Alejandro Magno, el hombre por encima del mito
Carlos González de Rivera.- ¿Quién lo iba a decir?. El gran Alejandro Magno, el invencible, el héroe, el mito, el dueño y señor de un vasto territorio entre Grecia y la India, baja a la tierra, duda y se muestra humano.
Así se ha presentado el rey macedonio a su primera cita con la historia del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida, donde se ha visto esta noche una versión del texto del francés Jean Racine (siglo VII), un gran pintor del amor, los celos y la ambición.
Eduardo Galán y Luis Luque, el director de la obra, han cogido la esencia del original para retratar el drama interior del hombre cansado de tanta sangre derramada y que ansía respetar a los pueblos conquistados.
Seguramente los momentos más bellos de la obra son los diálogos de Alejandro Magno (Félix Gómez) con Olimpia, su fantasmal madre, a la que muestra sus temores de forma descarnada.
“Escucha a tu corazón”, será el mensaje de su madre (Amparo Pamplona) en medio de la bruma que levantan los ríos Hispades e Indo, una escenografía creada por Mónica Borromello que simboliza la unión de los pueblos y en el que están presentes los cuatro elementos de la naturaleza: aire, tierra, fuego y agua.
Han transcurrido ocho años de campañas militares cuando el victorioso Alejandro Magno, en la víspera de la batalla del río Hispades, en la conquista de la India, piensa en alcanzar una paz duradera.
“Un dios demasiado humano que no puede dormir”, se recriminará esa larga noche de pensamientos confusos.
La obra es una suma de conflictos interiores, el del general Armando del Rey (Hefestión), que se mueve entre la lealtad a Alejandro, que ha sido algo más que un amigo, y el deseo compartido con sus soldados de regresar a casa.
Frente a los griegos, los reyes indios Taxilos (Unax Ugalde) y Poros (Aitor Luna) se enfrentan por la misma mujer, la princesa Axiana (Marina San José), y por su posición ante la invasión macedonia.
Taxilos se decanta por la paz, al igual que su hermana Creófila (Diana Palazón), la mujer de la que se enamora Alejandro Magno, pero a su vez ambos dudan entre defender a su pueblo y aceptar a los conquistadores.
Axiana, que encarna a una mujer guerrera y manipuladora, ama la valentía de Poros por luchar contra los griegos y rechaza al cobarde Taxilos.
Los anhelos de Alejandro Magno se verán cumplidos cuando perdona la vida a Poros por matar a Taxilos y le permite reinar.
La historia reconocerá este acto de justicia como el de “un rey de reyes”, dice el macedonio antes de anunciar la vuelta a casa desde el confín del mundo.
Gómez, cuyo héroe de la niñez fue precisamente Alejandro Magno, encabeza un reparto con rostros muy conocidos de la pequeña pantalla por series como “Amar en tiempos revueltos”, “Herederos”, “Hospital Central o “Velvet”.
Para la mayoría de ellos ha supuesto su debut en el escenario del Teatro Romano. Un montaje coproducido por el festival y Pentación, a cuyo estreno mundial ha acudido el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara.
La música de Mariano Marín, apoyada por la percusión de Los Danzarines Emeritenses, y el vestuario de Paco Delgado, nominado a un Oscar por “La chica danesa”, han fusionado las dos culturas enfrentadas.
El célebre “Bucéfalo”, en este caso una yegua llamada “Gitana”, también ha servido para recrear la figura más icónica de la antigüedad.
Es completamente falso que los griegos promovieran la sodomía. Las leyes de Licurgo la proscribían incluso con la pena de muerte, al igual que las leyes de Solón. Podemos leer como en su discurso “Contra Timarco”, Esquines acusa a éste de haber sido un sodomita durante su juventud, siendo por lo tanto indigno de representar cargo público alguno. Aquiles no era homosexual, y no hay más que leer la Iliada para darse cuenta de ello. Él dormía en un lado de su tienda junto con una o más esclavas, y su amigo Patroclo hacía lo propio en el otro lado.… Leer más »
Lo que nos reafirma en la convicción de que para ser maricón y respetable, hay que tener la compostura, el porte y el afán del gran Alejandro….Lo demás son mariconcillas cocineras .
En tiempos de la grecia clásica, había mucho mariconismo, pero como nos demostraron Aquiles y el magno, eso era custión nocturna y no bandera de día y noche. El día que nos invadan los moros, mientras los hombres de bien enseñaremos nuestras bayonetas y fusiles al enemigo, los maricones izquierdistas esgrimirán su trasero para ser empalados en las estacas morunas.