Brillante discurso el pronunciado por usted en el “II Foro Europeo One Of Us” celebrado en Budapest, con el objetivo de abrir un debate que fomente el desarrollo de una Europa fundamentada en valores sólidos, como la protección de la vida humana. En su intervención, ha dicho usted que “la crisis que vivimos arrancó el día en que el aborto se hizo derecho, y que a partir de ahí se abren las puertas a la imposición de la ideología de género, los vientres de alquiler y todas aquellas tendencias que atacan a la persona y los valores del verdadero humanismo”.

Mención especial merecen también algunos de los asistentes, como por ejemplo, representantes de medios de comunicación que en sus platós y estudios de radio, han sentado y dado voz, incluso lanzándolos a la fama, a personajes que se han significado y se significan proabortistas.

Estuvo brillante, sí señor. Sus palabras resuenan todavía como un eco de esperanza, hasta tal punto, que bajo mi particular punto de vista no solo son dignas de los aplausos recibidos por parte de un público entusiasta, sino que creo que son merecedoras de algo mucho más significativo, no sé, como más trascendente, relevante o simbólico. Algo acorde a su larga y significativa trayectoria política. Por ejemplo, si tenemos en cuenta lo que ahora públicamente defiende en Europa, y lo solapamos con el posicionamiento y la trayectoria del partido del que ha sido cabeza visible durante muchos años en España, creo honradamente que podríamos dedicarle, para poner el broche a un discurso tan brillante y significativo, aquella frase que la sultana Aixa, madre del último rey islámico de Granada, Boabdil el Chico, dedicó a su hijo cuando éste salió de la Alhambra tras entregar sus llaves a los Reyes Católicos, el 2 de enero de 1492: “Llora como un niño lo que no supiste defender como un hombre”.

No, señor Mayor Oreja, la crisis a la que hace referencia no arranco como usted dice el día en que el aborto se hizo derecho, sino mucho antes. La crisis que vivimos en España comenzó el día que Adolfo Suárez dijo aquello de que todo lo que había en la calle debía ser legalizado, porque en la calle estaba.

La crisis comenzó cuando el que fuese jefe de su partido, Manuel Fraga, declaró ante los medios informativos aquello de: “antes con Santiago Carrillo que con Blas Piñar”. O lo que es lo mismo, antes con el asesino de Paracuellos y defensor a ultranza del aborto o crimen abominable, como diría Juan Pablo II, que con el adalid español del catolicismo, de la defensa de la vida, de la Cruz de Cristo, y de la Fe cristiana.

La crisis arrancó cuando miembros destacados de su partido, como Celia Villalobos, se posicionaron a favor del aborto criminal, y cuando personas de su talla, señor Mayor Oreja, continuaron formando parte de ese mismo partido ostentando cargos muy relevantes.

La crisis comenzó cuando el clero vasco, ante el silencio de la Conferencia Episcopal, daba amparo y cobijo a los terroristas vascos de la ETA perseguidos por la Guardia Civil; se negaba a celebrar funerales de las víctimas del terrorismo; y los templos de Vascongadas servían de depósitos de armas que después servirían para asesinar.

La crisis comenzó cuando fue arrancada la Cruz de Cristo de los centros de enseñanza públicos, y el partido al que usted ha dedicado gran parte de su vida, no hizo nada para repararlo cuando gobernó con mayoría absoluta, ni se enfrentó a los autores de esas graves afrentas que a Dios se le hacen.

Usted será un católico convencido y muy buena persona, nadie lo discute ni lo pone en duda, pero convendrá conmigo, que esa crisis a la que usted se refiere no arrancó con el aborto como ahora sostiene. Esa crisis de falta de principios y valores morales que afecta muy gravemente a la sociedad española, tiene su origen mucho antes. Tiene su origen en un proyecto perfectamente diseñado para un cambio de conciencia colectiva, que vino de la mano del sistema constitucional de 1978 del que ustedes, los del Partido Popular, fueron parte muy activa y colaboradores necesarios.

Ese es, señor Mayor Oreja, el origen real de la crisis a la que usted hace referencia en su discurso, por lo que debería reconocer además, que el partido del que usted ha sido paladín, el Partido Popular, es también responsable de esa crisis por haber sido parte esencial del régimen político que la trajo, y que ha dejado una España con una Iglesia sin Dios, con un Ejército sin patria, con una Monarquía sin corona, y con una Magistratura sin justicia.