Los globalizadores y el Nuevo Orden Mundial acabarán leyéndonos el pensamiento
Recuerdo con nostalgia aquellas tiendas o negocios familiares que antaño pasaban de padres a hijos, y seguían durante años y años con sus puertas abiertas en un mismo barrio de cualquier pueblo o ciudad. Hoy por el contrario, esos negocios tradicionales están desapareciendo. Donde hoy vemos abrir una peluquería mañana el local se transforma en una frutería regentada por paquistaníes. Si en la esquina de la avenida se anuncia la apertura de una franquicia, quizás a los tres o cuatro meses echen el cierre y abran una tienda de lencería o cosméticos. Pocos son los pequeños negocios que se sostienen con solidez más de cinco años.
Hasta las oficinas de correos han caído en picado. Los correos electrónicos, las empresas de mensajería a través de internet y otros servicios similares, han acabado con esas oficinas de correos que hemos conocido toda la vida en cualquier rincón de España. En la actualidad, la mayor parte de la correspondencia diaria que reparten los carteros son sobres con propaganda que va directamente a la basura; pequeña paquetería; propaganda electoral; multas o notificaciones de la más que pesada Administración; y alguna que otra factura.
Pero si hablamos de desapariciones, ¿quién se acuerda ya de los cheques? Aquellos pequeños talonarios con el logotipo de la entidad, supusieron una revolución para no tener que llevar dinero en efectivo y poder realizar pagos. Pues bien, las tarjetas plásticas de crédito/débito, al igual que las transacciones en-línea, los han hecho desaparecer.
¿Y la prensa de papel? Las nuevas generaciones simplemente han dejado de leer los diarios o periódicos que se venden en los quioscos. Casi nadie se suscribe ya a la edición impresa de estas publicaciones. Bueno, quizá quede algún liberal que por aquello de poner la saca donde ve negocio, tapándose la nariz, promueva todavía revistas con noticias donde todos se despellejan, para servir carnaza a un público muy “chic”.
Prensa de papel que está desapareciendo, como desparecieron el lechero a domicilio y aquel limpiabotas de bares y plazas. Ahora bien, si alguien está pensando que los diarios digitales en línea van a ser siempre gratuitos, creo que no se entera de la película. El incremento de dispositivos móviles, de internet, y de lecturas electrónicas, ha hecho que muchos editores de periódicos y revistas formen una alianza con Apple, Amazon, y las compañías de telefonía móvil más importantes, con el fin de desarrollar un modelo para los servicios de suscripción de pago.
Pero, no solo es la prensa de papel la que está a punto de desaparecer, sucede también con los libros impresos. Son muchos los que dicen que nunca abandonarán la versión del libro de papel que pueden tomar en sus manos y disfrutarlo mientras pasan las páginas. Sin embargo, ya se han puesto a nuestro alcance las librerías en-línea permitiéndonos leer un capítulo del libro antes de comprarlo, a un precio muy inferior al que pagaríamos por un libro de papel. Los que mueven los hilos del mundo, lo tienen todo programado.
Lo mismo sucede con el teléfono convencional o “teléfono fijo”. A menos que tengamos una familia numerosa y realicemos gran cantidad de llamadas, ya no lo necesitamos. La mayoría de las personas mantienen el “teléfono fijo” porque forma parte del paquete que ofertan las compañías con el “todo incluido”, y con llamadas prácticamente gratuitas.
Pero la parte de esta historia de cambios que me parece más triste, es la referente a la música. La industria de la música está sufriendo una muerte lenta. No sólo debido a las descargas ilegales desde los ordenadores, sino también por la falta de nuevas creaciones que lleguen a la gente. La “música” de hoy no tiene la armonía, la melodía, la orquestación, la letra o el romanticismo de la música de antes. Uno de los problemas para que hayamos llegado hasta aquí, ha sido la codicia y la corrupción. Los sellos discográficos y los conglomerados de radio están simplemente autodestruyéndose. La “música de catálogo” representa más del 40% de la música comprada en la actualidad, o sea, música tradicional de artistas consagrados, con la que el público está familiarizado. Sucede también con las giras, galas y conciertos en vivo y en directo. Para explorar este tema fascinante e inquietante, consulten el libro: “Apetito por la autodestrucción” (“Appetite for Self-Destruction”), escrito por Steve Knopper, y el video documental titulado: “Antes de que la música muera” (“Before the Music Dies”).
¿Y las televisiones? Las televisiones, como ya he repetido en más de una ocasión, están al servicio del poder político y financiero, y son sus dirigentes los que realmente gobiernan países como el nuestro. Pues bien, a las televisiones también se les está acabando el momio, pues han reducido seriamente sus ganancias no solo por la crisis económica, sino debido a que la gente más joven está viendo programas y películas en sus ordenadores o divirtiéndose con juegos y otros entretenimientos que ocupan el tiempo que antes pasaban frente a la “caja tonta”. Los programas que se emiten en horarios de máxima audiencia son pura basura, y han quedado únicamente para un sector de la sociedad que no sabe lo que es un libro, y que por no leer no leen ni los rótulos de los anuncios.
Otro cambió lo encontramos en la forma de guardar las cosas personales que poseemos (fotografías, cartas, documentos, etc.). Estos recuerdos son parte de nuestras vidas, pero en realidad podríamos no poseerlos en el futuro. Los ordenadores tienen un disco duro donde podemos guardarlos, pero ahora también podrán estar simplemente “residiendo en la nube”. Cuando guardemos algo, probablemente tengamos que pagar mensualmente una cuota de suscripción al proveedor de esa “nube”. Ahora bien, ¿seremos los dueños reales de lo guardado, o todo podrá desaparecer en cualquier momento con un gran “PUUF”?
Se acabó la privacidad. Si alguna vez existió un concepto que podemos mirar retroactivamente con nostalgia, ese concepto sería la privacidad. Algo que de todas maneras y desgraciadamente, desapareció hace mucho tiempo, ya que cuando compramos algo, nuestros gustos son colocados en un trillón de perfiles para que todos los conozcan, y para que los anuncios que emiten y controlan los globalizadores, cambien constantemente en función de cómo tengan que atender esos gustos.
De momento, y digo de momento -ya que la ONU planea que para el año 2030 cada persona cuente con una identificación biométrica, que será válida en todo el mundo para que toda la información y todos los datos de cada ser humano sean almacenados en una base de datos universal ubicada en Ginebra (Suiza)-, lo único que nos queda sin que los globalizadores puedan ejercer ningún cambio mientras permanezcan en nuestra mente, son nuestros “recuerdos”, a no ser, que el Alzheimer nos despoje también de ellos.
De lo que no cabe ninguna duda, a tenor de la velocidad con la que todo se mueve y está cambiando, es de que los que dirigen el Nuevo Orden Mundial acabarán leyéndonos el pensamiento.
Los líderes políticos y religiosos están gastando grandes recursos económicos y apurados mas que nunca armando la plataforma para dar la bienvenida a un mesías muy próximo en aparecer, se hacen fuertes alianzas mundiales, se aliza la tecnología de punta para un gobierno con tecnisismo mundial, YA SE ESCUCHA LOS CASCOS DE LOS CABALLOS DEL APOCAPIPSIS; Entonces aparecerá este falso mesías, en la actualidad siguen haciendo grandes avances para que sea aceptado, y no sea menospreciado por nadie, deben imponer su autoridad, haciendo todo lo posible para convencer primero sagazmente así como amigablemente, y los que no quieran aceptar a… Leer más »
El gran hermano de 1984 ya enseña los dientes. Lo malo será el control absoluto sobre cada persona: se acabó la poca libertad que tenemos. Y nadie que no tenga el chip podrá comprar ni vender, ni viajar ni ir al médico. Los robots ganarán la partida.
Ese tiene q ser feo
Yo tampoco tengo ninguna duda. No pasará mucho tiempo antes de que la tecnología permita leer el cerebro. Al principio de manera muy básica, pero con el tiempo se irá refinando. Y aún más peligroso: será incluso posible “controlar” el cerebro de cualquier persona al antojo del “controlador”. Muy preocupante también, es la futura fusión entre la materia orgánica y la inorgánica. De hecho, no tan futura, existen desde hace tiempo prótesis de rodilla, piernas ortopédicas, marcapasos… Es evidente que puede aportar (y está ya aportando), grandes ventajas, pero como todo lo que es potencialmente muy “bueno”, tiene un potencial… Leer más »
Al estar cimentado el sistema sobre arena y apuntalado con mentira sobre mentira, el desequilibrio del mismo es cada vez mayor. Habrá derrumbe, seguro, y lo importante no es salvar el sistema sino salvar las personas, física y espiritualmente.
Todo esto es muy cierto. Particularmente peligroso es la desaparicion del dinero en metalico, se está enfocando a que hagamos todas nuestras compras a traves del movil, es decir, que nuestra vida dependera de un aparato que deberemos llevar siempre con nosotros… en el momento que alguien sea díscolo para el Sistema con apagarlo desde arriba apagas la vida del individuo, contactos, correo, cuenta bancaria…todo. Simplemente quedarás fuera juego sin ninguna capacidad autónoma. Inquietante verdad ? Pues a eso vamos.
Ese es otro protocolo y que probablemente le costa la vida a Aaron Russo.
https://www.youtube.com/watch?v=hzWZrfICuEc
Lo que habría que hacer es una profunda reflexión del sistema económico actual ya que el avance de nuevas tecnologías, robotica y el uso de micros más rapidos acabara quitando muchos puestos de trabajo por lo tanto algún sistema nuevo habrá que buscar ¿o es justo no poderte ganar el pan porque te sustituyen por un robot al que no se le paga salario alguno? Yo creo que no.