Doctores no, “periodistas” tiene la Iglesia
Antaño decíamos “doctores tiene la Iglesia” para expresar que dejábamos a la consideración de los expertos en la materia las cuestiones difíciles de explicar. Hoy, es evidente que esta locución, en vista de lo que acontece, podría ser sustituida por otra más propia de nuestro tiempo: “periodistas” tiene la Iglesia”.
No cabe duda de que doctores todavía existen, y muy buenos por cierto, pero no ejercen. Hace tiempo que fueron condenados al ostracismo. Han sido sustituidos por “periodistas” de todo pelaje que copan los medios de comunicación como las televisiones públicas y privadas, para que los representantes de la democracia dejen a su consideración los asuntos de Estado.
Tanto es así, que todo aquello que no sea debatido en las tertulias televisivas o radiofónicas en las que participan exclusivamente esos “periodistas”, no existe. Solo tendrá valor real, probatorio y testimonial, incluso para algunos Tribunales de Justicia, lo que sea tratado y debatido en aquellas tertulias de análisis político. Todo lo demás, aunque se trate de estar en juego nuestro futuro, nunca será transcendente.
El pasado domingo 7 de mayo de 2017 (día de la madre), el periodista Luis del Pino a través de sus micrófonos llamaba “franquista redomado y residuo del antiguo régimen” al líder de Podemos Pablo Iglesias. Del Pino lo acusó de querer oficializar el idioma asturiano sin tener en cuenta que en el Principado se hablan tres tipos de asturiano: el oriental, el occidental y el central. O sea, según Del Pino, Pablo Iglesias quiere unificar por la fuerza esos tres idiomas para convertirlos en uno solo, y por querer hacer eso, es un “franquista”. Podía haberlo llamado gilipollas, “tontoloscojones”, pero no, esos apelativos tan cariñosos no cotizan. Es mucho más liberal y democrático llamarle “franquista”, para estar a la altura de un demócrata de pro.
Bajo mi punto de vista, una de dos, o a Del Pino le traicionó el subconsciente y se orinó fuera del tiesto, o es que esa mañana quería llamar “franquista” a alguien y no sabía cómo. Que más da, cualquier dislate es válido para confundir a la opinión, y si no, busquen ustedes y escuchen el editorial de Luis del Pino de fecha 5 de noviembre de 2017, donde aseguraba que Donald Trump y Pablo Iglesias tenían el mismo programa político.
Pero hay más, ese mismo día, el de la madre, el periodista de COPE Fernando de Haro madrugaba para reincidir una vez más en la necesidad de acoger a inmigrantes para parar la bajada brutal del nivel de reemplazo generacional, e insistir una y mil veces con que el populismo de Donald Trump y Marine Le Pen los convierte, a uno en el más terrible enemigo de la humanidad, y a la otra, en caso de alcanzar la presidencia francesa, en la responsable de todo lo malo que pueda sucederle en España y en Europa.
Por supuesto, ni una sola palabra sobre arzobispos como Martínez Sistach, obispos como José María Setién, arciprestes como José Ramón Treviño, monjas como Teresa Forcades o Lucía Caram, ni tampoco mencionar al abad de Monserrat, Josep María Soler. Dígame señor De Haro, ¿que autoridad moral puede tener usted que habla desde un medio de la Iglesia, para criminalizar a Trump y a Le Pen, cuando omite a sabiendas las canalladas que cometieron y cometen personajes que representan a esa misma Iglesia?
En cuanto a la excepcional entrada en escena del nuevo monaguillo que sostiene el candelabro de Urdaci, alguien ha dicho que creyó haberse confundido de cadena. Para quien no lo sepa, Ricardo Altable -que así se llama el monaguillo-, para estar a la moda democrática queriendo emular al “euro con gafas” (Manuel Llamas) y su obsesión enfermiza contra Falange Española, compara a un podemita con un “jefe de centuria de Falange”, por provocar a un policía que trataba de identificarle, soltándole aquello de “usted no sabe con quien está hablando”.
Mira Ricardo, desde la cadena de los obispos, para censurar las contradicciones en que pueda incurrir un podemita, no es necesario denostar con tan mala baba a cientos de miles de jóvenes falangistas que militaron junto a José Antonio Primo de Rivera, y que entregaron sus vidas por defender, no solo la unidad de la Patria y la Cruz de Cristo, sino que lucharon contra el comunismo salvando la vida de cientos de antecesores de éstos que hoy te pagan el sueldo.
Sería muy bueno recordarles a estos “periodistas” que con tanta ligereza utilizan las etiquetas de “franquista” o “falangista” para recriminar a los podemitas, que Pablo Iglesias y Tania Sánchez, por ejemplo, se hicieron famosos en el programa de Intereconomía “el gato al agua”, cuando era dirigido por Antonio Jiménez (hoy en 13tv dirigiendo “el cascabel”). Que Pablo Iglesias, el asesor del régimen criminal de Venezuela, tuvo la oportunidad de expresarse libremente en el programa de Luis del Pino y exponer su programa electoral, mientras jóvenes españoles que no son chavistas no gozan de tal privilegio. Que Gabriel Rufián, de ERC, ha sido exhibido una y otra vez en el programa de Carlos Cuesta “la marimorena” de 13tv, mientras no se da voz a un sacerdote como el Padre Custodio Ballester Bielsa, linchado y criminalizado por los marxistas secesionistas y antiespañoles en Hospitalet de Llobregat, por defender la doctrina de la Iglesia, la Cruz de Cristo, y la presencia de los legionarios durante las procesiones de Semana Santa en esa preciosa ciudad catalana.
Con estos “periodistas”, que no doctores, que la Iglesia tiene al frente de sus medios informativos, a nadie debería extrañarle que, así como antiguamente en círculos religiosos se pedía por la conversión de Rusia y las intenciones del Papa, hoy en día en esos mismos círculos tradicionalistas, se esté pidiendo por la intención de Putin y la conversión del Papá.
Son periodistas del régimen,así que, que se puede esperar de ellos , ignorancia ,manipulacion y cobardía.porque digo yo, ¡ que coño tendrá que ver el bable con franco?.El de la cope tiene mas delito La prensa del régimen esta podrida igual que los partidos políticos
Es cierto. Estos juntaletras, porque muchos no son ni periodistas, para ser más demócratas que nadie, cuando le quieren afear a alguien su comportamiento lo llaman franquista. Da igual que el señalado sea más rojo que el coche de bomberos. Hace falta ser imbécil. Y, ¿saben ustedes porque esos “periodistas” insisten en esa gilipollez? para caer en gracia y hacer un guiño a los podemitas y que no les hagan escarches. Si hombre, imitando González Pons, que después de que los podemitas le hicieran el escrache en su domicilio, concedió una entrevista a un periódico de Lanzarote diciendo que Pablo… Leer más »
Siempre he sostenido que lo que opine un periodista no tiene más valor que lo que opine cualquier otro ciudadano. Lo único en lo que se diferencian los periodistas del resto de los mortales es en que les ponen delante un micrófono, una cámara o un periódico de tirada nacional. Ese es su único “mérito”, tener a su alcance los medios de difusión masivos. Pero también hay ciudadanos anónimos muy bien formados e informados cuya opinión pueda ser tan valiosa o más que la de ellos, y, aun más importante, más honesta y menos interesada. Por eso es tan importante… Leer más »