La Policía turca cree que el terrorista que atentó contra un club en Estambul se infiltró entre los refugiados sirios
Las Fuerzas de Seguridad turcas detuvieron durante la jornada de ayer a doce sospechosos por su supuesta vinculación con el atentado terrorista del pasado 1 de enero en el elitista club Reina de Estambul. El ataque, en el que murieron 39 personas y 69 resultaron heridas, ha sido reivindicado por el autodenominado Estado Islámico (EI). Es la primera vez que la organización terrorista reclama un ataque en suelo turco.
El Estado Islámico envió, probablemente desde Siria, a uno de sus especialistas, un yihadista con amplia experiencia en el manejo de armas y en guerrilla urbana para huir de situaciones comprometidas. Su objetivo, cometer un atentado que pusiera en cuestión todos los dispositivos de seguridad que se habían montado en el mundo para las celebraciones de la pasada Nochevieja, según expertos antiterroristas. Tal y como se desprende de la investigación policial, el atacante se habría desplazado en taxi hasta el barrio estambulita de Ortaköy, donde se sitúa el club nocturno. Unos metros antes de llegar a la sala de fiestas, el sospechoso habría abandonado el vehículo, debido al tráfico, y caminado hasta las inmediaciones del local durante aproximadamente cuatro minutos.
En la primera de las grabaciones, a la 1:20 de la madrugada (23:20 hora peninsular española), se observa al atacante abrir fuego contra el club, abatiendo en ese momento al guardia de seguridad y a un agente de Policía que custodiaban la entrada. Ambos estaban desarmados, según ha confirmado el diario «Haber Türk».
En la segunda de las grabaciones, a la 01:23 a.m., el atacante ya se situaba en el interior del club donde comenzó a disparar contra los presentes -cerca de 700 personas se encontraban festejando el nuevo año en el local-. Tal y como los especialistas turcos en terrorismo han comentado: “el atacante estaba entrenado profesionalmente sobre cómo usar un arma”.
Durante siete minutos continuados el terrorista abrió fuego contra quienes se encontraban en la pista de baile. Posteriormente, se dirigió a la cocina del local donde permaneció alrededor de 13 minutos. Allí. cambió de vestimenta -en las imágenes viste una camisa verde, unos pantalones oscuros y botas negras- para escapar del local una vez el pánico ya se hubo desatado. Según han confirmado fuentes policiales , también limpió su arma, la que abandonó allí mismo antes de salir de la escena. Una vez en la calle, el asaltante, que según el diarioa Hürriyet no disponía de dinero en efectivo, habría cogido un taxi y huido al barrio de Kuruçe?me, a dos kilómetros de donde se produjo la matanza. Los investigadores encontraron un total de 500 liras turcas -unos 130 euros- en el bolsillo del abrigo que dejó en el club Reina.
Fuentes policiales han declarado a los medios locales que el terrorista podría proceder de Uzbekistán o Kirguistán. Otra línea de investigación baraja también la hipótesis de que el atacante fuera un joven de 25 años originario de Xinjiang en el este de China . Además, el asaltante podría haber pertenecido a una célula del EI que el pasado mes de junio atentó en el aeropuerto de Atatürk, en Estambul. En el ataque murieron 45 personas. Por su parte, un hombre identificado como Ramazan ??an y originario de Kazajistán presentó ayer una demanda legal contra los sitios web que difundieron su imagen como posible autor de los hechos y cuya vinculación ha sido descartada por las fuerzas de seguridad turcas.
Según la Agencia Nacional de Inteligencia turca (MIT) ha hecho público, sus agentes recibieron información el pasado 19 de diciembre sobre posibles atentados durante las celebraciones de fin de año en Ankara, Estambul y las provincias de Adana, Antalya y Mersin. Entre el 26 de diciembre y el 2 de enero una serie de operaciones policiales facilitaron la captura de hasta 25 sospechosos de pertecener al EI, la mayoría de ellos procedentes de países extranjeros tal y como informó el ministerio del Interior turco.
Además, un total de 147 sospechosos del EI han sido detenidos en diversas operaciones que han tenido lugar la semana pasada en el país. Según el empresario y residente en Turquía, Mikel Ochoa (nombre ficticio), explica: “la comunidad extranjera está preocupada. Cada vez hay menos extranjeros y particularmente españoles en el país. A raíz del golpe del pasado mes de julio y los sucesivos atentados muchas personas han decidido o se plantean actualmente abandonar Turquía. Se vive con miedo. Intentamos evitar cualquier lugar que pueda ser un riesgo: centros comerciales, una calle principal, lugares concurridos etc.”. Sin embargo, tal y como matiza Tugrul, las sensaciones de los turcos tras los atentados son muy ambiguas: “los sectores laicos se preocupan por la influencia del EI en Turquía, mientras los kurdos quieren que acabe la guerra y se vuelva a la mesa de negociaciones. Sin embargo, hay un sector importante en el país que expresa su apoyo o por lo menos no muestran ninguna molestia para con los atentados. Lo que nos debería preocupar más no es que el EI haya empezado llevar acabo atentados en el terreno turco sino que un importante porcentaje de la población apoye explícita e implícitamente este tipo de acciones al grito de “en el nombre de Dios. Dios es grande”. Según el códico penal turco esto es un delito y ninguna persona ha sido detenida hasta el momento. Además, la Presidencia de Asuntos Religiosos declaró dos días antes de Noche Vieja que festejar el año nuevo no correspondía a los valores musulmanes. También se prhibieron las fiestas de Noche Vieja en los colegios extranjeros a favor del respeto a las normas culturales y religiosas del país. Ahora con el último atentado del EI, son muchos los comentarios a favor de este tipo de violencia”.
Veinticuatro horas después del atentado, y en respuesta al mismo hasta 22 supuestos miembros del EI han sido asesinados en las ciudades del norte de Siria: Al Bab, Bzagah y Tadif según una fuente militar ha confirmado a la agencia semioficial turca Anadolu. Además, según la agencia, hasta 111 blancos del EI habrían sido golpeados simultáneamente en operaciones aéreas y terrestres y 103 objetivos alcanzados por obuses, morteros y tanques. La Fuerza Aérea de Turquía también habría atacado 8 bases del EI, incluyendo un depósito de armas, cuarteles del grupo terrorista y refugios.
Por su parte, en el interior del país la seguridad parece haberse incrementado: “Hay mucha más seguridad, mucha más policía en la calle tanto en Estambul como en Ankara. Aún así la población turca tiene cada vez más miedo y preocupación por la deriva que está tomando el país, teniendo en cuenta la situación de la región”, comenta Ochoa.
Estambul, que permanece en alerta, contaba con unos 17.000 efectivos de servicio la noche de fin de año. En los últimos meses el país ha sufrido hasta 6 ataques terroristas. El pasado año más de 300 personas murieron en Turquía en distintos atentados.
Además, el pasado mes de diciembre el EI difundió, a través de las redes sociales, una amenaza dirigida al corazón de los anatolios. En el texto el Ei declara la guerra al “Gobierno apóstata de Turquía que derrama sangre de los musulmanes en los bombardeos de sus aviones” y amenazó al Estado turco: “Los bombardeos van a convertirse en fuego en su propia casa”. Turquía, que apoya a las facciones rebeldes de siria y ha mostrado durante cinco años de conflicto cierta permisividad para con las facciones terroristas en su frontera, participa desde el pasado mes de agosto en la operación Eúfrates, una misión de la coalición, para combatir al EI en Siria.
El próximo día 3 de enero hay programada una manifestacion a las 18.00 una manifestación en el barrio de Ortaköy, donde se produjo la matanza. Diferentes sindicatos profesionales marcharán reivindicando la paz, el cese de la violencia y la perpetuidad de la laicidad en el Estado turco.
Un terrorista de Asia Central
El terrorista, presuntamente procedente de Asia central, tendría unos 25 años, según la última información difundida por la Policía. Las primeras informaciones apuntaban a que el sospechoso era de Uzbekistán o Kirguizistán, aunque especulaban con que podría proceder de la región china de Xinjiang.