Colau desata su resentimiento contra Samaranch
Juan Antonio Samaranch era de derechas, catalán y español. Su aportación a Barcelona, muy en especial a los Juegos Olímpicos de 1992 que le dieron un impulso del que en gran parte aún vivimos, es mil veces mayor que lo que hayan aportado a la ciudad la revanchista Colau y los muchachos de la CUP. ¿Mil veces? Nos quedamos cortos.
Pero es lo que tiene ser un enano comparado con un gigante: en vez de reconocer, admirar e intentar imitar lo que hizo el gigante, el enano prefiere odiarlo y dar rienda suelta a su resentimiento hacia quien sabe que nunca podrá igualar.
Es lo que ha sucedido con la decisión de Colau de borrar el nombre de Samaranch de una escultura conmemorativa de los Juegos. Como si Samaranch lo necesitase. Ya puede ir borrando todo lo que quiera, lo que no podrá cambiar es lo mucho que un gran catalán y español, libre de nacionalismo y de populismo barato, hizo por la ciudad que Colau y sus hordas están convirtiendo en una ciudad que rezuma odio y tercermundismo.
Y por cierto, con este gesto Colau enseña la patita: esto de reescribir la historia, borrar referencias y eliminar a los personajes incómodos de las fotos es propio de los regímenes totalitarios. Famosas son las fotos de Stalin en los que los camaradas que le acompañaban iban siendo borrados a medida que caían en desgracia ante el Padrecito; o los “borrones” de estatuas antiguas que los talibanes hacen con trilita. Se confirma pues de qué pie cojea la revanchista Colau.
Franquista de mierda
Que el aticulista pretenda comparar la labor política de Ada Colau – que no es precisamente el santo de mi devoción -, que lleva un año en el poder , con la de Samaranch que lo disfrutó durante décadas, resulta, por usar una palabra suave, ridículo.
La actual alcaldesa de la Ciudad Condal carece todavía de prespectiva histórica para poder valorar su labor como política.
Que Colau haga eso únicamente engrandece a Samaranch
Ada Colau, esa oronda y antihigiénica tiparraca, es una resentida, una zafia y una amoral. Este último “gesto” suyo la retrata de pies a cabeza.
Tendriamos que ver tu figura esbelta y la de tu parienta.