Huma Abedin, la “segunda hija” de Hillary Clinton que ha arruinado su campaña electoral
“Solo llama a la puerta del dormitorio si está cerrada”, le escribe Hillary Clinton a Huma Abedin a las 12.20 de la madrugada en un mensaje para discutir asuntos de trabajo del Departamento de Estado, según uno de los correos electrónicos divulgados como parte de una investigación federalsobre el uso de un servidor privado por parte de la candidata demócrata. En julio, el FBI halla “falta de juicio” por parte de Clinton, pero no ve delito. Caso cerrado.
Hasta ahora.
Abedin, de 40 años, ha sido descrita por Clinton como “su segunda hija”. Se conocen desde que Abedin entró en la Casa Blanca recién salida de la universidad en la oficina de la Primera Dama cuando Bill Clinton era presidente en la década de 1990. Posteriormente, siguió a Hillary en el Senado, la acompañó en la campaña presidencial fallida de 2008 ante Barack Obama y fue su asistente personal en el Departamento de Estado (2009-2013).
El propio Bill Clinton fue quien se encargó de oficiar la ceremonia de boda de Abedin en 2010 con Anthony Weiner, un joven congresista demócrata. Cuenta la leyenda que ella le pidió permiso a Hillary Clinton cuando Weiner la invitó a salir a tomar una copa en 2007. Clinton asintió.
La pareja era una postal posmoderna de los nuevos Estados Unidos. Abedin, de origen saudí; Weiner, prototipo de ambicioso político judío de Brroklyn. El cuento de hadas se prolongó durante años hasta que comenzaron los escándalos de Weiner por envío de mensajes con contenido sexual a través de las redes sociales.
Como consecuencia, Weiner renunció en 2011 a su escaño en la Cámara de Representates. La pareja volvió a Nueva York, y tras una época de examen de conciencia y penitencia, el joven político lanzó su candidatura a la alcaldía neoyorquina en 2013. Cuando lideraba las encuestas, apareció Carlos Danger, el alias de Weiner en las redes sociales de contactos. Boom, la bomba explotó. Weiner convocó una rueda de prensa, con Abedin al lado, pidió disculpas y anunció que buscaría ayuda profesional.
Weiner, que se calificó a si mismo de “un hombre de mediana edad perpetuamente cachondo”, pasó a un segundo plano. Y Huma Abedin, tras pedir consejo a Clinton sobre lo apropiado de un divorcio, aceptó el consejo de pasar página y decidió dedicar todos sus esfuerzos a la campaña presidencial de Clinton.
Entre tanto, se estrenó un fascinante documental “Weiner”, en el que se retrata con una transparencia poco habitual la relación entre ambos, con Abedin en perpetuo estado de perplejidad ante la vida oculta de su esposo en las redes sociales. Lo cierto es que el político jamás había consumado sus fantasías virtuales, y se había limitado a intercambios de mensajes.
A comienzos de este verano, volvía a estallar otra revelación. Weiner había enviado mensajes cargados de contenido sexual con una adolescente menor de edad. Era la gota que había colmado el vaso. Abedin pidió la separación, y el FBI decidió abrir una investigación. Hasta aquí nada normal, pero tampoco nada que pudiese afectar las claras opciones de victoria de Clinton. Hasta que el pasado viernes el director del FBI, James Comey, anuncia que la agencia ha encontrado nuevos correos de Clinton vinculados al servidor privado.
Estamos a apenas tres días de las elecciones. La campaña electoral se resquebraja, y los medios de comunicación declaran oficialmente que ha llegado la “sorpresa de octubre”, como se conoce a las noticias inesperadas que afectan la contienda electoral estadounidense en el último mes.
Trump señala exultante que se trata de “la mayor historia desde el Watergate”. Los demócratas critican el partidismo “sin precedentes” del FBI. Comey habla de correos en un caso “sin relación”. Los detalles comienzan a aparecer y de nuevo irrumpe el nombre de Weiner y con él, el de Abedin.
Los agentes federales han encontrado miles de correos vinculados al servidor de Clinton realizados o recibidos desde el ordenador portátil de Weiner. Como en la mayoría de las parejas, compartían computador. Desde el mismo aparato desde el que Abedin escribía a Clinton, Weiner o Carlos Danger salía de parranda virtual. Escenas de un matrimonio.
Las encuestas, siempre esquizofrénicas, se vuelven aún más y muestran a Trump, cuyas opciones parecían perdidas, de nuevo a un paso de Clinton. Abedin, la “segunda hija” de Hillary Clinton, deja de viajar junto a su jefa, amiga y confidente. La Casa Blanca posiblemente está de nuevo en juego.
Fuente: El Confidencial
Esa tipa y la bruja Hilaria son amantes, seguro….