Retablo de las maravillas y corte de los milagros
Dicen que las comparaciones son odiosas… pero, a veces no hay otra opción que comparar, pues es la única manera de analizar situaciones, diagnosticar, sacar conclusiones y poder hacer propuestas de mejora.
Puede que ante el desastre que estamos viviendo en España, ante la vorágine de la perversa “crisis política” en la que estamos inmersos, ante el desgobierno, ante aquello de que en España las reformas nunca se acaban, ante la angustia de muchos, ante las pocas perspectivas existentes -según vaticinan algunos, de que tengamos gobierno antes de finalizar el verano, o el otoño… algunos piensen que abordar el asunto del supuesto debate entre los cuatro candidatos de lo que llaman “partidos más representativos” sea frivolidad pero, nada más lejos de mi intención. Como se verá no es un asunto baladí, ni mucho menos.
Aunque parezca una perogrullada, el “no-debate” que el lunes, 13 de junio, transmitieron todas las televisiones es un fiel reflejo de la España en que vivimos, de la España que sufrimos y que los Españoles no nos merecemos.
Casi inevitablemente, cuando uno compara acaba encontrando similitudes, y eso es lo que a mí me ha ocurrido; cada día que pasa encuentro más semejanzas entre “El Retablo de las Maravillas” de Miguel de Cervantes y Saavedra y la trágica y terrible situación que los actuales españoles padecemos.
Aunque a veces me inclino a pensar que más se parece a “la Corte de los Milagros” del reinado de Isabel II; el mejor ejemplo de una monarquía indiferente a los asuntos públicos, condicionada por las intrigas políticas, la injerencia de los miembros más intolerantes del clero y del ejército.
La muestra más clara de esta corrupción política fue la vida de alcoba de Isabel II que, acabó siendo obligada muy joven, a casarse contra su voluntad con su primo Francisco de Asís, un hombre de carácter débil y dudosa sexualidad, que no satisfacía la avidez sexual de la reina. El entorno de Isabel se acabó aprovechando de esta situación para presentarle potenciales amantes, en especial del ámbito castrense, para mantenerla ajena a los asuntos del reino y, de paso asegurar la descendencia. Este hecho vergonzante no era un secreto, y el mismo pueblo de Madrid cantaba en sus coplas el lamentable espectáculo.
Lejos de las obligaciones políticas, los Borbones de entonces se dedicaban más a la fiesta y a satisfacer sus caprichos, a la pasión por el lujo y la vanidad palaciega; al juego y la bebida, o una desaforada vida sexual.
Pero volvamos al entremés cervantino y sus enormes similitudes con el “no-debate” de la noche del lunes 13 de junio: La historia narrada por Miguel de Cervantes es una versión de un cuento oriental anónimo, del que con anterioridad hizo una adaptación el Infante Don Juan Manuel («De lo que contesció a un rey con los burladores que ficieron el paño», cuentos de El conde Lucanor) y ya en el siglo XIX el danés Hans Christian Andersen con el cuento “El traje nuevo del Emperador”.
Don Juan Manuel ironizaba sobre la estupidez de un rey burlado por los embaucadores que presuntamente confeccionaron un inexistente traje.
En “El retablo de las maravillas” de Cervantes son los cómicos los que anuncian la entrada en escena de una serie de imaginarios personajes que crean con palabras, gestos y pantomimas: Sansón, destruyendo con su energía las columnas del Templo, fuerzas del mal y terrores desencadenados, toros, leones y ratones… La crítica de Cervantes sobre todo buscaba cuestionar la credulidad humana capaz de dar corporeidad a lo que se propone, y fustigar al cinismo de los rentabilizadores de la ficción, del espectáculo grotesco que, agitando el fantasma de la etiqueta del converso, acaban atribuyendo al engaño la solidez de lo verdadero.
En el retablo (pequeño teatro en el que los actores son marionetas) se verá una historia con la particularidad de que no puede ser vista por hijos bastardos o por gente de sangre no pura, es decir, por aquél que no fuese cristiano viejo y tuviese ascendencia mora o judía (tan de acuerdo con los estatutos de limpieza de sangre de la época).
Acaba el entremés con la llegada de un militar que exige al poder político municipal alojamiento para sus exhaustos soldados. Al no conocer el supuesto poder del retablo no le importa decir que no ve nada. Ante esto los timados, engañados, comienzan a mofarse de él y, sintiéndose afrentados, acaban el entremés a palos.
La lección de Cervantes, en definitiva, es que la convención en la ficción, el papanatismo de los prejuicios de los espectadores es siempre frágil, las trampas de la apariencia tienen vida corta y el precipitante de la duda acecha siempre. La relatividad de lo subjetivo termina hundiendo el presunto consenso de la opinión monstruosa y avasalladora.
Bien, volvamos a la España de principios del Siglo XXI, al día 13 de junio de 2016 a partir de las 10 de la noche:
Supongo que coincidirán conmigo en que el espectáculo que ayer noche nos ofrecieron Mariano Rajoy, Albert Rivera, Pablo Iglesias y Pedro Sánchez fue lo más parecido al “Retablo de las maravillas” cervantino, en el cual solo faltó el personaje que no se siente obligado a comportarse de manera social y políticamente correcta, rompe el “consenso socialdemócrata”, y tiene la osadía de desbaratar el engaño. Y si el desenlace del “retablo de las maravillas y corte de los milagros” del lunes, 13 de junio, no fue tal cual el retablo cervantino, se debió a la no presencia, interesada ausencia, de VOX, el único partido que no participa del maldito y perverso consenso y que podía haber actuado tal cual lo hace el militar en el entremés de Miguel de Cervantes.
Es evidente que la situación de emergencia nacional que sufrimos en España, no es únicamente responsabilidad del gobierno de Mariano Rajoy, en este momento interino. Decir lo contrario, como hacen los otros tres partidos es tan disparatado como demagógico, es manipular los sentimientos de la gente, especialmente mediante halagos fáciles y promesas infundadas, para intentar manipular a sus potenciales votantes y con intenciones, con fines no precisamente honestos… La responsabilidad de que en España haya tantos desempleados y del estancamiento económico de España solo es atribuible a las políticas antiliberales y socialdemócratas que, pese a haber prometido lo contrario en las Elecciones Generales de 2011, el PP encabezado por Mariano Rajoy también sigue practicando.
Después de casi ocho años en los que Zapatero, Rubalcaba, Solbes y el Gobernador del Banco de España (MAFO) nos condujeron a la mayor catástrofe económica, social, política y moral de nuestra larga historia, el PP con Mariano Rajoy a la cabeza, se nos presentó como la única alternativa para enderezar la situación e intentar que no acabemos en el más absoluta de las miserias.
Cuando todo el mundo llegó a la conclusión de que la victoria del PP era segura, inevitable, la mayoría de los españoles supuso que Rajoy tenía un claro proyecto para sacarnos de la crisis. Pero su actuación demuestra lo contrario.
Lo más sorprendente de todo es que el PP niegue la corrupción política; lo cual nos lleva a la conclusión de que el Partido Popular nunca tuvo, y continúa sin tener intención de emprender políticas “regeneracionistas” de clase alguna. Más sorprendente aún es que no se quiera ver que el denominado Estado de las Autonomías es un enorme problema y la principal causa de nuestra ruinosa situación… Y por supuesto la Ley Electoral, “ni tocarla”, pese a que enésimas veces se dijera –cuando el PP era oposición, claro- que era imprescindible reformar la normativa electoral para acabar con las situaciones de privilegio de los diversos nacionalismos, y que la misma sea la causa de la desigualdad de los españoles… Juzguen ustedes.
España tiene una administración pública de una magnitud exagerada, y como tal ruinosa, un tremendo despilfarro de dinero público, que para más INRI es improductivo en grado máximo, y para remate de todo ello, el sistema financiero continúa quebrado o al borde de la quiebra… Y mientras tanto (a la manera del “Retablo de las Maravillas”) Mariano Rajoy hace como que no se entera, sigue sin recortar donde debería recortar, y por supuesto, en el “no debate”, al igual que el resto de sus supuestos contrincantes, en ningún momento ha abordado tal asunto.
Es evidente que en España hay demasiados políticos profesionales que son “analfabetos funcionales”, basta echarle un vistazo a los medios de información para llegar a esa conclusión, a veces parece que se hubiera convocado un concurso a ver quién hace o dice la burrada más gorda… Lo cual no implica que no haya honrosas excepciones. Pero la mediocridad es lo frecuente, es el resultado lógico del sistema que, como ellos dicen, “nos hemos dado” (perverso eufemismo por cierto). Analfabeto es uno de los adjetivos que merecen quienes no saben interpretar su propia realidad ni la del entorno, viven alejados de la realidad cotidiana y de las preocupaciones e inquietudes de la gente corriente -a la que se supone que deberían “servir”- y se empeñan con absoluta soberbia en llevar a cabo planes imposibles, y para recochineo, cuando caen en la cuenta, o son advertidos por otros, de que están en el camino equivocado se empeñan en continuar en él y se justifican y excusan de múltiples maneras, llevándonos a situaciones caóticas como la que actualmente padecemos y que ninguno de los supuestos cuatro partidos “más representativos” pretende enderezar.
Mariano Rajoy para montar su Retablo de las Maravillas demuestra que se ha rodeado de tal tipo de políticos, mediocres y o casi analfabetos funcionales. Es obvio que apenas ninguna de las regiones españolas (las taifas denominadas “comunidades autónomas”) ha cumplido, ni tiene intención de cumplir con el objetivo de déficit. ¿Ha hecho algo el Gobierno de Mariano Rajoy para disuadir a los oligarcas y caciques de las diversas regiones de que no sigan gastando más de lo que se recauda, por qué no ha intervenido durante estos últimos cuatro años?
No se entiende que el presidente del Gobierno no actúe y no intervenga en las diversas “autonomías” y no proceda a desmantelar el llamado “estado autonómico”; no se entiende que Mariano Rajoy no se dé por enterado de que “esto” ya no es solo una crisis económica, es muchísimo más. Y para más INRI vuelva a solicitar que los Españoles le volvamos a conceder nuestro voto… Sufrimos posiblemente la casta política/parasitaria más corrupta de los últimos siglos, unas instituciones a cual más infame, y moralmente perversas, empezando por el Tribunal Constitucional (mención aparte merece el “fantasma” del Senado, que existe pero no existe, y nadie sabe para qué sirve, aunque suponga una enorme losa).
Es imprescindible acabar con la casta parasitaria (partidos políticos, sindicatos, ongs de todo pelaje, todos ellos altamente subvencionados) que nos está llevando a la mayor de las ruinas, necesitamos la aplicación urgentemente de una cirugía de choque, y sin más aplazamientos y recurriendo a buenos gestores profesionales antes de que sea demasiado tarde.
El Partido Popular, el Gobierno de España presidido por Mariano Rajoy, se ha mostrado incapaz de actuar sin tibiezas, sin complejos, sin temor de clase alguna y emprender el camino de la “regeneración” prometida durante la campaña electoral, muy al contrario, ha traicionado a sus electores y ha acabado aplicando políticas idénticas a las que criticaba cuando formaba parte de la oposición al Gobierno Socialista de Zapatero; citemos algunos de sus incumplimientos para los desmemoriados:
Abordar las reformas económicas necesarias, para salir de la crisis económica y emprender el camino del crecimiento.
Reajustar el número de empleados públicos, y reajustar, también, sus salarios a la productividad.
Suprimir algunos Municipios agrupando ayuntamientos en mancomunidades de no menos de 10.000 habitantes.
Bajar el sueldo de los políticos profesionales y acabar con sus privilegios, suprimiendo, para empezar, los aforamientos.
Hemos llegado a tal extremo de degradación del sistema político que la única salida posible es una regeneración democrática que, se apoye en la energía vital de la sociedad, es la única manera de volver a hacer España grande otra vez.
Dos han de ser los objetivos claves de ese esfuerzo vital y de esa regeneración democrática: 1) los partidos, sindicatos y patronales han de salir del Presupuesto y han de financiarse con las aportaciones de sus afiliados; 2) el Estado Autonómico ha de darse por muerto y desmantelarlo cuanto antes. Las dos son condiciones imprescindibles para la supervivencia de la sociedad española. De esos dos objetivos, de esos dos principios, se deducen un cúmulo de consecuencias ulteriores entre las que está la reforma completa de la Ley electoral y la eliminación del sistema de listas cerradas y bloqueadas, así como encaminarse sin más aplazamientos, inexorablemente, hacia la efectiva y estricta división de poderes.
Cada día que pasa es mayor el número de españoles que se pregunta si es necesario mantener 17 modelos educativos de tan escasa calidad como denuncia el informe Pisa año tras año, 17 sistemas sanitarios, 17 calendarios diferentes de vacunación, 17 sistemas de licencias de caza y pesca, 17 permisos de conducir, 17 fiscalidades, 17 parlamentos autonómicos, 17 tribunales superiores de justicia, 17 representaciones internacionales…
En definitiva, 17 modos de imitar en pequeño y sin recursos, a los grandes Estados, con ambiciones de gasto versallescas.
El Gobierno Central ha de actuar para que la Administración del Estado recupere las competencias de Sanidad, Educación, Justicia, etc. Transferidas a las denominadas comunidades autónomas, y por supuesto no proseguir con las competencias que están en camino de ser transferidas. El futuro Gobierno ha de liquidar-desmantelar todas las Empresas, Fundaciones, y demás “Entes Públicos deficitarios”, sean a escala regional, provincial o municipal.
El Gobierno Central debe abordar cuanto antes una profunda reforma de la Ley del Menor; recuperando el artículo del Código Civil que fue derogado por el PSOE, que permitía que los padres pudieran corregir y castigar razonablemente a sus hijos menores. El Gobierno Central debe derogar, sin dilación, toda la legislación de “igualdad y género” aprobada durante los últimos años en España, que discrimina a los hombres y pretende destruir a la familia convencional… Es necesario que el nuevo gobierno emprenda la reforma de la denominada ley “de divorcio Express” y la derogación de la “ley integral contra la violencia de género” (ésta última no tiene posible enmienda). El nuevo Gobierno está obligado a promover una profunda reforma de la enseñanza, en todos los niveles, especialmente en la Universidad, persiguiendo el nepotismo imperante, y recuperar la capacidad/competencia exclusiva de la convocatoria de oposiciones para cubrir las plazas vacantes de profesores en todos los niveles de enseñanza.
Es tarea urgente, inaplazable recuperar el Estado Unitario, de manera que se recupere la igualdad de todos los españoles ante la ley, la igualdad de todos los españoles en derechos y obligaciones, sin privilegios ni tratos de favor de clase alguna, sean por cuestiones de nacimiento, o de vecindad, o de sexo, o de religión, u opinión o cualquier otra circunstancia personal. Es también tarea urgente recuperar la unidad de mercado y la creación de una sola oficina de contratación, de compra de bienes y servicios, estamos hablando de recuperar la sensatez y aplicar criterios de “economía doméstica” a la gestión de lo público, y eliminar gastos superfluos y suntuarios, pues será la única forma de poder luego atender a lo que comúnmente se denominan “gastos sociales” y atender a quienes más lo necesitan…
“Éstas” son algunas medidas a tomar sin aplazamientos, si no se quiere volver a defraudar las esperanzas de millones de españoles por parte del futuro gobierno, si es que alguno sale, tras las elecciones del 26 de junio próximo, lo contrario sería tratar de impedir por todos los medios granjearse las antipatías de “la izquierda”, procurar no padecer incomodidades a corto, medio e incluso largo plazo, o cosas parecidas.
España necesita para volver a ser GRANDE, una operación quirúrgica de extrema urgencia, para lo cual se debe reclutar a “cirujanos competentes”, que no les tiemble el pulso, “un equipo de cirujanos” (a la manera de lo que proponía el aragonés Joaquín Costa hace más de un siglo) que utilice el bisturí, y abra con determinación, sin temor.
A buen seguro que recibirán el aplauso unánime del pueblo español.
Ya es hora de dejar el escenario, desvestirse del ropaje teatral, bajar a la platea y poner en evidencia que todo ha sido una ficción, que ha acabado “El retablo de las maravillas”, que ha llegado la hora de asumir la realidad.
Olvidaba decir que para que esa regeneración de la que vengo hablando sea posible es necesario contar con VOX, el único partido político que propone la operación quirúrgica de la que España está urgentemente necesitada… Es cuestión de “extrema necesidad”. Lo digo por aquello de quienes para desprestigiarnos nos ponen la etiqueta de “extrema derecha”.
*AD no comparte necesariamente las opiniones del articulista ni secunda su petición de voto para una formación política determinada.
España necesita ser una, grande y libre. Lo que necesita España, no se arregla con partidos políticos, pues así lo demuestran los hechos hasta ahora desde el Nuevo Régimen. Me parece legitimo expresar la opinión y opinar que tal ocual partido será la solución a los problemas de España, pero los problemas de España son los que señala el autor, más otros aún más profundos, aún más graves. No fue Unamuno el que, con sus grandilocuentes discursos y sus ocurrencias intelectuales autocomplacientes que se permitían sentar cátedra prescindiendo soberbiamente de la realidad, salvó España de la desaparición histórica, sino un… Leer más »