Urge reconstruir el Estado nacional (I)
Me decía hace unos días un buen amigo, que lo que hace falta ahora mismo en España es un plan de choque para purificar el aire, sobre todo, el de algunas ciudades españolas. Aire contaminado no solo por los gases de los tubos de escape de los vehículos a motor, sino por algo todavía peor, el ambiente contaminado por la propaganda tenaz, persistente y perseverante de un antiespañolismo brutal de odio y espíritu de revancha, y por una corrupción política cancerígena, corrosiva y destructiva. Es evidente que no le faltaba razón.
Si analizamos detenidamente el panorama social y político actual, díganme, ¿qué líder de una formación política en España con libre acceso a los medios de comunicación, es capaz de enfrentarse sin complejos a ese emponzoñamiento asfixiante que no nos da un respiro? Pues sencillamente ninguno. Y no hay ningún líder que se enfrente a ese envenenamiento, porque antes que un programa político es necesario que existan programas de educación y formación encaminados desde las escuelas, institutos y universidades, y también desde los hogares, capaces de inculcar a los niños y adolescentes españoles el amor a la familia, al trabajo, y a su patria. Es necesaria una formación que haga de nuestras mujeres y hombres ciudadanos de bien, con el fin de que se enorgullezcan de su historia y que sean capaces de servir con su trabajo, su esfuerzo y su sacrificio, a esta patria que es y pertenece a todos los españoles.
Es evidente que en los tiempos que corren sobran programas y literatura política. Hay demasiada y abundante doctrina política para enriquecerse de forma rápida e ilícita; doctrina mediática para el vicio y el fornicio; doctrina política antinacional y de odio a España, y por consiguiente, carencia de ciudadanos convencidos de las principales obligaciones para con su pueblo, y dispuestos a sacrificarse para vertebrar y levantar su nación manteniéndola fuertemente unida.
Por todo ello, considero indispensable, para sacar a España de la crisis espiritual, moral y económica en que se encuentra, no solamente elaborar un programa político, sino atraer a nuestros ciudadanos a unos círculos de pensamiento, de formación moral y de crecimiento interior, donde todo español pueda convertirse en un héroe anónimo pero honesto, al servicio de la nación española.
¿Qué será de España si no surgen héroes anónimos pero honestos dispuestos a servir apasionadamente a su patria, por encima de lo que se ha dado en llamar izquierdas y derechas? España no levantará cabeza mientras los españoles no estemos fuertemente unidos y por encima de la lucha de clases y de la división social en la que nos encontramos. Una sociedad no puede concebirse como el imperio del crimen y del enriquecimiento rápido e ilícito, regirse por la ley de la selva, ni como un combate entre una parte de la sociedad contra la otra disputándose una “propiedad” que unos quieren arrebatar a los otros.
Y aquí, precisamente en este punto, es donde debe entrar en juego el Estado. Pero, no un Estado corrupto, podrido, titubeante, acomplejado y aquejado de cobardía, sino un Estado nacional al servicio de la sociedad como instrumento del bien común. Un estado que ponga freno a los 17 tumores malignos e insaciables, extirpando de raíz el cáncer que nos devora. Un Estado que no se muestre indiferente ni impermeable frente a las injusticias. Un Estado que esté por la justicia social y que evite la lucha de clases, arrancando los motivos que provocan esa encarnizada contienda entre hermanos.
Pero, para lograr ese Estado hace falta también que surja un movimiento político de unidad nacional que le diga a los trabajadores lo que es justo y les corresponde, no solo en lo económico, no solamente en el salario, no solamente en la Seguridad Social, sino en todo aquello que por ley y por derecho debe serles retribuido. Las conquistas sociales no deben conseguirse con silicona, amenazas, arrojando piedras contra las empresas o enfrentamientos con la Policía. Eso debe evitarlo ese Estado nacional, defendiendo lo que a los trabajadores les corresponde por derecho y por justicia.
(Continuará)
En general, lo encuentro muy interesante. La exposición, hasta ahora, impecable. Espero con interés la segunda parte.
En general el diagnóstico es claro, la receta…no tanto, pero como he oído y leído hay que actualizar el pensamiento de Jose Antonio, de Franco y tantos otros para traerlo al siglo 21, en Hispanoamerica ya hay movimientos parecidos rescatando el justicialismo, para enfrentar la guerra psicológica, económica, financiera y política, en mi modesta opinión ahora es tiempo de formarse y resistir.
Hasta que el pueblo español no tenga el valor de enseñar la verdad de la guerra civil correrá el riesgo de repetirla, como decía Marx. España,es muy vulnerable y sus primeros enemigos son, como dijo en su discurso de despedida Amadeo I de Saboya son los propios españoles. Ahora mismo tenemos unas izquierdas rabiosas y violentas, y unos separatistas decididos a hundir y romper España porque ya no se contentan con País Vas o y Cataluña ahora quieren Valencia, Baleares, Galicia y aquí en Andalucía ya tenemos a tarados instrumentales que pretenden que la JJAA les subvencione una escuela para… Leer más »