Vergüenza universal, del hambre y la miseria (III de III)
Pelayo del Riego*.- LA POBREZA Y EL HAMBRE: Nuestro mundo, se caracteriza por una gran pobreza, en medio de la abundancia y el despilfarro. 2.800 millones de habitantes –el 40% de los seres humanos- en pleno siglo XXI, viven con menos de 2 dólares diarios y de ellos 1.100, con menos de 1 dólar diario. Carecen de educación, de servicios, de atención a la salud, de vivienda adecuada, de seguridad, de ingresos personales y de comida suficiente. En el tercer mundo, del 50% al 90% del presupuesto familiar, se invierte en alimentación.
Más de los dos tercios de estos pobres, se encuentran en Asia, Meridional (43%), y Oriental (24%). El resto de esta población, sumida en la pobreza, se encuentra en el África subsahariana (24%) -Burundi, Etiopía, Liberia, Malawi, Madagascar, Mozambique, Níger, Nigeria, Rwanda, Sierra Leona, Tanzania, Togo, Uganda, Eritrea, Congo, Malí, Burkina Faso- América Latina (7%), Europa, Asia central (2%), Oriente Medio y Norte de África (1%). El 75% de los pobres, son habitantes del área rural. La mayor parte de los conflictos, que actualmente causan estragos en África, Asia o América Latina, tienen en la pobreza su verdadera raíz, a pesar de que, periodistas y políticos, insistan en reducir sus causas, a enfrentamientos ideológicos, étnicos, o religiosos. Las corrientes migratorias, igualmente causadas por la pobreza, comienzan a alertar, de que este problema debe ser tomado en serio.
LA IGNORANCIA
Más del 82%, de los 1.200 millones de seres humanos que viven por debajo del umbral de la pobreza, en términos de ingresos, son analfabetos y dentro de estos, su mayor porcentaje mujeres. Del resto, hasta los 3.000.000.000 de seres humanos, que viven en condiciones precarias, el porcentaje, no baja del 60%. Según la UNESCO, hay 875.000.000 de analfabetos. La correlación de la ignorancia, con la pobreza, es casi matemática y viceversa. La pobreza produce analfabetismo y el analfabetismo pobreza, la vinculación es evidente. Luchar contra la ignorancia, es luchar contra la pobreza.
MALNUTRICIÓN Y CONSECUENCIAS DEL HAMBRE
En los países en desarrollo, uno de cada tres niños, sufre malnutrición. La FAO, calcula en 2006, que unos 850.000.000 de personas están crónicamente malnutridas. Recordemos que una persona, que ingiere menos de 1.900 kcal/día, en actividad moderada, es una persona subnutrida. Manos Unidas, acusa que para 2008, el número se ha incrementado y alcanza 907.000.000, un 7% más. De las personas hambrientas, la mayor parte son mujeres, ancianos, enfermos y niños. La restricción de alimento, durante la gestación y la infancia, propicia las malformaciones, la labilidad a enfermedades banales y reduce la velocidad de crecimiento. Sumada esa carencia, a la escasez y mala calidad del agua, las consecuencias son la disminución de capacidad física e intelectual y la aparición de enfermedades carenciales, como el escorbuto y el beriberi, estilos de vida nocivos, enfermedades endémicas, demografías desproporcionadas y hambrunas. La ONU (FAO, Food and Agriculture Organization, creada el 16-X-1945) calcula en 25.000, las muertes diarias de personas, por hambre en el mundo -la gran mayoría en África- que sería equivalente, al 60% de la población de un país como España, cada año, en lo que denomina “genocidio silencioso”. El ritmo de exterminio, es equivalente al de la segunda Guerra Mundial: 45.000.000 de víctimas mortales, en cinco años y medio. Los niños son los principales afectados, con un número de fallecimientos, superior a los 5.000.000 anuales, que algunas entidades cifran en 10.000.000 y que podrían llegar a superar los 12.000.000, según apuntan distintas fuentes (FAO, G-20, UNICEF, Oxfam, Cáritas). Todo esto, junto a unas grotescas precisiones, de que si uno por segundo, o tantos por minuto. La malnutrición, que afecta a más de 55.000.000 de niños, se traduce en baja estatura por edad y bajo peso, por estatura.
Estas cifras globales se confunden, fluctúan y varían. Al fin, las muertes, se producen por enfermedades endémicas, ó incluso leves, que la subnutrición convierte en mortales. De cualquier manera, es escandaloso y vergonzoso, que en el siglo XXI estemos en estas condiciones, en estas cifras redondas y redondeadas y en esta imprecisión y disparidad. Los muertos de hambre, vienen a constituir una masa informe, cifrada -más bien menos que más- en fluctuantes números redondos, por engoladas burocracias, que viven demasiado bien; muertes, que unas veces invocan algunos gobiernos para conseguir ayudas y otras, sin duda, las ocultan indignamente. ¿Cómo se va a solucionar el problema, si se desconoce su verdadera entidad? ¿a bulto? En duro y desvergonzado contraste, cuando en occidente se producen catorce muertes, por una mutación gripal, o un virus, que se descontrola un poco, se desencadena una alarma mediática apocalíptica y se malgastan millones de euros en vacunas, que luego hay que tirar a la basura. Este es el mundo en el que vivimos, las manos en las que estamos y el grado de conciencia imperante. ¿Qué hacen los costosos organismos internacionales? ¿Son responsables?
La pobreza, tiene enormes y patentes efectos negativos, sobre el medio natural. Provoca la esquilmación de pastos, la tala indiscriminada y abusiva, de árboles y el deterioro del capital natural, del que depende el futuro de otras generaciones. Otra consecuencia relevante, es la huída de la población, de las áreas rurales, hacia el hacinamiento en las macrociudades. Migraciones. El 50% de la población mundial, se agrupa ya en las ciudades y llegará pronto al 80%. El Informe Brundtland, en 1987, ya advertía que es requisito previo y sine qua non, reducir sustancialmente la pobreza, para hablar de la sostenibilidad del desarrollo socioeconómico, tanto en grado, como en cantidad; y ello habrá de ser, mediante el reparto equitativo, de los recursos naturales y de la riqueza; y a través de la educación y la capacitación de las personas.
CONTRASTE ESCANDALOSO
Como hemos apuntado ut supra, casi la mitad de la población mundial, vive con menos de 2 dólares diarios, mientras las 225 personas de mayor fortuna, poseen un patrimonio equivalente a la renta de 2.500 millones de personas y la fortuna de las 15 personas más ricas del mundo, supera el PIB del conjunto de los países del África subsahariana. La renta de los 500 individuos más ricos del mundo, es superior al ingreso de los 416 millones de individuos más pobres. Esto equivale a que unos tienen 832.000 veces, más que otros y la tendencia es a aumentar esta diferencia. No hablemos de las empresas multinacionales y los presupuestos que manejan. ¿De qué sirven los derechos humanos proclamados por la ONU? ¿Qué clase de políticos y legisladores permiten esto? ¿Qué orden social es este? ¿Qué futuro cabe esperar?
El hambre, no persiste a causa de los límites físicos del planeta, sino que es producto del egoísmo, del acaparamiento, de la corrupción consentida y de un sistema de normas nacionales e internacionales que no se implican seriamente, en una distribución equitativa. Hoy, las desigualdades son mayores que nunca. Si en 1820 ese 20% más rico, de la población mundial, ganaba 3 veces más, que el 20% más pobre y en 1870, la proporción era de 7 a 1; el siglo XX, ha llevado la desigualdad, a proporciones crecientes y así en 1960, esta proporción, pasaba a ser de 30 veces más. En 1990, la proporción –descaradamente progresiva- era de 60 a 1 y, en 1997, de 74 a 1, según el PNUD. El resultado es, que en dólares, en el comienzo del siglo XXI, hay en el mundo 157 billonarios, cerca de dos millones de millonarios y más de mil cien millones (un 20%) de personas, cuyos ingresos diarios no superan un dólar.
ACCIONES CONTRA LA POBREZA Y EL HAMBRE
Los países industrializados consagran 40.000 millones de dólares por año, a la ayuda a los países menos desarrollados, lo que equivale a diez mil millones menos, de lo que los europeos gastan anualmente en tabaco. La corrupción política, la excesiva burocratización, la disfunción, el desorden, la dispersión en las instituciones de ayuda -Banco Mundial, APD, UNICEF, FAO, UNESCO, PNUD, etc- y el déficit democrático de muchos países, a los que se admite en las organizaciones internacionales, como a uno más y se les permite pontificar, es también causa eficiente, de esta miseria humana. Los gastos en armamento, superan los 1,2 billones de dólares anuales y las subvenciones, a los sectores agrícolas del primer mundo, superan los 376.000.000.000 de dólares anuales.
El 0,7 % del PIB de los países ricos, de la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD), que junto a la condonación de deuda externa, ha venido a luchar contra la globalización de la pobreza, es menos de la mitad, que el importe de las remesas de los emigrantes, que se elevan a unos 110.000 millones de dólares anuales. La Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD), ha disminuido de 53.300 millones de dólares, en 1992, a 53.100 millones de dólares, en el año 2000. El Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, la Organización Mundial de Comercio y la OCDE, no contemplan ningún mecanismo de redistribución de la renta. La Conferencia para la Financiación del Desarrollo, en Monterrey, en el 2002, vino determinada por la resistencia de los países industrializados, a aumentar la ayuda al desarrollo, hasta alcanzar el objetivo de la ONU del 0,7% del PIB, o alcanzar un acuerdo significativo, para aliviar la deuda externa de los países en desarrollo. El lastre funcionarial desaforado, la desidia y la ineficacia crónica, mostrada por las instituciones público-internacionales en esta lucha, hace presagiar, a mi humilde juicio, que sólo la gestión de esos fondos, por una o varias empresas privadas -con ánimo de lucro, por supuesto y debidamente supervisadas e inspeccionadas en sus resultados- podría garantizar alguna esperanza de éxito en esta materia.
LOS OBJETIVOS DEL MILENIO Y OTROS BRINDIS AL SOL
El compromiso de reducir el hambre en el mundo, ha sido suscrito por todos los estados miembros de Naciones Unidas, en las Cumbres Mundiales de Alimentación de 1996 y 2002. En el año 2000, en Nueva York, los jefes de gobierno, de 189 países integrantes de la ONU -que son 192- se comprometieron, a la consecución de ocho importantes objetivos y a cumplir con 18 metas cuantificadas para 2015. Los objetivos del Milenio de Naciones Unidas Milenium Development Goals son: 1) Erradicar la pobreza extrema y el hambre, 2) Lograr la enseñanza primaria universal, 3) Promover la igualdad entre sexos y la autonomía de la mujer, 4) Reducir la mortalidad infantil, 5) Mejorar la salud materna, 6) Combatir el SIDA, el paludismo y otras enfermedades, 7) Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente, 8) Fomentar una asociación mundial para el desarrollo.
A los ocho años de tan nobles propósitos la ONU denunció que los países ricos han reducido los flujos de asistencia oficial.
El objetivo nº 1, erradicar la pobreza extrema y el hambre, no se alcanzará en 2015, sino un siglo después. Las personas pobres, casi el 40% de la Humanidad, son cada vez más pobres.
Al objetivo 2º, lograr la enseñanza primaria universal, le ocurre tres cuartos de lo mismo; más de ochenta países están lejos de lograr esta meta. El mayor reto está en el África subsahariana.
El objetivo 3º, promover la igualdad entre sexos y la autonomía de la mujer, que debería haberse alcanzado en 2005 no se ha logrado. En más de ochenta países la desigualdad todavía persiste en todos los niveles educativos. Las mujeres siguen representando dos tercios de los 880 millones de adultos analfabetos y por ende pobres, que hay en el mundo.
El objetivo 4º, reducir la mortalidad infantil, se cumpliría en 2050, más de 30 años después de lo acordado. Esto se traduce en casi 40 millones de muertes infantiles más.
El objetivo 5º, mejorar la salud materna, necesita muchos más medios y recursos para que los alumbramientos sean atendidos por personal cualificado. Cada año medio millón de mujeres muere durante el embarazo o el parto.
Para el objetivo 6º, combatir el SIDA, el África subsahariana solo ha recibido el 60% de los fondos comprometidos. Sólo el 12% de las personas con SIDA tiene acceso a los retrovirales. Cada año el paludismo y la tuberculosis, producen tantas víctimas como el SIDA.
En cuanto al objetivo 7º, garantizar la sostenibilidad del medio ambiente, en 2015, cerca de 2.200 millones de personas seguirán sin servicios de saneamiento adecuados, y 650 millones no tendrán acceso a recursos de agua potable. Las consecuencias de la degradación ambiental, aumentarán en los próximos 50 años y según la ONU es ya la segunda causa del fallecimiento de personas en el mundo. El consumo de agua contaminada, provoca más muertes que la guerra o el terrorismo. Más de 5 millones de personas -el 90% niños- mueren cada año por esta causa.
El 8º objetivo, fomentar la asociación mundial para el desarrollo, requiere un sustancial incremento de la ayuda oficial al desarrollo. Esta ayuda ha disminuido en los últimos 15 años. Tan solo cinco países –Dinamarca, Luxemburgo, Holanda, Noruega y Suecia- han alcanzado el 0,7% de su renta para esta ayuda. Los países del G-8 que se comprometieron a aportar 50.000 millones de dólares anuales hasta el 2010, apenas han dado la mitad y un 80% de esta ayuda procede de la cancelación de la deuda a Irak y a Nigeria. En los últimos cinco años, los países del África subsahariana han pagado más de 65.000 millones de dólares, en concepto de deuda externa. Únicamente con la cancelación de la deuda, de los 62 países más pobres de la Tierra, sería posible el cumplimiento de este objetivo. El compromiso del G-8 a condonar, en su momento, la deuda de los 18 países más pobres, ni tan siquiera lo ha cumplido.
La III Conferencia Internacional sobre Financiación del Desarrollo Sostenible, Addis Abeba (Etiopía) del 13 a 16 de julio del 2015), el PNUD reúne a 193 estados miembros de la ONU, para acordar una Agenda de Desarrollo Global Sostenible, a aprobar en septiembre en Nueva York, en la Asamblea General, con 17 ODS, u objetivos de desarrollo sostenible a conseguir antes del 2030 (169 iniciativas). Iniciativa de Ban Ki-Moon, que se denomina Agenda de Desarrollo Sostenible de Addis Abeba y que sustituye (ODS) a los llamados Objetivos del Milenio (ODM), programados para ser alcanzados en 2015 y que resultaron un total fracaso. Los países ricos, emergentes se comprometen a aportar el 0,7 del PIB. ¡Ya nos lo contarán!. Europa, parece que se compromete a un 0,2 para el 2030 y viene a apoyarse en alianzas público-privadas, entelequia esta aportada por la FAO, que busca fondos para su cara subsistencia como sea. Mientras estos brindis al sol, que lo fían a tan largo plazo, para quitarse de problemas, mientras la gente se muere cada día, se celebren en África, donde no va la gente seria y donde Ban Ki-Moon es un personaje importante, como Graziano da Silva, Barcena, de la CEPAL, etc. y otros cerebros de la buena vida en Nueva York, Roma y Santiago, respectivamente, persistirá el problema, como anuncia el Club de Roma. La solución sólo la tiene el G-8 y otro tipo de instituciones y personajes que no acuden a Addis Abeba, ni a Nairobi, ni a Barranquilla.
SEGURIDAD ALIMENTARIA, SALUD Y DESARROLLO. ALIMENTOS TRANSGÉNICOS
Existe esta seguridad, cuando todos los habitantes de un país incluidos niños, ancianos, mujeres, adultos, enfermos y marginados tienen acceso físico y económico, a los alimentos en todo tiempo -incluyendo desayuno, comida y cena en cada día del año y en todas partes- en cantidad y calidad nutritiva, suficientes para desarrollar una vida normal, activa y sana. Al fin, eso es el desarrollo: alimentación, servicios sanitarios, ambiente saludable y educación; que el hombre se desarrolle, en todas sus dimensiones, a la conquista de sus derechos y de su dignidad y poder elegir, decidir y llegar a ser responsable en su medio social y natural. La seguridad y la soberanía alimentaria, son condiciones sine qua non, para la seguridad y la paz mundiales.
La contaminación de aguas y tierras, atenta contra la seguridad alimenticia y puede afectar muy gravemente a la salud humana y a la de los animales. Los metales pesados, por ejemplo, son elementos -plomo, mercurio, manganeso, cromo, cobre, cadmio, zinc- y por tanto, no pueden ser destruidos, sino transformarse de un compuesto químico en otro y tienden a acumularse en cursos de agua, suelos y en los organismos vivos. Son problemáticos para su eliminación y altamente contaminantes. Algunos, como el mercurio, cuando pasa a compuesto orgánico -metil mercurio- tiende a acumularse, por ser liposoluble, en los tejidos grasos del pescado y de las aves. El consumo de este pescado, o de estas aves, por seres humanos, permite el paso del mercurio de este compuesto a los nervios y al cerebro, pudiendo causar incluso la muerte. Varios de ellos -cobre, manganeso y zin- son esenciales como componentes de la dieta y su carencia, puede provocar enfermedades importantes. Otros carecen de estas características biológicas y en cantidades ínfimas, actúan como venenos. Compuestos organoclorados, como los bifenilos policlorados, resultado de la mezcla de 209 compuestos, son prácticamente indestructibles y están incorporados a la cadena trófica, de manera alarmante. Son insolubles en agua pero liposolubles por lo que se acumulan en el tejido graso de animales y seres humanos.
Las concentraciones más altas, se encuentran en peces carnívoros, aves y mamíferos marinos, grasa humana y leche materna. Imitan la acción de ciertas hormonas, como el estrógeno y bloquean la acción de otras, son disruptores endócrinos y llegan a confundir las delicadas señales que gobiernan el metabolismo y el comportamiento. Han sido calificados de bomba de relojería biológica. Aunque están prohibidos desde 1970, persisten en grandes cantidades. Se usaban para disipar el calor en condensadores y transformadores eléctricos, fluidos hidráulicos, lubricantes y componentes de pinturas, barnices, papeles copiantes, plaguicidas y tintas. Durante años, se han vertido en cunetas y desagües, sin pensar en las consecuencias ambientales y biológicas. Un tema vinculado a la seguridad alimentaria, es el de los llamados transgénicos, que son alimentos que contienen ingredientes producidos, a partir de un organismo modificado genéticamente, procedentes de plantas, principalmente transgénicas, como el maíz y la soja. Estos alimentos, no siempre contienen proteínas codificadas por los genes transferidos, porque muchas de estas proteínas, se expresan en partes de las plantas que no son los órganos cosechados. Existe una viva controversia, o diatriba, sobre el asunto. Sus defensores, aducen ventajas para la alimentación humana, dada la resistencia contrastada de estas nuevas especies, a la salinidad de las aguas, a las sequías, a los agentes patógenos y dada la obtención, a su vez, de mayores rendimientos de las cosechas, una posible solución al problema del hambre.
Por otro lado, los detractores aducen, que producen alergias, resistencia a los antibióticos, que son cancerígenos… y lo hacen, partiendo de la base de que se utilizan para su obtención, genes de virus, de bacterias, e incluso de insectos. Otro argumento en contra, es la previsible generación de monopolios en el comercio de semillas, cuando se produce el desplazamiento de las especies naturales, que se han venido utilizando y la consiguiente politización de su uso. En esta materia, como en tantas otras, hay que acudir al principio de prudencia, dada la incertidumbre actual. Nos remitimos a las prescripciones del Programa 21, en lo que se refiere a la gestión de la biotecnología y no dejamos de mantener la esperanza, de que el camino emprendido, al menos, puede ser un posible vía para el bien futuro de la humanidad.
EL PROGRAMA 21 Y LA LUCHA CONTRA LA POBREZA
El capítulo 3 del Programa 21, prescribe que cada país, deberá dotarse de su propio programa para erradicar las causas básicas de la pobreza, tales como el hambre, el analfabetismo, la falta de atención sanitaria y pediátrica, el desempleo y la presión demográfica. Deberán apoyarse los esfuerzos individuales y de los gobiernos, incluso mediante la asistencia financiera, puesto que la lucha contra la pobreza, incumbe a todos los países.
Las Naciones Unidas y los Estados miembros deberán conceder prioridad, a la lucha contra la pobreza. Las naciones pobres, necesitan el desarrollo económico para absorber el desempleo. A largo plazo, sólo un desarrollo sostenible, puede evitar la futura caída de la productividad y el reintegro en la pobreza. Entre los medios a su alcance, los gobiernos, pueden fomentar el desarrollo, asignando mayores responsabilidades y recursos a grupos locales y a las mujeres. Las organizaciones cívicas, de mujeres y ONGs, constituyen importantes fuentes de dinamismo, e innovación, en la comunidad. La población local, necesita participar en la protección y la gestión sostenible, de los recursos naturales; ha de tener acceso a la tierra y a los recursos naturales y disponer de fondos para llegar a ser productiva. Necesitan formación y educación. La planificación de la familia, es necesaria en muchos puntos del mundo, con igualdad en la decisión entre hombres y mujeres, acceso a asistencia sanitaria e informativa y posibilidad de las mujeres de amamantar a sus hijos. La deuda externa, es un peso excesivo para muchos países pobres. La asistencia financiera, debe tener en cuenta estos programas, de preocupación ecológica y los servicios básicos, para estas personas pobres y necesitadas.
LA CARTA DE LA TIERRA Y LA POBREZA
La Carta de la Tierra, en su Principio I Respeto y cuidado de la comunidad de vida, prescribe en su punto 3-b, promover la justicia social y económica, posibilitando que todos alcancen un modo de vida seguro y digno, pero ecológicamente responsable y dedica el Principio III, Justicia social y económica, muy específicamente, a este problema, prescribiendo erradicar la pobreza, como un imperativo ético, social y ambiental, garantizando el derecho al agua potable, al aire limpio, a la seguridad alimenticia, a la tierra no contaminada, a una vivienda y a un saneamiento seguro. También prescribe, asignar los recursos nacionales e internacionales, requeridos para habilitar a todos los seres humanos, con la educación y con los recursos requeridos para que alcancen un modo de vida sostenible y proveer la seguridad social y las redes de apoyo, requeridos para quienes no pueden mantenerse por sí mismos. También prescribe, reconocer a los ignorados, proteger a los vulnerables, servir a aquellos que sufren y posibilitar el desarrollo de sus capacidades y perseguir sus aspiraciones. Continúa prescribiendo, que las actividades e instituciones económicas, a todo nivel, promuevan el desarrollo humano, de forma equitativa y sostenible, la distribución equitativa de la riqueza, dentro de las naciones y entre ellas e intensificar los recursos intelectuales, financieros, técnicos y sociales de las naciones en desarrollo, así como liberarlas de onerosas deudas internacionales.
*Miembro del Capítulo Español del Club de Roma.
Es un tema que debería preocuparnos a todos,pero que no interesa a nadie.
Nota del administrador: Hombre, si no le interesara a nadie, este tipo de noticias no serían redactadas ni publicadas.
Las redacciones de noticias responden al clamor popular, administrador,. Les comprendo como entidad periodística, pero no comparto su visión.
Creo que cada país -por eso es país y por eso lucharon- debe acometer sus futuros. ¿Qué no son los que esperaban? Que se lo pregunten a su líderes revolucionarios, que seguro estarán bien alimentados y provistos.