La muerte de Ada
La muerte de Ada, en Ibiza, suma otro crimen de violencia doméstica inadmisible, a la vez que irracional. La Asociación de Padres de Familia Separados de las Islas Baleares, que presido, se adhiere al rechazo contra una muerte inútil e innecesaria, un dolor cuyas condolencias no servirán de consuelo a la familia de la víctima por su pérdida.
El crimen es terrible pero, en nuestra opinión, el tratamiento del hecho como asesinato machista es del todo incorrecto. Para que esto pueda darse debe haber una situación de supremacía del varón sobre la mujer con la cual mantiene una relación afectiva o de convivencia Según la ley de violencia de género de 2004. En ese sentido el Tribunal Supremo ha advertido a los Juzgados de violencia contra la mujer que no hay que aplicar la mencionada ley si no se acredita la existencia de machismo definido en la misma norma como “reiterada situación de desigualdad o de dominio del varón sobre la mujer“, algo que en caso de Ada no ha existido.
Si bien algunos vecinos reconocen haber visto a la pareja recientemente mantener una fuerte discusión en la calle, el Institut Balear de la Dona (IBD) confirmaba que Ada no acudió a esta entidad ni tampoco constan denuncias previas ante la Policía por violencia de género, lo cual confirma la inexistencia de una causa machista del crimen.
Anteriormente se generó cierta polémica por la opinión de nuestro presidente, vertida en prensa a través de cartas al director, sobre la errónea consideración de “asesinato machista” que se le había dado a la agresión a Sue Sandra en, junio pasado, y que acabó con su muerte más de un mes después. En aquel caso fue criticado por tildarlo de crimen pasional lo que generó una denuncia de la Directora insular de Igualdad, Nina Parrón, y el Regidor de Igualdad, juventud y Derechos Cívicos del Ayuntamiento de Palma, Aligi Molina ante la fiscalía, acusándolo de apología del machismo, trato degradante a la víctima, delito leve de vejación injusta y promover o incitar, mediante escrito directa o indirectamente, al odio, hostilidad, discriminación o violencia. La fiscalía archivó el caso en apenas tres días negando fundamentadamente su resolución, resaltando que la libertad de expresión es un derecho reconocido en el artículo 20 de la Constitución Española que protege la libre expresión de las ideas aunque resulten rechazables y molestas para una generalidad de personas.
En este caso sucede lo mismo. La noticia afirma que unos amigos de Ada reconocieron que su presunto asesino, Ernesto, no había logrado superar la ruptura. Incluso llegó a colgar, en su perfil de Facebook, una foto de ambos abrazados, y el día anterior al suceso le habría enviado un ramo de flores al supermercado en el que trabajaba. Está claro que intentaba insistir en mantener la relación con Ada haciendo oídos sordos a la realidad. No es no, aunque Ernesto no lo entendiera. Sin embargo, no hubo acoso, agresión o reiterada situación de dominio por lo que no cuadra calificarlo de crimen machista.
Así que debemos volver al concepto crimen pasional. Ahora sí es coherente con lo sucedido. La imposibilidad de aceptar la negativa, la situación de abandono y la frustración generada pudieron avivar el pensamiento egoísta, irracional e irreductible de que “estás conmigo o con nadie más”, lo que le llevó al terrible error de cometer el asesinato. Cinco puñaladas son muchas y sólo se explican por la rabia acumulada. La Policía no tiene dudas de que Ernesto cometió el crimen movido por los celos. Luego, a propia sinrazón de sus actos lo lleva ante la imposibilidad de seguir viviendo con la culpa de lo terrible que ha hecho, y es entonces cuando el suicidio resulta la solución a todos sus problemas.
O sea, que además de crimen pasional es un suicidio ampliado (porque no sólo se quita la vida sino que se lleva a otro en su acto). El mejor ejemplo se este tipo de suicidio ampliado sería el accidente del avión de Germanwings en los Alpes, en marzo del año pasado. El copiloto, Andreas Lubitz, se llevó, en su acción autodestructiva, la vida de 149 personas que nada tenían que ver con lo que pasaba por dentro de su cabeza.
Como decía Hannah Arendt, de lo que se trata es de comprender. Si hacemos el diagnóstico correcto podremos acercarnos mejor al tratamiento adecuado, pero si calificamos los hechos de forma errónea jamás nos acercaremos siquiera a una posible solución. Por ello, nos reafirmamos en que estamos nuevamente ante un crimen pasional con desenlace en suicidio ampliado. A partir de aquí, las medidas a adoptar dependerán de los expertos quienes son, en definitiva, los que tienen la última palabra.
Ada se fue y deja una niña pequeña en Paraguay, otra víctima del suceso que se queda huérfana de madre injustamente. Finalmente, la asociación también quiere dar sus condolencias a los familiares de Ernesto. Nos parece que la tragedia ha salpicado a integrantes de ambas familias y solemos olvidar que en las dos hay dolor y tristeza. Todos se merecen consideración y respeto.