobre la problemática fundamental que tendrá que afrontar la Humanidad, de un modo sistémico, holístico y a largo plazo (ver para prever, prever para proveer). Este informe revisa los temas tratados hace cuarenta años, en Los límites del crecimiento, que produjo un gran impacto cuando se publicó. Aquel informe no hizo predicciones, sino que expuso diferentes escenarios posibles, basados en las tendencias y las decisiones políticas.
El informe 2052, como aquel, es pragmático. Se atreve a ofrecer conjeturas muy precisas, datos combinados, que suponen conocimiento serio y adecuado a la naturaleza humana, con sus sistemas e intuiciones. Sus veredictos, son lo suficientemente inquietantes y alarmantes, como para que se emprenda ya, un debate sobre la inminente necesidad de un cambio medular, una metanoia cierta. La respuesta europea, y del resto del planeta desde su publicación (resultado de cientos de artículos y reportajes) ha demostrado que es llegado el tiempo, de sentarse a analizar seriamente, lo que puede depararnos el futuro, en las próximas cuatro décadas. Los sistemas humanos que mantienen los criterios de toda la vida, son muy resistentes al cambio real. El cambio rápido, requerido, no se produce hasta que las efectivas consecuencias de esos criterios, nos sorprenden, y nos afectan directamente (efectos visibles del cambio climático, reducción de recursos, injusticia, iniquidad). Las grandes instituciones sociales: la democracia y la economía, se basan en el cortoplacismo, y retrasan la debida respuesta social, ese cambio que precisa inversiones, y soluciones, a largo plazo. Los límites del crecimiento, planteó una importante pregunta: ¿esta el planeta excedido, sobreexplotado? Y si es así ¿qué tipo de consecuencias cabe temer?. Randers cree que la humanidad se ha excedido, sobre todo en materia climática, y que las consecuencias serán temibles. Considera que:
1) La humanidad tiene por delante cuarenta años, para evitar las más serias consecuencias negativas derivadas de las traídas décadas de despilfarro;
2) Los procesos de adaptación de la humanidad, a las limitaciones planetarias, pueden ser demasiado lentas para frenar el colapso. La demanda humana, sobrepasa un 40% la capacidad global de la biosfera;
3) La población global, crecerá hasta alcanzar los 8.100.000.000 de habitantes en 2042 gracias a la rápida caída de natalidad urbana;
4) El PIB global, crecerá aunque mucho más lentamente de lo esperado, a causa del lento crecimiento de productividad, en las economías maduras, y la falta de vigor de los 186 países más pobres;
5) El PIB global llegará a su máximo después de 2052, y la inversión social se verá forzada a dedicarse gradualmente, más a afrontar las consecuencias de la escasez, contaminación, pérdida de la biodiversidad, cambio climático, y pobreza, disminuyendo el crecimiento del consumo, que se irá reduciendo por falta de ingresos, en algunos lugares;
6) El consumo de energía global, alcanzará su máximo hacia 2040, como consecuencia del incremento de eficiencia energética;
7) Las emisiones de CO2 culminarán su punto de inflexión hacia 2030, en virtud del uso de fuentes energéticas de bajas emisiones. Jamás las concentraciones de CO2 volverán a crecer, y la temperatura media global no sobrepasará el peligroso límite de los +2ºC de incremento hacia 2050. No obstante, por inercia llegará a +2,8ºC hacia 2080 lo que podría desencadenar un aceleramiento del recalentamiento, y un posible colapso en la segunda mitad del siglo XXI;
8) Los Estados Unidos, experimentarán el mayor estancamiento, mientras que este será más gradual en otros países de la OCDE. China constituirá una excepción a causa de su talento, y las absurdas facilidades comerciales -¿miedo?- que le presta occidente propiciando su expansión parasitaria a costa del propio empleo. Brasil, Rusia, India, Sudáfrica, y otras diez economías emergentes progresarán, mientras 3.000.000.000 de habitantes, casi el 40% de la población mundial, persistirán en la más extrema pobreza, dejando bien clara la carísima inutilidad de la ONU, la FAO, y otras instituciones saprofitarias. Los efectos catastróficos climáticos, demuestran que la desconsideración, de la exitosa sociedad moderna, nos pueden estar encaminado, a un proceso descontrolado. Aun tenemos la oportunidad de dar un giro fundamental, a nuestras actitudes, y aunque parezca que lo controlamos, solo especulamos con él. Lo fundamental es determinar: ¿Hacia donde se dirige el mundo? ¿En que mundo queremos vivir, y como conseguirlo, en el tiempo del que disponemos?. ¿Es capaz y adecuado verdaderamente, nuestro sistema capitalista democrático, tal como se produce en nuestra realidad, de dirigirnos a un mundo equitativo, y sostenible?
El Club de Roma, propone una campaña para los próximos dieciocho meses, con la apertura de un debate sobre el futuro del planeta. 2052: Modelando Nuestro Futuro. Se cuestiona: ¿Cómo será el mundo dentro de cuarenta años? ¿Adonde nos llevarán las dinámicas en marcha? ¿Hacia el mundo en el que queremos vivir? ¿En qué mundo deseamos vivir, y como hacerlo realidad? Esta campaña, nos encamina a las causas raíces de esta crisis sistémica: la imperiosa necesidad, de adoptar otra escala de valores, en los asuntos sociales, y económicos; el cambio sustancial, en la teoría económica, y en el uso y cuidado de las fuentes de recursos; la necesidad de una nueva sociedad, más justa y equitativa, que tienda al pleno empleo y, por supuesto, la ineludible necesidad de rediseñar los sistemas de gobernación, de forma que pongan al pueblo soberano, en su centro geográfico. Esto es, la participación directa ,y la aplicación del principio de subsidiariedad, que vienen siendo reivindicadas por el Proyecto DEYNA desde 1992, y negadas y burladas reiteradamente por los gobiernos a la vista de la ONU -a su ciencia y conciencia- pese a que en Río92, hace veinte años, se prescribió muy certeramente por el Programa 21 la institución ad hoc para ello, la Agenda 21 Local. La Conferencia celebrada en Paris (COP21/CMP11), en torno al cambio climático, durante las primeras dos semanas de diciembre del 2015, nos daba mejores vibraciones, y parecía algo serio, y definitivo ya que, al menos, se celebraba en Europa, y habían pasado 23 años de Río92.
Había cifradas esperanzas, y era la última oportunidad de poner freno a un cambio climático evidente, que traerá consecuencias catastróficas. Ha sido un bluff. El no considerar “las partes” la contaminación, creciente, y perversa, de los 72.000.000 de vuelos anuales, en el más perjudicial de los escenarios, ni la contaminación del tráfico marítimo, por graves intereses económicos, supone, junto a la asunción de admitir, como un hecho consumado, el incremento de 1,5º a 2º, que supone de +10% a +13,3% sobre los 15º de temperatura media del planeta, es tirar la toalla ante el fenómeno. ¡Ya veremos!
*Secretario general de la fundación Desarrollo y Naturaleza (DEYNA) Y Miembro del Capítulo Español del Club de Roma
El Artico y el Polo Norte se están Derritiendo por culpa de la contaminación prácticamente ya no queda casi nada si esto sigue así los Osos Polares van a desaparecer científicos aseguran que el Oso Polar se puede extinguir si esto sigue así..no seamos egoístas y dejemos de contaminar el planeta que es nuestra casa donde todos vivimos..ñ