La campaña de la Dirección Insular de Igualdad del Consell de Mallorca, “Desmuntant San Valentí”, y en especial de su directora Nina Parrón, en contra del día de San Valentín, y justificada por el Presidente de la institución Miguel Ensenyat es descabellada, controvertida e inútil.

Con nuestro dinero público, nuestras autoridades se han propuesto convertirse en adalides del verdadero amor que, según ellos, es el indudable, el único, el auténtico igualitario (¿pero cual?), nada de chorradas románticas que son el preludio de la dependencia y el maltrato. Estos dos lumbreras de Podemos y Mes, respectivamente, dicen que esta celebración “vincula el día de los enamorados con la violencia contra las mujeres”, una afirmación traída por los pelos y que pretende someter los sentimientos de la población a la imposición de una ideología de género que se muestra autocrática, intransigente y que no admite debate sobre su pensamiento radical. Aún más, la campaña busca, concientemente o no, perjudicar las relaciones amorosas entre hombres y mujeres estimulando la guerra de sexos, un despropósito descomunal

Según la información oficial se prevén una serie de actividades como talleres educativos, monólogos, y actividades lúdicas para los municipios de la isla con el fin de desmontar el mito del amor romántico y contribuir a promover relaciones afectivas igualitarias y saludables, basadas en el respeto. Sin embargo, el taller educativo es uno sólo, el monólogo es también uno sólo que se ha hecho en Inca y Alaró y las actividades lúdicas consistieron en realizar un Mannequin Challenge que se ha publicado en You Tube y la presentación de un libro sobre Catalina Homar. Bastante poca cosa, o no se lo creen ellos mismos o no han conseguido que nadie les siga en su delirio

Entiendo que en el fondo la intención es loable pero las “relaciones descompensadas y peligrosas que evocan el control, la dependencia y la posesión”, no tienen nada que ver con el enamoramiento sino con la inseguridad, la baja autoestima y la sumisión de uno de los miembros de la pareja (no tiene porqué ser siempre la mujer) que se suele expresar mucho después de que el amor romántico, si alguna vez lo hubo, se haya esfumado. Como ya es habitual en los ideólogos de género y sus seguidores, se hace un diagnóstico equivocado del problema y se ofrece a continuación una solución inadecuada y por lo tanto ineficiente. Al contrario, una campaña como ésta no “promueve relaciones sanas” sino el efecto contraproducente de generar polémica innecesaria, alimentar la guerra de sexos y no ir al grano de la cuestión.

No se puede hacer ingeniería social y construir un mundo artificial sin sentimientos, es un sinsentido. Dentro de poco también van a decir como vestirnos, como hablar, que comer y hasta cuando respirar. Unos dirigentes irresponsables, que gastan inútilmente los recursos, que diseñan campañas de nulo efecto y que se creen el gran hermano, no deberían seguir en el Gobierno.

En defensa del romanticismo debo decir que la mayor parte de las poesías, las canciones y las novelas no tendrían el menor sentido sin un punto de vista afectivo ligado a este movimiento, y estoy firmemente convencido de que no desaparecerá en el futuro.

En lo personal, amo a mi mujer. Me sosiega su deliciosa sonrisa cuando llego a casa o cuando es ella la que llega. Me derrite su caricia en mi cara con su mirada profunda y su expresión de amor. Me deleita con su exquisita comida mediterránea, que aprecio más, si cabe, por ser yo argentino y no saber cocinar. Supongo que ella ve en mi algo similar en otros aspectos, tal vez. Nos sentimos unidos y protegidos el uno por el otro, compartimos penas y alegrías y procuramos darlos felicidad mutua. Por supuesto hay días aciagos pero se compensan con todo lo anterior

Pero siempre le digo que lo que me enamora y me mantiene unido a ella es su inteligencia. “Que pienses es tu cualidad más valiosa. Si no lo hicieras no estaría contigo”. Optimista con voluntad de trabajo, ánimo emprendedor y espíritu de superación, mi admiración se convierte en asombro y esto renueva a diario mi amor por ella.

Dicen que el enamoramiento dura unos 6 meses pero luego da paso a un nuevo amor donde lo verdaderamente importante muta en valores diferentes: comprensión, respeto, empatía, confianza y hasta diversión forman parte de esta etapa que puede extenderse durante toda la vida. San Valentín es también esto, amor romántico que se prolonga en el tiempo