Esperpento de espantajos
Ah, si don Ramón José Simón Valle y Peña, alias don Ramón María del Valle-Inclán, levantase la cabeza, qué tremebunda risotada se iba a escuchar en los jardines de España, a la caída de la tarde. Su luenga barba de chivo –que decía Rubén Darío- tremolaría al viento, cual péndola despendolada, y se distinguiría inequívoco -de su natural vociferio- el timbre de la coña santiaguera, ceceante, e incontinenti, como cuando escribía:
-¿Sois la Santa compaña, o sois hijos de puta?
O bien, cuando exclamaba en un café:
-¿Zozaya? ¿El de los ojos saltones?
¡Que me toque los cojones, y se vaya!
Pues, eso, que nadie podía pensar, cuando esto era un erial, que a estas alturas anduviésemos, no con problemas de que si galgos o podencos, sino de que si pollitos amarillos, venenosos, o gazapitos blancos, tóxicos.
Ridículo, cursi y mediocre por demás. ¿Las hormonas de los pollos, los antibióticos de las reses, o los mil aditivos que nos trasegamos, y pagamos con IVA? ¿Se cae la raza? ¿Hay remedio?
Estamos contra la pared, y nos vamos a manchar de cal. El Brexit –que en nuestro caso sería Espexit, muy significativamente- es una demostración de lo estúpido que resulta un derecho a decidir, fuera de lugar, de tiempo y de modo. No hay duda. Lo de que en tiempo de tribulación no es aconsejable hacer mudanza, está prescrito para gente sensata, otro caso es la actitud de los lemmings, que siempre hay mucho ratoncillo del Ártico haciendo el gil. Los súbditos pasados de fecha de la nonagenaria Queen, mal de la vista, han creído estar en la batalla de Inglaterra, confundiendo a los negros que se colaban por el túnel, con las divisiones nazis. Han hecho la puñeta a la joven generación, y la han reducido el horizonte, en el que no hay Stukas, ó Ju 87, que es lo mismo. Van a tener sangre, sudor, y lágrimas para una temporada, aferrados a la libra, y pase lo que pase, que puede pasar mucho, les va a salir caro.
A los continentales, y a Irlanda, nos viene al pelo, porque Bruselas, los paniaguados que nos salen por un Congo por sestear, y no exigir los mínimos básicos, como hacían los fiscales de tasas de la postguerra, van a tener que leerse la lección, cambiar el tercio, usar la cabeza, prever, y proveer, ya mismo, y no esperar mucho, porque la pueden liar, y si gana Trump, van a tener que tomarse la OTAN en serio también –no como Julio Rodriguez- porque les van a retirar el queso americano, y puede venir el lobo malo. Alguien les hará saber –usando la paciencia más didáctica, de machaca- que en África, hay más de 900 millones de subsaharianos –antes negros- y que los musulmanes, que son unos cuantos, no se llevan bien con los cristianos viejos, vaya, que van a por ellos, y que, o hacen algo, que para eso cobran, o lo harán otros por ellos.
Las soluciones, ni son fáciles, ni están al alcance de cualquiera. El líder, de verdad -no de los chinos, como es el caso que nos ocupa, hasta en Inglaterra- nace, no lo hacen las cadenas de Berlusconi, ni los periodistas de tres al cuarto, ni los disfraces de Cornejo. Gracias a san Pelayo, de Córdoba, los deseos del cursi, también de Córdoba –qué casualidad- el pedante, y redicho Anguita, se han truncado en una estrategia de caca de la vaca, de niñitos de comic, jugando a profesores con gafitas y puñitos cerrados, que no leen ni el título de los libros, publican libelillos con los cuartos de los demás, y se andan en la nariz. Me alegro un montón de la cagada que se han hecho encima. El pueblo soberano español, no es tan tonto como el de otros sitios, y latitudes, que pagan por que les arruinen para décadas estas águilas del saber. Prefieren gente seria, con el pelico cortado debidamente, corbata al poder ser, y que hagan bien su papel, con profesionalidad adquirida, no diciendo –y repitiendo, para que no las pierda la posteridad- sandeces, y vulgaridades. Llevado por la admiración, pensaba componer un serventesio, pero al final se ha quedado en un ditirambo-adivinanza:
Si el que al oír ¡viva Anguita!
con un viva no responde,
si es de Astorga, es español,
y si no… ¡a saber de dónde!
Hay que admitir, que han conseguido buenos réditos de las gilipolleces que han dicho, que han hecho y lo que te rondaré, morena, hasta que desaparezcan por la atarjea de la que nunca debieron salir, esos roedores de dineros ajenos, que hablan de progreso con ideas de allá, por el cine mudo. Sólo les valen a ellos, claro, para pasar a una condición, y aun nivel de vida que no les corresponde, en el que resultan patéticos, cual frikis, salvo a los que fascinan con el señuelo, o cimbel. A mi, el gesto de la Bescansa me da cosa, y que ande en el Congreso -nada menos- a cuenta de mis impuestos, con lechecillas, y así, en el ciclo reproductivo, asquillo.
Visto el progreso, que ha venido a sentar plaza en Madrid, Barcelona, Valencia, Cádiz, Zaragoza, y otras experiencias zoológicas locales, grotescas, de chiste, que salen carísimas, y con auténticos espantajos políticos de Bollywood, ridículos y destructivos, al gusto Bose, ¿cómo pensaban ir a más? ¿Elogiando a funestos personajes sanguinarios, como Marcos Ana, Julián Grimau, Josu Ternera, el Pernales, y demás, a olvidar? ¿Quién les ha engañado? Son un esperpento lleno de odio, envidia, ineptitud, y resentimiento por su fracaso vital, y la fealdad que les acompaña, y según mejoren las condiciones económicas, revertirán al polvo que son.
-¿Son la Santa compaña, acaso?
-No.
-¿Zozaya?
-No.
-¿Pues entonces?
Zozoya