Mateo con la guitarra
Ahora usurpa logotipos, suplanta y el Mateo este, cansino y tontizo el hombre, como si no existieran o no fuesen con él, las leyes civiles, mercantiles, ni la de la propiedad intelectual, se da a la impostura y abre chiringuito a la vera del damnificado PSOE -que no sabía bien lo que era una garrapata hasta que llegó su hora- y lo hace en Ferraz “para trabajar por nuestro bien” el jodío, con lo fácil que hubiera sido poner una foto suya saliendo de vísperas o montado en un trillo, en la misma era de pan trillar, de la que nunca debió salir.
Y eso de “trabajar” es lo que más llama la atención del radioyente, que ya tiene cierta idea de lo que apalea el agua el angelito. Lástima que no exista la Codorniz, porque hubiese pasado a la posteridad directamente de la mano de Gila, de Mingote, Mihura o Álvaro de la Iglesia y hubiese hecho sus delicias, que lo merecían.
El Mateo este de marras, el Sánchez, con su guitarra –horro de lo más elemental- y en su proverbial inopia, se olvida de Forges, y de tantos otros, que le tienen tomada la medida, como sastres, y le pueden amargar la segunda juventud e incluso la vejez precoz en la que puede caer antes de jubilarse de “trabajar”. Hay que ser negado. No puedo resistirme a aportar este soneto de Quevedo, que viene al pelo, porque estos personajes de chirigota y sainete, han existido siempre, de toda la vida y lamentablemente se eternizarán:
¿Miras este gigante corpulento
que con soberbia y gravedad camina?
Pues por dentro es trapos y fajina,
y un ganapán le sirve de cimiento.
Con su alma vive y tiene movimiento,
y adonde quiere su grandeza inclina,
mas quien su aspecto rígido examina,
desprecia su figura y ornamento.
Tales son las grandezas aparentes
de la vana ilusión de los tiranos,
fantásticas escorias eminentes.
¿Veslos arder en púrpura, y sus manos
en diamantes y piedras diferentes?
Pues asco dentro son, tierra y gusanos.
Ahora le ha tocado al PSOE, como un décimo más del 66.513, para su mal, aunque el Simancas se mantenga rígido en su prudente ignorancia supina y destile poder democrático por las coanas. Los que saben de la vida calatraveña, de lo que cuesta un peine, tendrán que soltar los cabestros y al pastor para sacarle del albero. Yo personalmente, sacaría de pastorcica con juboncillo –si no de cabestro- al “sabio” de León, al orate de la alianza erdoganiana, el del Consejo de Estado, que nos cuesta dinero –nos lo sigue costando- como la Aido y la Pajín, aunque lo haya dejado una temporada para irse a arruinar una ONG alemana en lo que se santigua un cura loco, para que le venda una moto trucada y se lo lleve al saladero, al malecón o a Venezuela, donde sacan bandullos.
Al fin, ha sido el Mary Shelley, el que ha creado al Modern Prometheus este de los cojones -más conocido por Frankenstein- al que sólo le faltan el mocho del Puigdemont y los dientes de Pablo Iglesias o del Guy Verhofstadt, para dar bien de figurante en pantalla, diciendo aquello de “vinno buenno” ante la niña que iba a asesinar. Así, el orate dejaría de corretear por Hispanoamérica, cagándola everywhere y dejándonos mal, como si nada.
-¿Y usted cree, buen hombre, que con esto se acaba el mundo?
-Pues no, ¿para qué le voy a engañar? Otros vendrán que bueno le harán. Ya lo decía Machado, maestro de gay-saber y aprendiz de ruiseñor, en las Meditaciones rurales de su Poema de un día:
Tras estos tiempos, vendrán,
otros tiempos y otros y otros,
y los mismo que nosotros
otros se jorobarán.
Así es la vida, Don Juan.
Menos mal que queda la Filarmónica de Viena y la Wienner Musikverein (Club de música vienés) con su Godener Saal, que desde 1870 es un sólido testimonio de la Europa eterna, civilizada e indestructible, como el croissant. Por ello y poco más, me permito desearles a todos un feliz y próspero Año Nuevo 2017.