Combatir militar e ideológicamente el islamismo radical, objetivo prioritario de la política exterior de Donald Trump
El candidato republicano a la Casa Blanca, Donald Trump, dijo hoy que en caso de llegar a ser presidente de Estados Unidos, aplicará una política exterior enfocada a combatir militar e ideológicamente al islamismo radical.
Indicó que como parte de esa estrategia, suspenderá temporalmente la migración desde ciertas regiones del mundo y aplicará procedimientos estrictos de verificación para inmigrantes.
“Aquellos que no crean en nuestra Constitución y apoyen la intolerancia y el odio, no serán admitidos en nuestro país como inmigrantes. Sólo aquellos que esperemos que florezcan en nuestro país y abracen la tolerante sociedad estadunidense, deberán recibir visas”, anunció.
En un discurso pronunciado en Youngtown, estado de Ohio, en el que delineó la política exterior que aplicaría, Trump dijo que propondrá crear una comisión nacional sobre el fenómeno del islamismo radical.
Defendió la necesidad de un cambio en la política migratoria, al señalar que el tamaño de los flujos migratorio que arriban a Estados Unidos resulta demasiado grande para llevar a cabo un proceso de verificación efectivo.
Dijo que, en contraste, su rival demócrata Hillary Clinton quiere aumentar en 500 por ciento el ingreso de refugiados, lo que implicaría riesgos de seguridad y una carga económica de 400 mil millones de dólares por atención médica, vivienda y educación.
“Hillary Clinton quiere ser la Ángela Merkel de Estados Unidos”, acusó Trump, en alusión a la canciller de Alemania, cuyo gobierno ha aceptado el ingreso de casi un millón de refugiados desde 2015.
“Tenemos ya suficientes problemas en el país, no queremos más”, indicó el millonario neoyorquino.
Durante su discurso de 40 minutos, Trump hizo un recuento de los hechos de violencia que han padecido Estados Unidos y países de Europa atribuidos a simpatizantes del grupo armado Estado Islámico (EI).
Trump insistió en que el EI ha florecido como resultado de la política del presidente Barack Obama, a quien reprochó su renuencia para utilizar el término “Islam radical”, y recalcó que la amenaza continuaría bajo un gobierno de Clinton.
El abanderado republicano dijo que bajo su gobierno, la política exterior de Estados Unidos no estaría enfocada en la reconstrucción de naciones, sino en coordinar esfuerzos para detener la propagación del islamismo radical.
Para ello, dijo que convocaría a una conferencia internacional con países aliados, como Israel, y buscaría coincidencias con aquellos con los que existe antagonismo, como Rusia.
“Como su presidente, seré su gran campeón”, ofreció, e insistió que durante su gobierno en Estados Unidos no habrá lugar para la intolerancia y la opresión, promovida por quienes favorecen el islamismo radical.