Donde dije Diego quise decir Carmena
Observo que los españoles nos hemos convertido en personajes ajenos al sentido común. Nos rayamos, como dirían los jóvenes, por todo, o casi todo. Cuando es la izquierda la que sacude, buscamos referencias similares en la derecha para equilibrar las culpas, para que ninguna de las dos opciones parezca salvadora ante la oponente, como si esto endulzara los errores. Se rebotan hasta los rebotados perennes, o sea, aquellos ajenos al sistema, por descontentos, que prefieren mantenerse al margen pero que no pueden evitar participar en el linchamiento, sea cual fuere el sacrificado.
Se pueden buscar referencias en las hemerotecas, en la Biblioteca Nacional, en la National de Londres, en la de Alejandría o el la del Vaticano, cuyos secretos – aseguran- podrían llegar ta cambiar el curso de la Historia (personalmente, creo que el curso de la Historia no lo cambia el contenido de ninguna biblioteca precisamente). Los responsables del Ayuntamiento de Madrid han tomado una decisión, que se ha puesto en práctica hoy, 29 de diciembre de 2016, día penúltimo del año en curso, difícilmente justificable. Cuando las grandes capitales europeas empiezan a desestimar estas medidas de reducir el tráfico rodado, como solución para disminuir la contaminación ambiental, por su ineficacia, nuestros ediles la proponen en fechas críticas. Y son fechas críticas no por los niveles de contaminación, sino por la época en que se han tomado la drástica medida. O sea, reducir el tráfico a la teórica mitad de vehículos parece que, según los expertos, no ayuda nada a resolver esto de la contaminación. Otra cosa sería controlar, por ejemplo, las calefacciones pero ahí, la medida es más crítica. Con eso no se atreverán.
En el momento de escribir estas líneas, me informan que el Ayuntamiento ha decidido suspender cautelarmente la prohibición, con lo que mañana viernes, ya se podrá circular tanto con vehículos cuya matrícula termine en par o en impar. Deduzco que asumen la metedura de pata, porque de lo contrario, no tiene sentido ni una ni otra. Si los niveles de contaminación hacen aconsejable prohibir la circulación de la mitad de vehículos, en un día, es imposible que este hecho sea suficiente para aliviar el problema. El asunto es que mañana viernes, último día laboral, previo a la Nochevieja, muchos madrileños se van a celebrar la despedida del año fuera de Madrid y a ver quién es el guapo que les prohíbe sacar su coche del garaje para iniciar su viaje. Análogamente, a ver quién es el el moderno, el listo, el sabelotodo, que les prohíbe regresar, el lunes, por ejemplo, que muchos tendrán festivo a propósito, de sus mini vacaciones de fin de año.
Los que buscan en los archivos declaraciones de los líderes del otro partido, podrán buscar alguna razón que justifique, una vez más, las decisiones que estos mismos ediles desdicen poco después, y que ya son varias. Decisiones que perjudican claramente a un sector de la sociedad. El más vulnerable. Porque, aquellos que viven en el barrio de Salamanca, por poner un ejemplo, suelen tener varios coches y el chófer (el mecánico, como llamaban) primero llevará al señor al despacho, y luego a la señora a tomar el brunch con sus amigas en Embassy, sin problemas… Pero los que viven fuera de la ciudad y tienen su trabajo en Madrid, o los que viceversa, viven en Madrid y trabajan fuera y sólo disponen de un coche, se tienen que buscar la vida como puedan. Éstos, que son la mayoría, y los autónomos son los damnificados por esta medida arbitraria. Cuando alguien en la cadena de mando, que es lo que es un cargo público, dispone no basta con firmar la orden tiene que haber estudiado sus efectos, debería haber calibrado las consecuencias y –es de obligada competencia- tendría que haber ofrecido alternativas válidas, como disponer de los transportes públicos gratuitos para todos los ciudadanos que no pueden utilizar sus propios automóviles.
Menos buscar en las hemerotecas y más asumir que cada palo aguante a su propio mochuelo, en lugar de convertir en gallinero esta parte del bosque. Aquí, si hay culpables, estos son los que gobiernan el Ayuntamiento de Madrid y los socialistas, con Carmona a la cabeza -por culpa de Sánchez- que son los que les dieron la oportunidad de hacerlo. Los demás están de sobra.
Sin duda el asunto fue de traca, pero de las de pólvora mojada. Yo vivo fuera de Madrid y por razones familiares tuve que desplazarme al centro con el coche. Bajé por la A-6 o autopista de La Coruña a eso de las 8 de la tarde, y lo primero que me encontré fue con un monumental atasco que, según “des-informaban” los paneles luminosos, duraba hasta el km 13 (donde se encuentra el desvío a la M-40), y yo me incorporé unos cuantos kilómetros antes. Dicho atasco, calificado eufemísticamente por la DGT como “tráfico lento”, se disolvió “MÁGICAMENTE” un poco… Leer más »