Cinco mentiras y cinco verdades
Entre los insultos de la prensa inglesa a nuestro pueblo, la zahúrda en la que se ha convertido el Parlamento, las aventuras de ZP en Venezuela, y las fiestas de Semana Santa, se nos van de la cabeza los asuntos sustantivos que aquejan a España y a sus habitantes. Parece como si todo fuese una meditada puesta en escena para desviar la mirada sobre asuntos que verdaderamente a todos nos afectan, a algunos les afligen y a otros les resulta una cruz insufrible.
Sólo la falta de una reflexión profunda puede llevar a congratularse del anuncio sobre la “entrega de armas” de los terroristas vascos de la ETA.
Cada día que corre se confirma más, que lo que ETA quiere no es una “entrega de armas”, sino una llamada de atención a los foros internacionales, para que se les vea como hombres de paz y de luchadores por la democracia y la libertad. Lo cierto es, que el gobierno de Rajoy, las formaciones políticas representadas en el Parlamento, y la democracia, han llevado a los terroristas y sus colaboradores hasta las instituciones, y han permitido y aplaudido la puesta en libertad de 487 criminales de la banda, desde 2008. Primera mentira y primera verdad.
Destacados dirigentes del PP y del PSOE, se hartan de decir a través de los medios de comunicación cada vez que les ponen un micrófono en la boca, que la banda terrorista ETA ha sido derrotada por la sociedad civil, por la democracia y por el estado de derecho. Les importa un rábano que la evidencia los delate una y otra vez. Todos sabemos que ETA no ha entregado las armas, no ha señalado a los autores de los 300 crímenes que están por esclarecer, y que la sociedad civil se ha limitado, alentados por esa clase dirigente sentada en el Parlamento, a pintarse las manos de blanco, colocarse lazos negros en el pecho, y guardar minutos de silencio. Así es como dicen Rajoy y Rubalcaba que la democracia ha derrotado a una banda de terroristas criminales con capucha, con artefactos explosivos y con metralletas. Segunda mentira y segunda verdad.
Llaman derrota de ETA a acercar presos, ofrecer indultos, y quien sabe si, tal vez, una amnistía total de todos los criminales, atendiendo a las condiciones de Urcullo para dar su apoyo a los presupuestos ¿Que se cree Rajoy, que por mucho que se resista en el empeño y ponga un gesto adusto a los independentistas y pistoleros se les van a disipar a éstos las ganas de conseguir su objetivo por cualquier medio? Tercera mentira y tercera verdad.
La ideología etarra constituye la razón de ser de la brutalidad de la violencia de la que se siguen enorgulleciendo. Ahí está lo sucedido en Alsasua. Su falsa “entrega de armas” es una manera de dignarse a perdonar la vida a los españoles, vascos o no vascos, a cambio de que los nacionalistas llamados democráticos se arrepientan de sus pecados de colaboración con los “opresores” y formen un frente para lograr la victoria final. Urcullo eligió amigo y enemigo. Como amigo, a Rajoy, que para algo colabora con él y es el que tiene la llave de la cárcel. Como enemigo, a todo español que pida a gritos justicia, que los etarras se pudran en la cárcel, y que Vascongadas es una región inseparable de España. Cuarta mentira y cuarta verdad.
No se trata, en realidad, de una “entrega de armas”, sino de un paripé de nacionalistas y terroristas, ya que así puede calificarse la decisión por la que los etarras, hacen saber –sin colaborar con la Justicia- que, en resumidas cuentas, ese paripé solo será una realidad si se concede la independencia a Vascongadas. En síntesis, ETA abandonará definitivamente la violencia si se acepta que “euskalherria” se separe de España y tenga un Estado soberano: la paz a cambio de la independencia. Quinta mentira y quinta verdad.
Ni cumplen las condenas,ni pagan a las familias de las víctimas y encima en las instituciones.Nos perdonan la vida y nos hacen un favor,encima,al dejar de asesinar.Miserables todos.Politicuchos cobardes y traidores y criminales terroristas.
Los terroristas, asesinos y criminales son, pero, ¿y los que los amparan y acceden a sus requerimientos? Esos son todavía peores, mucho más siniestros y despreciables porque gracias a la democracia, los encumbran y los presentan como héroes y hombres de paz, y hasta los sientan en las instituciones españolas y europeas, tal y como dice este buen artículo, que se me ha hecho corto.