Vergüenza universal del hambre y la miseria (II de III)
Pelayo del Riego*.- LA ENERGÍA VEGETAL: Un 83% de la energía alimenticia, procede de alimentos de origen vegetal y un 17%, de alimentos de origen animal. La energía vegetal, suma las cantidades de vegetales consumidos directamente por el hombre, los utilizados en la alimentación animal y las semillas utilizadas para la siembra.
PRODUCCIÓN AGRÍCOLA
Medida en calorías, los cereales, constituyen más o menos el 50% de la producción agrícola mundial. En la actualidad, la humanidad consume cerca del 40% de la producción primaria agrícola. Esta producción agrícola, alcanzó su máximo a mediados de la década de 1980 y desde entonces, su producción per cápita, ha venido descendiendo. Una importante cantidad de cereal, se dedica a alimentar ganado (38% del consumo mundial) y no personas. Esto permite la persistencia del hambre (sobre todo mujeres, ancianos, enfermos y niños) cuando hay alimento suficiente para todos.
La producción de frutas, hortalizas, tubérculos, pescado y productos animales -alimentados de pastos y no de cereales- aporta alimentos, para mantener a la población actual, bien alimentada. No obstante el carácter finito de la biosfera y el nivel de consumo actual, de las fuentes de recursos alimenticios, imponen una reflexión muy seria, ante este aspecto de la problemática, que afecta a la humanidad. El límite más patente es el terreno.
Los cálculos de la superficie de tierra cultivable, en el planeta, oscilan entre dos y cuatro mil millones de hectáreas. Se explotan actualmente, más o menos, 1.500 millones de hectáreas -15.000.000 de km2- que representa, un 10% de la superficie terrestre de la Tierra, y equivalen a 30 veces la superficie de España, o tres y media veces, la superficie de la Europa de los 28. Esta extensión (un cuadrado de casi 4.000 km de lado) se ha mantenido casi constante durante tres decenios. El espesor medio del suelo -que es el soporte de la vida vegetal terrestre- calculan los edafólogos, que es de 20 centímetros. Los mayores aumentos de producción, se han venido obteniendo de mayores rendimientos -abonos, semillas, regadío- y no de la expansión neta de terrenos. Se roturan nuevas tierras y otras se abandonan, por su degradación, a causa de la pérdida de humus, salinización, erosión, desertización y urbanización.
LOS EXCEDENTES
A la vez que el hambre es endémica en muchos países, existe una sobreproducción, de más de 400 millones de toneladas de cereales, producto de subvenciones, de las democracias occidentales a sus sectores agrícolas. De estas subvenciones, a los agricultores, les llega menos de la mitad, el resto se consume en burocracia y estímulo a los productores menos eficaces. Estos excedentes, son protagonistas de operaciones comerciales esperpénticas, que claman al cielo, todo ello por razones de costes de almacenamiento. USA gasta 6.000 millones de dólares, para exportar maíz por valor de tan solo 2.000 millones de dólares y la Comunidad Europea, vende mantequilla a la décima parte de su costo.
PRODUCCIÓN DE CARNE
Partiendo de que la carne no es indispensable para la alimentación del hombre, su producción, supone un despilfarro de energía alimenticia. Se necesitan unas 6.000 a 7.000 kilocalorías de cereal pienso, para producir 1.000 kilocalorías de carne. En el caso de los bueyes cebones, criados de forma intensiva, por una caloría de carne de vacuno, se emplean en ocasiones más de 30 calorías de energía ajena. Las generaciones futuras, que seguirán obteniendo proteínas y energía de las leguminosas y cereales, tendrán, seguramente, que reducir la producción y consumo de carne, a fin de destinar al consumo humano, una parte de esos cereales y leguminosas, que se vienen dedicando a la alimentación animal.
LA POBLACIÓN
Insistimos, en que actualmente, el Planeta ya supera los 7.300.000.000 de habitantes y tiene un saldo acumulativo, próximo a los 79.000.000 anuales. Su crecimiento, ha sido exponencial, desde los años 60 del siglo pasado y se ha duplicado, en un periodo de 30 años. La tendencia parece indicar, que en 20 años, rondaremos los 9.000.000.000 de personas. La explosión demográfica, se produce en los países más pobres y esto está originando y va a originar más número de pobres y mayor grado de pobreza.
CONSUMO HUMANO DE ALIMENTOS
Los cereales aportan un 50% de la energía total. Según la FAO, el consumo total de alimentos por persona/año, en los países en desarrollo, es de 361,3 kg y en los países desarrollados, de 613 kg. Esto produce, por un lado hambre y por otro obesidad. El consumo humano directo, de cereales, alcanza el 47% (173 kg), en los países en desarrollo y solo el 26% (159 kg), en los desarrollados. En los industrializados, la media de consumo persona/año, es de 88,2 kg de carne y 212 de lácteos, frente a 25,5 kg, y 45 kg anuales, en los países en desarrollo. Cuatro veces más de carne y cinco más de lácteos. El consumo de raíces y tubérculos, es parecido en ambos grupos, 66 kg persona/año y el de azúcar, es de 33, frente a 21. El consumo de aceites vegetales, es de 20,2 kg. y 9,9 respectivamente. En cuanto a legumbres, los segundos doblan a los primeros: 6,8 kg frente a 3,8 lo que favorece a los países en desarrollo, por su calidad alimenticia.
ADITIVOS Y SALUD HUMANA
Los aditivos alimentarios, son productos químicos, que por sí mismos no son alimento y que se agregan deliberadamente a los alimentos y bebidas, con el fin de modificar sus propiedades organolépticas -sabor, aroma, color, o textura- o modificar su elaboración, o conservación. Las principales funciones de los aditivos, son: asegurar la salubridad, aumentar la conservación y estabilidad, hacerlos posibles fuera de temporada, mantener su valor nutritivo, potenciar la aceptación y atractivo, facilitar la fabricación, transporte, o almacenamiento y dar homogeneidad al producto.
Toxicológicamente, estos aditivos no son malos, ni buenos en sí. Los aditivos clásicos y naturales –sal, azúcar, vinagre, humo- que añadidos a ciertos alimentos y en ciertas proporciones, el hombre experimentó que evitaban la proliferación de bacterias y favorecían la conservación de alimentos de temporada, se combinaban de forma tradicional, con la adicción de hierbas aromáticas y especias. Los adobos, salazones, escabeches, confituras, conservas enlatadas, encurtidos y ahumados, han sido una constante en todas las civilizaciones y han contribuido, beneficiosamente, a la alimentación racional, de los seres humanos, si bien los errores en los procesos, han originado graves accidentes, por botulismo.
El problema comienza, con el industrialismo alimentario y la comercialización, en competencia que exigen nuevas formas de elaboración, conservación y presentación. El potencial peligro de los productos químicos utilizados, como aditivos, puede venir de la cantidad ingerida, en un determinado tiempo, la intolerancia individual y los efectos cruzados que pueden provocar consecuencias nocivas.
Los grupos de aditivos más comunes, son: aromatizantes, colorantes, conservantes, antioxidantes, acidulantes, edulcorantes, espesantes, gelificantes, saborizantes, emulgentes y estabilizadores. El grupo más extenso es el cosmético, que afecta al sabor, apariencia y textura, en el que se invierte el 88%, del dinero gastado en aditivos. Únicamente, está regulado el uso de unos 500 aditivos por normativas, pero sólo potenciadores de sabor, hay más de 3.500. En la Unión Europea, se incluyen los aditivos en listas positivas y se codifican con la letra E, seguida de un número, a fin de etiquetar de forma práctica en todos los idiomas de la unión. Dentro, incluso, de la UE, algunos productos están permitidos en unos países y prohibidos en otros, por estar bajo sospecha, de ser alérgenos, cancerígenos, mutágenos o teratógenos. Citamos algunos de los más comúnmente utilizados y que vienen expresados en clave de catálogo.
E127 Eritrosina Colorante puede ser cancerígeno
E132 Carmín índigo Colorante
E102 Tartracina Colorante puede producir asma y alergias
E110 Amarillo ocaso FCF Colorante puede producir asma y alergias
E133 Azul brillante CFC Colorante
E104 Amarillo de quinoleína Colorante
E211 Benzoato sódico Conservante puede ser cancerígeno
E120 Cochinilla Colorante
E122 Carmoisina Colorante puede producir asma
E210 Ácido benzoico Conservante
E150 Caramelo Colorante
E250 Nitrito sódico Conservante
E220 Dióxido de azufre Conservante puede producir asma
E251 Nitrato sódico Conservante
*Miembro del Capítulo español del Club de Roma