Una niña de 13 años, ingresada por coma etílico tras un botellón en Leganés
Una niña de 13 años tuvo que ser ingresada en un hospital por un coma etílico tras haber ingerido alcohol en un botellón en la zona de Arroyo Culebro de Leganés, aunque ayer ya estaba fuera de peligro y su situación era estable.
Según ha confirmado la Jefatura Superior de Policía, la chica y sus amigos salieron de botellón a las seis de la tarde del pasado viernes. La menor se emborrachó y se desplomó al suelo, por lo que sus amigas pararon a un coche y la conductora trasladó a la chica al hospital Severo Ochoa de Leganés, donde fue atendida en primera instancia.
Después, en torno a las 21.00 horas, fue evacuada al hospital Clínico de la capital y ayer, según las fuentes, estaba ya fuera de peligro.
La Policía ha abierto una investigación para averiguar cómo pudo acceder a las bebidas alcohólicas a pesar de ser menor, aunque no se ha practicado ninguna detención.
El pasado día 1, una niña de 12 años falleció tras, supuestamente, participar en un botellón en San Martín de la Vega. La autopsia confirmó que falleció debido a un coma etílico.
BURGOS,BURGOS, Los padres tenemos una parte de responsabilidad, solo una parte, la mayor la tiene esta asquerosa sociedad que todo lo permite, la falta de autoridad, de valores todo ello gracias a esta clase política que están provocando la degeneración de una parte de la juventud dando demasiada libertad, de hay viene que la mayoría de los padres vea limitada su autoridad como tales.
No es ni la primera, ni la segunda, ni la tercera… nuestros chicos beben como esponjas. ¿Es que los padres no lo notan? Pues entonces no merecen hacerse cargo de sus hijos. Una vez puede colártela un mocoso, pero dos no…
¿Cuántas criaturas tienen que morir por coma etílico para que se haga algo de una vez?
La culpa la tiene el Estado y la ideología de género que socava la autoridad del Pater Familias. También esa ñoña y gratuita proposición que condena toda forma de violencia física (sólo la física, no la moral, ¡ojo!) y que no distingue entre un bofetón bien dado a tiempo por una causa justa y otras formas de violencia lesivas, groseras e indignas. Es lo propio de una suciedad como la actual de la que se han enseñoreado los que saben perfectamente bien lo que es el miedo pero ni conocen ni conciben la vergüenza.