El incombustible Rafa Nadal tira de la épica y disputará la final del Open de Australia contra Roger Federer
Llegaron como dos tapados pero el domingo 29 de enero disputarán la final masculina del Open de Australia. Rafael Nadal y Roger Federer se medirán en su novena final de ‘Grand Slam’ tras la victoria del manacorí este viernes ante Grigor Dimitrov por 6-3, 5-7, 7-6(5), 6-7 (4) y 6-4, en 4 horas y 55 minutos.
Será la vigésimo primera presencia de Rafa, cuarta en el torneo australiano, en la lucha por la corona de un ‘major’. Mats Wilander no quería una final entre Nadal y Federer, pues la tendrá. Quinta vez en la Era Open que dos treintañeros se miden por el gran título. Con la presencia en la final femenina de Venus y Serena será la primera ocasión que los cuatro finalistas en los cuadros individuales tienen 30 o más años.
Lo que pasó en el duelo a cara o cruz se resume en un quinto set que tuvo de todo. Emoción, alternativas, puntos increíbles, bolas de rotura perdidas y un único ganador: Rafa. Para recordar las dos pelotas de ‘break’ que levantó con 3-4 abajo en la manga de desempate: un revés ganador y una volea. Inmediatamente después, rompería con un estratosférico pasante. El búlgaro salvó dos pelotas de final pero no pudo con la tercera.
El primer aviso de Dimitrov fue nada más empezar. En el primer juego del partido dispuso de dos opciones de ‘break’. El 15/40 lo salvó el español con una subida a la red y un error de su rival con la derecha, presionado por un ataque del campeón de 14 grandes.
A Rafa se le notaba más nervioso que otras veces. Disputaba su vigésimo cuarta semifinal de ‘Grand Slam’ contra alguien que no esperaba en el otro lado de la red. El cuadro hacía presumir un duelo con Novak Djokovic pero estaba Dimitrov, alguien asequible para su tenis, no en vano le había derrotado en siete de los ocho enfrentamientos. En el segundo juego ya se quedó con una sola opción para pedir el ‘ojo de halcón.
Nadal había basado todas sus victorias anteriores en Australia en un alto porcentaje de primeros saques, por encima del 70 por ciento de efectividad. Empezó con un 55 por ciento. A pesar de las dudas, el búlgaro no supo aprovechar su momento y en el cuarto juego fue él quien cedió el saque.
El balear se tranquilizó e impuso un ritmo de crucero difícil de seguir para cualquiera. En un visto y no visto se adelantó 4-1 en el marcador y después cerró la manga inicial. El cabeza de serie número 9 ya estaba en sus registros: 71 por ciento de primer servicio y 90 por ciento de puntos ganados con esa arma.
Al igual que en los cuartos con Milos Raonic, terminó el primer set con dos errores no forzados por los siete de su adversario. Daniel Vallverdú, ex de Andy Murray y de Tomas Berdych, se señalaba el reloj para protestarle a Pascal Maria, el juez de silla, el tiempo que tardaba el español en poner en juego la pelota. En los ‘Grand Slam’, la regla indica que los tenistas tienen 20 segundos y la media de Nadal en el torneo es de 27.
A Dimitrov sólo le quedaba la carta de ser mucho más agresivo y así lo hizo. Siguió con vida mientras le entraron los ganadores. El clon de Federer rompió en el cuarto juego de la continuación y se puso 1-4. Era un calco del guión de la primera manga pero al revés. Rafa empezaba a perder pista, a quedarse corto con los tiros, pasando la mano pero no el codo, a tirar el cuerpo atrás con la derecha y recibió, además, una amonestación por tiempo en el saque justo en el juego de la rotura. En el séptimo juego, para confirmar el búlgaro su ventaja y situarse 3-5, encajó el segundo ‘break’ del partido, esta vez con una doble falta.
Lo que pasó después fue todo fruto de los nervios y de la presión de una semifinal de ‘Grand Slam’. Dimitrov volvió a romper con una doble falta del rival y, cuando sacaba para igualar el tanteo, volvió a perder el saque. Con 4-5, Nadal se vio obligado a levantar cuatro bolas de set: una derecha ganadora desde la valla a la línea, dos errores con el revés de su adversario y un ‘ace’ obraron el milagro momentáneo. Pero a Rafa se le quedaba tan corta la derecha que el búlgaro lo aprovechó para adjudicarse finalmente la segunda manga. Su contador de errores no forzados se había elevado a 14.
En el inicio del tercer set, ya con las piernas y la cabeza castigadas, quien rompiera primero tendría mucho de ganado en su carrera para acceder a la final con Federer. El español tuvo su ocasión con un 15/40 en el tercer juego pero se encontró a un Dimitrov iluminado y al que también ayudaba la red. El golpe lo dio Nadal en el quinto asalto. Su problema: que no ganaba puntos gratis con su servicio. Y romper no le servía de nada porque su rival regresaba inmediatamente después.
Pascal Maria le metía prisa al manacorí, que se retrasaba con la puesta en escena de la pelota. La segunda amonestación le hubiera costado un punto. Rafa le contestaba en la silla de cambios: “Juego casi cada día y siempre tengo los mismos problemas con los mismos jueces”.
El desenlace se fue a la muerte súbita y allí, a pesar de jugar sin mordiente con la derecha, se adelantó por segunda vez en el marcador. La pregunta era si eso significaría la rendición de Dimitrov. No se rindió pero no fue suficiente para parar a un tenista desatado que quiere volver a ganar.
Con el 3-2 en el cuarto set ya se habían superado por ocho minutos las 3 horas y 5 minutos de la semifinal a cinco sets de Federer con Stan Wawrinka. El suizo tendrá dos días para prepara la final y mucho menos tiempo en sus piernas.
Nadal es un orgullo para el deporte Español. Gracias, Rafa, ejemplo de tesón y superación. Eres un gigante.