Pedro Sánchez vuelve a decepcionar
La convocatoria de Pedro Sánchez ha levantado mucha expectación pero a mí, personalmente, me ha decepcionado. Sánchez mantiene su posición aludiendo a dos asuntos principales: el no a Mariano Rajoy, a quien a puesto otra vez de vuelta y media sin venir a cuento, y la voz y el voto de los militantes. Con la precipitación lógica escribo estas líneas; me gustaría que mis amigos socialistas no se enfaden conmigo, y por ello les pido, sinceramente, una reflexión sobre el discurso de Sánchez de hace unos minutos. Ha metido a Mariano Rajoy en el pringue de la corrupción como si fuera el inventor o el actor que más se ha beneficiado y no es justo. Porque, para empezar, Sánchez debería ser consecuente con lo que dice, y responsable de lo que afirma. La corrupción no la inventó el PP, sino su partido, el PSOE con los asuntos tantas veces cacareados en la prensa que vienen no ya de Felipe González, sino de la II República y que yo no voy ahora a enumerar; por tanto, el tema de atacar a Rajoy está fuera de todo orden del día porque su comparecencia de hoy está provocada por su situación en el PSOE y de eso, ni Rajoy ni el PP son responsables. No se puede hablar con la mentira a flor de labios.
El segundo aspecto que destaco se refiere a algo a lo que él alude a cada momento, pero lo hace como estrategia para descalificar a los compañeros de su propio partido, críticos con él, o sea, los barones y cuantos han dimitido de la ejecutiva estos días, entre otros. Él no consultó con la militancia cuando se cargó a Tomás Gómez (que, por otra parte, todos aplaudimos porque puestos a hablar de despilfarros, el de Gómez en Parla es de cuidado), y tampoco consultó a la militancia ceder la alcaldía de Madrid a Podemos, por ejemplo, de cuya decisión es tan responsable su partido, o sea él, como la pandilla de personajes que gestionan con su acostumbrada incapacidad una ciudad como Madrid, que por ser la capital de España (no diré la perogrullada del Estado, como dicen ellos), debería ser ejemplo para los casi sesenta millones de turistas que nos visitan, incluyendo a jefes de Estado y altos mandatarios internacionales. La situación no merece muchas vueltas porque es bien simple, su capacidad para negociar con Podemos es lo que preocupa a los barones y a gran parte de las bases del PSOE, porque les puede pasar lo que pasó a Izquierda Unida, como ha dicho Susana Díaz con acierto.
Me llama la atención la capacidad democrática de este personaje que utiliza el voto de la militancia para luego él tomar decisiones según su criterio y no advierte que es su criterio lo que provoca dudas y temores y éste es el resumen de la crisis que le tiene enrocado y preso. Pero hay que tener unos huevos muy grandes para comparecer ante la opinión pública y decir que es Rajoy (y vuelta la burra al trigo), el que tiene paralizado al país.
En su alusión a continuar la “hoja de ruta” (que mal me suena esto), para la política de las fuerzas del cambio (en plural, ¿con Podemos?) ha dicho que el PSOE debe iniciar un intento de formar gobierno ¿es que no recuerda que ya lo intentó y fracasó en ello?, ¿qué buscaba con esta intervención, anunciar y coaccionar a los que mañana se van a reunir para obligarlos a decidir entre Rajoy o él?… ¿se puede decir y quedarse tan fresco que Rajoy ha traído pobreza a España?
Hay tema para las tertulias y hay carnaza para los carroñeros, pero definitivamente Sánchez, que me ha parecido un tanto demacrado por el estrés de estos días, ha demostrado que no tiene carácter para ser presidente del Gobierno. Saldremos de dudas, acerca de su futuro (y, por desgracia, del nuestro), en este fin de semana.
La dimisión de Pedro Sánchez es una mala noticia para Podemos e IU. Por eso han montado tanto ruido en las redes sociales y en la calle Ferraz, antes, durante y después de la reunión del Comité Federal del PSOE.
Durante toda su vida, Pedro Sánchez ha estado preguntándose:
-“Que haría yo sin mí”
¿Fue un rey francés quien dijo aquello de: Después de mi, el diluvio? Es posible que Pedrito, crea ser la reencarnación de Luis XV. Nada mas lejos de la realidad, éste, si pasa a la historia, solo será por su monosílabo célebre ¡NO! pero creo que.. ¡no pasará!