El café del almirante
Abrir el periódico -cualquier periódico- es asomarse al espectáculo bochornoso y un tanto pintoresco de los partidos -cualquier partido- y sus mangas y capirotes, como diría Bergamín, con el dinero público. Las cifras son un poco mareantes, con esas hileras interminables de ceros. Cuentas ocultas, boatos dignos de un emir árabe, lujos y prebendas escandalosos desfilan delante de nuestros ojos sorprendidos. En el fondo, se trata del triunfo de un estilo sórdido y chabacano, que ni siquiera tiene la gracia de nuestra clásica picaresca.
Todo este mundo me ha hecho recordar una curiosa anécdota del que fue ministro, presidente del gobierno y “eminencia gris” del régimen de Franco, el almirante D. Luis Carrero Blanco. Creo que la he leído en uno de los volúmenes (47 en total) de los Episodios históricos nacionales de Ricardo de la Cierva.
El almirante era un hombre de costumbres austeras y hogareñas. Todos los días solía seguir la misma rutina (circunstancia que facilitó mucho su asesinato) con la sencillez y la falta de boato (y de seguridad) con la que va diariamente un administrativo a su oficina. El almirante tenía la costumbre tan española de tomarse un café por la mañana. Se lo subía un camarero desde de un bar cercano a la sede de la Presidencia. El camarero entraba con su bandeja en la mano, atravesaba las pobres medidas de seguridad que habría, pasaba al despacho mismo del presidente y le dejaba el café sobre su mesa. Carrero se sacaba de su propia cartera una moneda (quizá en aquellos años sería un “duro”, las 5 pesetas de entonces) y pagaba su inocente vicio, dejando una propina que era, sin duda, algo escasa (casi tacaña) para un hombre de su posición.
Ricardo de la Cierva cuenta el caso como ejemplo de las paupérrimas medidas de seguridad, fruto quizá de una injustificada confianza, que rodeaban al entonces número dos del régimen. Yo lo veo como un llamativo contraste con estos tiempos de Visas Oro, de comidas oficiales pantagruélicas y coches oficiales que parecen sacados de un serie americana hortera. La imagen del almirante pagando su café me parece peregrina y, como decían antes los curas, edificante.
El almirante tenía por costumbre ser un fascista sin escrúpulos, menos mal que Dios se lo llevó, hubiera alargado la agonía de la dictadura durante más tiempo
Señor MAX explíqueme sin escrúpulos que es el Fascismo… Siendo usted Nick max e de suponer que es comunista marxista ¿Me equivoco? Yo no me considero fascista aunque la gente me lo dice pero sepa usted que de tener que escoger entre fascista y marxista me quedo con fascista aunque si se documenta bien ambas tienen muchas cosas en común… Sobre menos mal que Dios se lo llevo sepa usted que podría ser incluso constitutivo de delito pues le recuerdo este señor moría por obra de un atentado terrorista cuyos dirigentes eran verdaderas alimañas… Sabe de quien hablo? Así pues… Leer más »
ANTE la creciente descomposición de España, a diario me acuerdo del Generalísimo. No me cabe la menor duda que estas bandas de ladrones y traidores son los principales culpables del declive cierto de mi Patria.
La calidad del Almirante como hombre de estado al servicio de España, honrado y cabal, deja en ratas de alcantarilla a toda esta tropa de apesebrados y lacayunos masones que tenemos la desgracia de padecer y a los que algunos llaman “políticos”. Yo personalmente los llamo y los considero “BASURA”.
Líbranos señor , Dios muestro , de los imbéciles, y haz que en todo momento seamos dignos de aquellos que por ti y por España cayeron.