Un anciano de 84 años: “Mi hijo me acuchilló por decirle que se calentara la comida”
Las mamparas en los juicios suelen proteger a testigos o víctimas que no quieren ser reconocidos por el acusado. Pero en la vista que ayer acogió la Sección Segunda de la Audiencia de Valencia este elemento separaba a dos personas que se conocían muy bien: un hombre de 84 años, Marcelo B., y su hijo Adolfo. «Le tengo miedo y no quiero ni volver a verle», confesó el anciano durante el juicio. El acusado fue sentenciado a cinco años de cárcel por acuchillar por la espalda a su progenitor durante una disputa familiar en su casa de Oliva.
Los hechos sucedieron el 4 de enero del año pasado, a las dos de la tarde. Según la fiscal encargada del caso, el procesado estaba comiendo en compañía de su padre cuando se produjo una disputa. «Le pusimos la comida y se quejó de que estaba fría», relató el anciano con voz quebrada. «Entonces le dije que la cogiera y se la calentara en el microondas», añadió la víctima. «Levántate y caliéntatela», fueron sus palabras.
Al parecer, eso hizo enfurecer a Adolfo, un hombre con antecedentes penales y problemas con el alcohol que ya había mortificado a sus padres con amenazas e insultos. «Y me acuchilló por la espalda. Mi mujer me tuvo que ayudar para taponarme la sangre», revivió el anciano ante el juez.
Cuchillo de 10 centímetros
El agresor empleó un cuchillo de diez centímetros de hoja y dos de grosor que clavó «con fuerza en el omoplato izquierdo» de su padre «con el propósito de acabar con su vida», según la Fiscalía. Las lesiones en la pared del tórax podrían haberle causado la muerte, como reconoce la acusadora pública, «por la profundidad y trayecto de la herida». La víctima relató ante el juez el martirio de la convivencia con su hijo: «Él ha vivido siempre en casa y venía tocado. Nos acostábamos antes para evitar líos. No le engaño», expuso al magistrado.
La fiscal pedía inicialmente para Adolfo una pena de ocho años de cárcel por un delito de homicidio en grado de tentativa con la agravante de parentesco. Igualmente, solicitaba un alejamiento respecto a la víctima durante nueve años. Finalmente, y tras confesar los hechos en el juicio, el juez le impuso cinco años y nueve meses de prisión, elevando a 15 años el tiempo de alejamiento e incomunicación.
Todo con el objetivo de devolver a Marcelo el sosiego en su ancianidad. «Lo único que quiere es estar tranquilo lo que le quede de vida», explicó la abogada de la acusación particular. Confirmó que el sospechoso ya arrastra sentencias condenatorias por amenazas a su padre e injurias. Y descartó que el alcohol influyera en el acuchillamiento.
El maltratador siempre es un cobarde. Se ceba con niños, ancianos o mujeres (porque tenemos menor fuerza física). Con hombres es una rata cobarde.
Cuando no existe justicia, todos estos psicoptas se hacen fuertes.
No la esperen en este caso tampoco.
Políticos tranquilos no pasa nada, ustedes no modifiquen nada esta todo de maravilla, una idea campos de trabajo para estos civilizados, o os parece excesivo, un saludo.