Juan José Padilla, de la cama del hospital a la puerta grande de Castellón
De la cama de un hospital a la salida a hombros por la puerta grande. Así se puede resumir la semana de Juan José Padilla [entrevista] que, después de sufrir en Valencia la cara amarga del toreo, pudo saborear la grandeza del mismo en Castellón, imponiéndose con una gran voluntad a dos toros de Fuente Ymbro de distinta condición.
El encierro de Ricardo Gallardo, bien presentado pero desigual en hechuras y comportamiento, tuvo la nobleza y la movilidad de alguno de sus ejemplares como principal virtud.
El primero de la tarde sacó tanta movilidad como genio en sus embestidas y Padilla, que lo recibió a portagayola, le cortó un trofeo tras un toreo tan apasionado como falto de reposo. Su segundo embistió con mayor nobleza y se pudo ver al torero un tanto más asentado en los inicios del trasteo, para pasar a un toreo más emocional en las postrimerías de la faena. A los dos los mató con prontitud.
Salió a hombros con Vicente Soler, que puso durante la tarde la voluntad de aquel que está falto de contratos y trata de salir a la desesperada de esta situación. Su primero tuvo tanta nobleza como escasez de fuerzas, permitiéndole al castellonense pegarse un arrimón final que fue determinante para cortar la oreja después de una estocada en la que se le rompió la espada. Con una buena serie con la derecha comenzó la faena al sexto, pero su labor bajó de tono porque su quimera por conseguir el triunfo le llevó a atropellarse en la fase final. Logró otro trofeo.
El Fandi se mostró más reposado de lo habitual pero su lote no le ayudó en nada. Fue ovacionado.
La plaza se llenó en sus dos terceras partes.