El miedo al rechazo extiende la tuberculosis en la India
La India es el país más golpeado por la tuberculosis en el mundo, una enfermedad que tiene fácil cura pero que se extiende de forma silenciosa en este país porque para muchos tuberculosos duele más el miedo al rechazo que la propia enfermedad.
Uno de cada cuatro infectados en todo el mundo por la bacteria que causa la enfermedad está en la India, que registra 2,2 de los 9 millones de casos de todo el planeta, según los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), correspondientes a 2014.
La infección se propaga en la India de manera “silente, porque no es algo que esté a la vista”, asegura a Efe el médico español Gerardo Uría, jefe de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del hospital de la Fundación Vicente Ferrer en Bathalapalli, en el sur de la India.
A factores de riesgo como la falta de higiene y la desnutrición se suma en el país asiático “el estigma”, el miedo al rechazo social, advierte el especialista.
Además, la tuberculosis muchas veces va asociada al sida y “muchos enfermos prefieren morir en casa a ser tratados y que se sepa en el pueblo”, comenta, recordando la condena que conlleva para toda la familia por el miedo al contagio entre sus vecinos.
Ni los propios trabajadores sanitarios de muchos centros públicos quieren acercarse a ellos.
“Les cuesta venir por primera vez al centro, por el miedo a que les vean y crean que tienen el virus del sida”, sentencia.
Para combatir tanto la enfermedad como el rechazo que genera, esta la fundación ha creado una red de trabajadoras sociales que colaboran con el programa del Gobierno indio para erradicar la tuberculosis.
Vecinas, muchas de ellas de las propias aldeas, como Narayanamma Nasimi, se encargan de detectar los casos, asegurar que el enfermo sigue el tratamiento y con ello mostrar que la enfermedad tiene cura, pese a todo el temor que suscita.
Pertrechada con el botiquín de aluminio que las identifica, Nasimi explica que si durante seis meses se sigue un sencillo tratamiento de antibióticos, el paciente sana en casi el cien por ciento de los casos.
El problema es que a las dos semanas la mejoría es tan evidente que muchos se creen curados y abandonan el tratamiento, con el riesgo de convertirse en “resistentes” a las medicinas, lo que conlleva un proceso de curación más largo, incluso de varios años, y con menos probabilidades de curación, de solo el 20 % en casos extremos.
La India cuenta con la mitad de los casos de tuberculosos denominados “multiresistentes”, un porcentaje que alcanza el 40 % entre los detectados en la ciudad de Bombay, el mayor en todo el mundo, relata el doctor Uría.
A Pallev Vasu, un joven de un distrito cercano a Bhatalapalli, le diagnosticaron la enfermedad hace un año pero solo siguió el tratamiento un mes.
“Por eso ahora sufro tanto”, relata a Efe en la habitación del hospital, de techos altos, amplios ventanales por los que entra la luz del sol y con una malla en vez de cristales para que esté siempre ventilada.
La antítesis de las casas diminutas, oscuras, sin ventilación ni higiene, en las que se hacinan muchas familias indias con las condiciones propias para el brote de enfermedades infecciosas.
Además de seguir el tratamiento sin interrumpirlo, otra de las claves para combatir la enfermedad es la rapidez en el diagnóstico, ya que cada infectado puede contagiar sin saberlo a más de diez personas de su entorno, puesto que la bacteria se propaga por el aire cuando tose.
A Kuruba Rajeswari, una joven ama de casa, le detectaron la infección que origina el bacilo de Koch hace un mes, pero hasta entonces su familia había sido muy reticente a acudir a un hospital público porque es además seropositiva, un motivo de rechazo incluso entre el personal médico.
Al no saber que había desarrollado también la tuberculosis y no haber iniciado el tratamiento, empeoró de tal forma que “creían que iba a morir y al final vinimos toda la familia llorando a Bhatalapalli”, confiesa a Efe.
Rajeswari prefiere el hospital de la Fundación. Allí no solo ha sido atendida gratis, sino que en vez de ser señalada como una apestada ha sido recibida de tal forma que toda su familia ha vencido el miedo.