Saben que son nuestra ruina, pero ninguno de “los cuatro” quiere acabar con los pesebres autonómicos
Gracias a la administración autonómica, la burocracia en España es de tal magnitud, que si se tratara de un elemento químico sería -según sus propiedades-, algo así como excesivamente viscoso, espeso, pastoso, gelatinoso, y denso a la vez.
Cuando nos contaron la milonga de las autonomías políticas hace ahora treinta y ocho años, los vendedores de “crecepelo” te abordaban en cualquier sitio con su monserga pesada, repetida y monótona, para convencerte de que lo que se pretendía era acabar con la burocracia y con la ventanilla única, y conseguir con el nuevo sistema una cercanía al administrado para solucionar así, la urgencia del trámite con mayor agilidad.
He aquí la gran mentira, la gran trola y el gran engaño de la democracia española. El asunto del sistema autonómico es de tal gravedad, que ninguno de los cuatro partidos que tienen permiso para salir en televisión, se atreve a enfrentarse con él; ninguno se quiere quedar sin munición; y ninguno tiene intención de reconocer y rectificar el error, aún a sabiendas de que se trata del cáncer que, más pronto que tarde, se nos llevará a todos por delante.
Las autonomías políticas con sus respectivos gobiernos y sus séquitos correspondientes, no son más que el pesebre que utilizan los partidos políticos cuando alcanzan la poltrona, para que parasiten en ellos los palmeros y lacayos que más se han destacado en esa carrera por llevar a sus amos hasta el paraíso de los inmortales.
Estas diecisiete colonias de enchufados no solo ralentizan aún más la burocracia que generan, sino que sangran económicamente al contribuyente, convierten lo sencillo en complicado, duplican aún más el trámite absurdo, no producen absolutamente nada, atentan contra la lógica, y se ciscan con descaro en el sentido común.
Decía Peter Drucker (1909-2005) –abogado y filósofo austriaco-, que ser eficaz es hacer las cosas correctamente, y ser efectivo es hacer la cosa correcta. La administración autonómica en España, ni es eficaz ni efectiva, pertenece a ese mundo donde ha de rellenarse bien una casilla inútil, y además, una diferente para el tema de un mismo asunto, dependiendo de la autonomía donde te encuentres, y aunque reivindiques con orgullo que estás en España. En resumen, que el hecho de que cualquiera de nosotros se sienta español en su propio país, le importa un cojón a toda esta patulea infecta que ocupa cualquiera de los diecisiete pesebres políticos, creados expresamente para chuparnos literalmente la sangre y destruirnos como nación. Es más, hay territorios que como te descuides, solo por intentar hacer valer tus derechos, que para más inri están recogidos en la Constitución a la que tanto se alude, puede costarte la vida.
Yo personalmente, podría estar de acuerdo con las autonomías descentralizadoras de la administración, ya que un Estado central, absorbente y monopolista, es evidente que no puede resolver los problemas; la cercanía a los administrados y la urgencia del trámite, no puede ser detenida por la burocracia de un Estado centralista y central. Pero, una cosa es una sola administración descentralizada y ágil, barata en lo posible y próxima a los ciudadanos, y otra cosa es lo que se ha creado en España, un país con 450.000 cargos políticos, 3.500.000 funcionarios, regiones egoístas, insolidarias y, en algunos casos, abiertamente antiespañolas.
Tampoco me hubiese preocupado si este diseño autonómico refrendase, consolidase y fortaleciese, esa unidad de España de la que nos habla la Constitución, pero llevo treinta y ocho años aguantando que los representantes de ciertas autonomías y de los partidos de izquierda y extrema izquierda, no hablen jamás de España, siempre si acaso del territorio del estado o del estado español, con lo cual lo sustantivo se convierte solamente en un adjetivo, -algo que califica al Estado, pero que no define ni es el nombre de una nación ni de una patria-.
Si cualquiera de “los cuatro elegidos” por “Atresmedia” y compañía, quisiera servir a España y a los españoles, y no servirse de la gente a través de la democracia, llevarían en sus respectivos programas electorales como algo urgente, fundamental y prioritario, acabar de una vez por todas con el cáncer que nos devora económicamente y nos destruye como nación. Ellos saben que son nuestra ruina más absoluta, pero ninguno de “los cuatro” tiene intención de acabar con los pesebres autonómicos.
Por lo tanto, si yo veo que la humedad está destruyendo mi casa, y en lugar de dar mi voto de confianza al técnico adecuado para que frene de inmediato el avance de la misma, otorgo ese voto a quien lanza cubos de agua contra la zona afectada, es evidente que lo que estoy consiguiendo con mi falta de cordura, es contribuir inexorablemente a la destrucción total de mi propio hogar.
Si dependiera de mí, las autonomías y los partidos políticos, iban a durar menos que un chorizo en la boca de un perro hambriento. ¿por qué no podemos votar a personas que se presenten por libre? ¿por qué solo son elegibles los que nos ofrecen los caciques de los partidos? El origen y el germen de la corrupción y la ineficacia, son los partidos políticos, antes aún, que las autonosuyas. No me canso de repetirlo, aunque no haya quien me escuche.
Yo no puedo escucharle Gerardo, pero le leo con interés, con mucho interés, al igual que hago con los magistrales artículos del señor Román.
Un saludo cordial.
Hay además 3 problemas en que nadie piensa: 1 cuando hay tanto funcionario y tan bien pagado, los más inteligentes no van a trabajar a la industria a tirar del país hacia adelante: van a ser funcionarios y enterrar su vida en una jerarquía y una vida mediocre pero muy segura. 2 cuando hay tanto funcionario, la cultura que hay en toda la población, funcionaria o no, es la de que las cosas no funcionan y falta de acción (pasividad) -lo de que las cosas no funcionen, porque se hacen las cosas sin tener en cuenta de la eficacia o… Leer más »
Al final eso de la descentralización, para estar más cerca del ciudadano, se ha convertido en que en cada comunidad autónoma las élites políticas locales tienen una influencia doblemente desproporcionada sobre el administrado: -porque el administrado depende en todo de él; y vive muy cerca. -porque una parte del dinero “administrado” -otros lo llaman compra de votos- no se genera en esa comunidad autónoma (Andalucía y Extremadura son el ejemplo más claro, pero no los únicos), sino en otras; singularmente en Barcelona y Madrid. El resultado ha sido caciquismo y corrupción generalizada. -que efectivamente nos cuesta un montón. La única… Leer más »
las autonomías, son carísimas, ya se dijo, hace 37 años. Nos iban a costar al pueblo, muchísimo, y hay que mantener 17 gobiernos, que el trabajo, que hacen , bien lo pueden hacer solo los del gobierno de Madrid distribuido, por todas las regiones de España como era antes, con los gobiernos civiles, y otras.. Hace 40 años, cuando Franco, había 700,000 funcionarios, en toda España. Ahora hay 3 millones, de funcionarios, entre todas las autonomías, cobrando sueldos, que salen de nuestros impuestos, y total, antes se vivía mejor, con Franco. Encima, en algunas autonomías, se fomenta el separatismo y… Leer más »
Mientras tenga el voto de un ciudadano bien informado, culto y preparado, tenga el mismo valor que el de un inculto que por no leer no lee ni tebeos, España no tiene solución. El artículo pone el dedo en la llaga, pero ese sector desinformado y muy numeroso de nuestra sociedad, no sabe ni quiere saber la ruina que supone para España el régimen autonómico.
O volvemos con carácter de urgencia a un sistema burocrático del estilo y dimensiones similares al que hubo en tiempos del Caudillo, o la quiebra está garantizada señores.
No es una profecía. Son fríos datos económicos con los que el Sr Centeno nos ha avisado aquí en muchas ocasiones.
La maquinaria burocrática se ha de reducir en 95% o ya podemos buscar asilo en alguna república bananera. Únicos países a los que no debemos dinero.
Desde luego funcionaba mucho mejor -yo no soy franquista, pero sí objetivo-; y cambiar es de sabios. Pero creo que nuestro error ha sido doble: 1 copiar el centralismo francés (centralismo no lo contrario de regionalismo, sino de control absoluto de la vida por parte de los funcionarios y los políticos (y los que les manejan: la masonería en Francia): acabas perdiendo toda iniciativa. 2 copiar todo el Estado del Bienestar francés, que al final no tenemos más bienestar (y cuando lo necesitamos de verdad, no lo tenemos, como ayudas a los que han sufrido la crisis), nos cuesta muchísimo,… Leer más »
¡ FUERA las A U T O N O S U Y A S !