Apple: todo ganancia
El gigante estadounidense parece querer atesorar todos los beneficios de sus ventas prácticamente sin pagar impuestos o con cantidades porcentuales irrisorias como es la del 0.0005 % en Irlanda que es puramente testimonial. No debe asombrar, por tanto, que la Unión Europea y más concretamente la Comisión haya ordenado a Apple desembolsar más de 13.000 millones de dólares en impuestos impagos.
Y que Apple amenace con reducir considerablemente sus puestos de trabajo en Europa es una actitud que no va a dar resultado. Los chantajes no son admisibles.
Va a apelar, porque considera injusta la decisión. Pero desde un análisis mínimamente racional es lógico que tenga que abonar los impuestos que no pagó. Que Irlanda no cumpliese la normativa europea no justifica que Apple quiera dar como bueno no contribuir con una carga impositiva racional respecto a sus desorbitados beneficios.
Es más, la UE pone de manifiesto que esta gran empresa tecnológica prácticamente no pagó impuestos en los 28 países del bloque europeo durante más de 11 años. Y es que pagar un 1% o menos es como no pagar casi nada, en comparación con los astronómicos beneficios que consiguen.
La evasión de impuestos, tanto si se piensa en Europa como en Estados Unidos, no es algo que deba ser permitido a ninguna multinacional en el mundo. Pero, según las investigaciones existentes, está produciéndose.
Y es un engaño o fraude que no debe ser tolerado, porque los ciudadanos ya pagan elevados impuestos para sostener el Estado del Bienestar, las multinacionales deben seguir el mismo camino y no huir del compromiso con la sociedad en la que operan y funcionan.
Todas las multinacionales deben acostumbrarse a cumplir las normativas, al pie de la letra, ya que no están por encima del bien y del mal, por mucho que dispongan de extraordinarios bufetes de abogados para defender sus poderosos intereses económicos y sus prácticas monopolísticas en bastantes casos.
Y los países deben inspeccionar más y mejor para que estas situaciones de fraude a Hacienda, por parte de algunas multinacionales, no se prolonguen durante años y años, sin consecuencias.
Las grandes empresas tienen la obligación moral de contribuir, en la mayor medida posible, con el logro del bienestar general. Nadie discute que procuren obtener beneficios, pero una parte de los mismos deben contribuir a garantizar el bienestar de todos sin exclusiones. Las cosas son tan simples y a la vez tan profundas como esto que acabo de explicar.
La explotación excesiva del trabajo no es algo lícito, ya que repercute también en la sociedad y no sirve, únicamente, para el enriquecimiento individual y de las grandes corporaciones. Algo que no impide reconocer la excelencia, duración y calidad tecnológica de las versiones cada vez más maravillosas y avanzadas del iPhone que salen al mercado.
Pero lo bueno es que no los meten en cintura, y los pobrecitos de a pie somo lo que pagamos el pato. No lo remedian por que no les da la gana. Deberiamos irnos todos a Irlanda para no pagar impuestos.
La evasión de impuestos es inadmisible, la deslocalización de las empresas en busca de bajos impuestos es inavitable. A las empresas se les puede y se les debe exigir cuimplir la ley hasta que estas decidan que con las leyes existentes ya nos les merece la pena seguir con la actividad.