Penes y vulvas (y II)
Unos dicen que nacemos hombres y mujeres, y así somos. Y eso es verdad pero hasta cierto punto. En el Síndrome de Insensibilidad Androgénica, por ejemplo, los individuos tienen genéticamente cromosomas XY, pero en lugar de desarrollarse como hombres lo hacen como mujeres. Son los llamados intersexos.
Los otros dicen que no somos hombres o mujeres sino que lo elegimos y eso también es cierto pero no del todo. Estamos absolutamente condicionados por nuestro desarrollo sexual embrionario y las hormonas masculinas o femeninas que han circulado por nuestro cuerpo desde la cuarta semana del embarazo materno. Así que no podemos elegir mucho, la mayoría somos, pues, heterosexuales. Eso sí, la ciencia parece haber descubierto que la preferencia sexual es algo más tardía en el desarrollo cerebral y eso podría condicionar que la presencia hormonal en el feto promueva caracteres corporales sexuales, definidos inicialmente, pero si su acción no es continuada la orientación sexual podría cambiar.
Hasta aquí la ciencia pero en realidad hablamos de personas ¿Qué pasa con sus emociones? ¿No es esto más importante en su vida que su orientación sexual? Con franqueza me importa un pimiento cuales sean las preferencias sexuales de mis hijos, lo único que deseo, de todo corazón, es que sean felices y en esa búsqueda los apoyaré siempre, incondicionalmente