Rato defiende que las tarjetas “black” fueron un incentivo legal validado
Rodrigo Rato ha usado argumentos semejantes a los de Miguel Blesa para defender el cargo de gastos personales a las cuentas de Caja Madrid y Bankia con las llamadas tarjetas “black”. Que eran legales y que ningún órgano de control puso pega alguna a ese sistema supuestamente retributivo. “Era un incentivo retributivo perfectamene legal, equiparable a lo que sucedía en el resto del sector”, ha dicho durante su declaración en juicio el expresidente de la entidad. Rato, para quien la Fiscalía Anticorrupción pide cuatro años y medio de prisión y 109.500 euros de multa por apropiación indebida y administración desleal, empezó defendiendo las Visas opacas como un complemento retributivo y después como parte del salario, no como un extra.
El que fuera vicepresidente del Gobierno con José María Aznar ha arrancado la cuarta sesión del juicio que se celebra en la Audiencia Nacional defendiendo que en la etapa de Caja Madrid esas tarjetas suponían un complemento retributivo al salario de los miembros del comité d dirección. ¿Cuál era su soporte legal o contractual?, ha preguntado el fiscal Alejandro Luzón, quien sospecha que esas Visas opacas no estaban dentro del cauce legal de la entidad.
Rato ha dicho en este sentido que, además de estar refrendado por el sistema de gastos de representación aprobados en 1988 bajo la presidencia de Jaime Terceiro –a diferencia de Blesa, Rato no insistió en responsabilidad a este expresidente–, la ley de cajas de ahorros de 2003 permitía pagar a la dirección incentivos ms allá de las diestas por asistencia a las reuniones de los órganos de dirección.
El expresidente se ha mostrado contundente e incluso tajante a las preguntas de Luzón y, en línea con su antecesor, ha apuntado a que ningún órgano de control interno de la entidad le advirtió de la posibile irregularidad del sistema. “Ningún departamento de los ocho o nueve que trabajaron con las tarjetas me hizo nunca una advertencia sobre su legalidad”, ha dicho, señalando en concreto y en varias ocasiones al comité de retribuciones del grupo.
Rato ha dicho no recordar si cuando recibió la Visa se le exigieron justificantes de los gastos, pero sí que le dijeron que era para gastos personal. En cuanto a la fiscalización de las Visas sí ha apuntado a que la Agencia Tributaria sometió la cuenta en que se cargaban esos gastos a inspección fiscal al menos hasta 2015, y que la actual dirección de Bankia ha presentado como deducibles esos gastos en el impuesto de Sociedades aún en noviembre del año pasado.
Es más, ha dicho que el Fisco tenía un criterio sobre la deducción de esos gastos. “Las tarjetas eran conocidas, estaban contabilizadas en las mismas cuentas desde hacía décadas y estaban declaradas al Fisco según el criterio que la Agencia Tributaria tenía de estos gastos”, a recalcado.
Transición de Caja Madrid a Bankia
Donde el discurso de Rato ha empezado a dar muestras de debilidad a ojos del fiscal ha sido cuando este le preguntó por qué y cómo mantuvo ese sistema de pagos tras la fusión de Caja Madrid, Bancaja y otras cinco cajas menores en Bankia, que el lideró. Ahí Rato trató de convencer a la Sala de que ese sistema, a propuesta suya, dejó de ser un complemento retributivo para pasar a ser un sistema liquidativo del salario; es decir, que los gastos que hacía con la tarjeta –en el caso de Rato 99.054 euros en viajes, alcohol, discotecas y retiradas en efectivo, entre otros cargos– se descontaban de su sueldo. Por eso también contradijo la versión de Blesa de que las tarjetas tuviesen un límite revisable.
“Durante los dos meses que yo utilicé esta tarjeta en Bankia los gastos se cargaban contra mi salario. Esa tarjeta no era parte de mi paquete retributivo”, ha reiterado Rato ante la insitencia del fiscal, que no acaba de creerse ese cambio de concepto de las Visas con la fusión de las cajas que formaron Bankia. Rato ha usado se argumento de que las tarjetas eran una sistema liquidativo del salario para jusiticar que los gastos con las tarjetas no apareciesen recogidos en los informes de gobierno corporativo de Bankia.
En su declaración Rato también ha insinuado que el exconsejero delegado de Bankia Francisco Verdú, que recibió la tarjeta pero decidió no usarla, conocía perfectamente el sistema y sin embargo no lo denunció. El antiguo “número dos” de la entidad, que declarará como testigo, ya testificó durante la fase de instrucción que jamás en toda su carrera de banquero había visto algo semejante.
Vamos, que a un vicepresidente “económico” le tendrían que haber dicho si eran o no eran legales las tarjetitas. Y quien no las usó, debía denunciarlo para que él se enterara. Si hubiera justicia, pasaría el resto de su vida picando piedras a pan y agua, lo mismo que el resto de chorizos de élite.
No cuando te rescatan con dinero publico cacho sinvergüenza.