Va de estatus, que no de otra cosa
Porque la guerra, la que se libró el fin de semana de comienzos de octubre en Ferraz, en la sede del socialismo, no sólo era de ideologías. No sólo era frenar la podemización del PSOE al que estaba dispuesto un secretario general, Pedro Sánchez, que con tal de llegar a Moncloa estaba dispuesto a pactar con nacionalistas separatistas. La lucha era también mucho más personal. Porque Pedro, César Luena, y muchos de los miembros de su guardia pretoniana que llegaron a la calle Ferraz en coche oficial no tienen oficio conocido. Vamos que sólo conocen la nómina que gracias al partido les permite llevar una vida representativa. Y muchos, como ya ha confesado el ex candidato a la comunidad de Madrid, frustrado por el llamado Tamallazo, Rafael Simancas, si en las próximas elecciones le desplazan, lo tiene crudo.
La noche del domingo dos de octubre vimos salir, caminando, a un César Luena que ya no era Secretario de Organización, y por lo tanto, se había quedado sin el servicio de coche oficial, chófer, etc. El propio Pedro Sánchez, ex secretario general, despojado de su estatus, lo sacaron en un Prius para que no se diera el paseíllo entre aclamaciones de los podemitas que tenían tomada la calle desde primeras horas de la mañana, con pancartas y demás parafernalia.
Y es que Pedro “nono”, que por falta de carisma no paraba de perder elecciones, por lo que luchaba, la verdad, era para desalojar de Moncloa a un equipo salpicado de corrupción, no menos que el propio partido del socialista, y repartir ministerios, coches oficiales y una vida llena de privilegios entre los suyos y sus amigos pablistas. Dicen que le tomó gusto a que lo llevaran en helicóptero, junto con su familia, para comer en un exclusivo restaurante leonés, y evitar el atasco de las carreteras. Porque siempre ha habido clases en España. Los que sufren colas interminables en las autopistas españolas y los privilegiados que pueden optar por los servicios del helicóptero de turno.
Otro día les hablaré de por qué Pedro Sánchez prefirió a la podemita Carmena como alcaldesa de Madrid en lugar del compañero socialista Antonio Miguel Carmona.