¿De verdad son los jóvenes actuales la generación mejor preparada?
El deterioro de la formación de nuestros niños y jóvenes españoles se ha acelerado de forma terrible en las últimas décadas, basta con echarle un vistazo a los informes Pisa y observar también el funcionamiento de las universidades sostenidas con fondos públicos para comprender la situación de degradación a la que hemos llegado.
Según diversos informes internacionales, y en particular el Directorio de Asuntos Económicos de la Comisión Europea en 2016, el 68% de los jóvenes españoles que logran terminar sus estudios en las universidades españolas –a las que en general llegan con una paupérrima educación primaria y secundaria- no reúne los requisitos mínimos exigidos para incorporarse al mercado laboral, motivo por el cual es un absoluto disparate que haya quienes reclamen para ellos empleos para los que se necesita una alta especialización, así como altos salarios.
La idea requeterrepetida de que los jóvenes actuales son la generación mejor preparada de la historia de España y que por desgracia está condenada a emigrar o a aceptar empleos precarios, mal remunerados, es un tópico muy socorrido, sin fundamento, una absoluta necedad. Es una tremenda falsedad con la que los políticos profesionales que España y los españoles sufrimos desde hace años, tratan de engañarnos de forma demagógica, porque su tremenda mediocridad los conduce a creérsela, o para tratar de no tener mala conciencia y eximirse de cualquier responsabilidad, o sencillamente porque nos toman por estúpidos. Dicen que un demagogo, aparte de hacer mucho ruido para intentar salir airoso en medio de una multitud gritona (lo que los antiguos griegos y romanos llamaban “oclocracia”) es aquel que promete estupideces en el convencimiento de que quienes lo escuchan son estúpidos.
Los caciques y oligarcas que nos malgobiernan han convencido, entre otra muchas cuestiones, a una gran mayoría de nuestros compatriotas de que la escolarización masiva –masificada, en la que se impide y sanciona el mérito y el esfuerzo y se premia la mediocridad- el aprobado general, o casi y un fácil acceso a los estudios universitarios (más del 95 por ciento de quienes se someten a la selectividad supera el examen de acceso) es un signo de modernidad y de progreso (olvidan que progresar es sinónimo de avanzar para mejorar), olvidándose de que el problema reside en la pobrísima calidad de la educación que reciben nuestros jóvenes, que inevitablemente conduce a la incapacidad para satisfacer las necesidades que demandan las empresas.
Pero, lo que más sorprende es que todos aquellos a los que de vez en cuando se les llena la boca de expresiones como que “es necesario un pacto nacional por la educación” y recursos retóricos vacuos semejantes, nunca argumentan nada medianamente racional, nunca mencionan ninguna medida que pretenda mejorar la actual situación de indigencia y que vaya en la dirección de que los jóvenes tengan salidas profesionales y empleos duraderos.
Por un lado tenemos a la izquierda española que nos vende constantemente la idea de que la culpa de todo la tienen los empresarios, esos bandidos que se niegan a contratar a la generación de jóvenes mejor preparada de la historia de España, y que cuando lo hacen les ofrecen sueldos irrisorios y regímenes poco menos que esclavistas (esta historia macabra también se vende en los centros de enseñanza, desde el parvulario a la universidad, y se ve reforzada por los medios de información “progresistas”).
Pero la triste y cruda realidad es muy diferente, esos sapientísimos y cualificadísimos jóvenes, son generalmente analfabetos funcionales, y muchos de ellos no dominan su propio idioma y la mayoría tendrían enormes dificultades para superar las antiguas reválidas que ahora tanto se denostan y demonizan. Sí, son muchos los que apenas saben hacer la “o con un canuto” por no saber, algunos no saben qué es un canuto).
Y, por otro lado está la derecha boba que se ha adherido, también, al consenso socialdemócrata y al discurso igualitarista, y en las últimas semanas hablaba, por boca del Ministerio de Educación que una solución para acabar con la precarización de la enseñanza, el fracaso escolar y el abandono temprano de los centros de estudio era permitir pasar de curso con suspensos… e incluso promocionar al bachillerato de ese modo.
¿Se trata de una burla cruel o de sadismo?
Y para más recochineo y remate del tomate, “Pedro el guapo” se descuelga con la ingeniosa ocurrencia de que “hay que bajar las tasas universitarias y darle un impulso a las becas”.
De veras, es llamativo que sigan administrándole al enfermo una medicación que a todas luces hace que empeore su salud. Es aquello muy común, de haber emprendido un camino equivocado, darse cuenta de que no conduce a ningún lado, y en lugar de volver al comienzo del sendero –para tomar el camino correcto-, seguir, seguir hacia delante, y repetir una y otra vez que ya se encontrará un atajo, y que bastantes dinero, tiempo y energías se han invertido ya, como para volver al principio… Sería reconocer que se ha emprendido un camino equivocado, pero eso será lo último que hagan nuestros actuales gobernantes, sean en las taifas hispánicas o en el gobierno de la nación.
Por supuesto, todos, el gobierno y la oposición nos dirán que les preocupa la mejora la empleabilidad de los jóvenes y que están estudiando la manera de procurarles ese empleo estable por el que dicen “apostar” (aunque siempre olvidan decirnos que el dinero que apuestan no es el de ellos, sino el nuestro).
Todas las sesudas “soluciones” que nos ofrecen siempre caminan de facto en la dirección contraria: la de perpetuar la existencia de esa insoportable bolsa de paro juvenil. Y no se trata, solamente de que en las universidades españolas entren muchos malos estudiantes, sino que la mayoría de ellos acaba consiguiendo el título sin apenas hacer esfuerzo, y por supuesto con muy escasa formación. Y todo ello se da por la sencilla razón de que en la enseñanza universitaria española, tal como en el resto de los centros y niveles educativos está proscrito el mérito y el esfuerzo, y apenas sirve de guardería en la que se aparca a nuestros jóvenes, a los que se les crea falsas expectativas, se les engaña, y se les acaba suscitando frustraciones.
Claro que, todo esto les importa un bledo a los miembros del consenso socialdemócrata (incluido el partido gobernante).
Y mientras tanto, existe una enorme mayoría de padres españoles que parece estar satisfechísima, enormemente orgullosa con la idea de tener en casa uno o varios titulados universitarios, y orlas que colgar en las paredes… pero conocimientos, y capacitación que la empresa privada no pide (tampoco la pública), titulados universitarios que tienen como futuro inmediato el desempleo.
Llegados a este punto, la única conclusión posible es que todos los españoles, salvo honrosas excepciones, viven felizmente engañados.
Otra cuestión no menos importante es la de las tasas universitarias ¿a cuento de qué viene ahora plantear que hay que bajar el coste de las matrículas, de unas tasas universitarias que apenas cubren el 15% del coste real de los estudios como media?
¿No sería lo más correcto que esas tasas estuvieran en relación con los costes reales, y que se ayudara y atendiera a quienes en verdad están necesitados, y por supuesto, se concedieran becas teniendo en cuenta la capacidad y el mérito de quienes solicitan ayudas para el estudio, que se tuvieran en cuenta el talento y el esfuerzo personal? ¿No sería más correcto elevar el nivel de exigencia a la hora de conceder unas becas que ahora se conceden a quienes no aprueban?
Me dirán que, “así”, de ese modo posiblemente España dejaría de tener más titulados universitarios que la media de la UE; ciertamente, pero es seguro que estarían mucho más capacitados para conseguir un empleo de calidad y bien pagado, ya fuera en España o en el extranjero.
Como resultado de todo lo narrado hasta ahora, en España existe una minoría de jóvenes altamente especializados, y realmente bien preparados, que generalmente coinciden con hijos padres que se pueden permitir la posibilidad de enviarlos a prestigiosas universidades privadas, en España, o en el extranjero. Y obviamente esos jóvenes tienen más posibilidades de optar a mejores puestos de trabajos y conseguir altos salarios. Y, por otro lado existe una enorme cantidad de titulados universitarios, con formación escasa, precaria que tiene muy difícil, por no decir imposible, acceder a empleos bien pagados. Ni que decir tiene que este círculo vicioso irá aumentando de forma exponencial a medida que se vaya generalizando la mecanización y robotización de los diversos sectores de la economía.
Y con la que está cayendo, los miembros del consenso socialdemócrata (PP, PSOE, CIUDADANOS, PODEMOS…) siguen empecinados en seguir fomentando la mediocridad en todos los niveles de enseñanza, también en las universidades, en bajar cada vez más el nivel de exigencia, en regalar becas, en poner cada vez más problemas para conseguir empleo a los jóvenes… y algunos, hasta se empeñan en reformar a peor las normas laborales; cuando lo lógico sería que la educación realmente formara para la vida y se tendiera a la libre contratación y a una mayor profundización en la economía de mercado, eliminando todo tipo de obstáculos y trabas burocráticas para los emprendedores.
Otro asunto del que no podemos olvidarnos es del salario mínimo interprofesional (que da para otro artículo) El SMI es otro “hándicap” importantísimo que impide el acceso de los más jóvenes al mercado laboral, pese a que los miembros del consenso socialdemócrata lo presenten como un logro, un signo de progreso… Cuando se sube el SMI se deja fuera del mercado laboral a los trabajadores menos productivos y con menor experiencia.
Como reacción a la subida del SMI, como a las restantes imposiciones de costes laborales por parte del gobierno, el empresario suele contestar sustituyendo empleos por máquinas, reduciendo el número de empleados, o simplemente dejando de contratar.
Lo que no acaba de entrarle en la cabeza a muchos españoles es que los gobiernos no crean empleos, no crean riqueza, solamente crean burocracia (para la cual se necesitan funcionarios) y que las que crean empleo son las empresas privadas, y evidentemente la iniciativa privada se retrae si no se la motiva, se la incentiva y se la deja de poner obstáculos… Claro que los estatistas e intervencionistas seguirán vendiéndonos que la alternativa es el empleo público… Hacia esa dirección nos encaminamos, hacia ese horizonte nos conducen quienes nos hablan de más y más subsidios, rentas básicas, y un largo etc. y ¡Ojo, no se olvide que hasta el PP se ha acabado apuntando a esta corriente de opinión, que por muy mayoritaria que sea no puede ser más destructiva y perversa, aparte de suicida!
¿Lo próximo? Evidentemente la “burbuja universitaria”, tiempo al tiempo.
En efecto, parece que todo el mundo tiene derecho a tener carrera universitaria y este es el resultado
Tenemos decenas de miles de licenciados en “historia” y “lengua y literatura”. Por supuesto casi ninguno se dedica ni a la historia, ni a escribir sino a intentar aprobar alguna oposición. Tenemos también decenas de miles de titulados en administración y dirección de empresas…que esperan pacientemente en el paro que alguna empresa les contrate para dirigirla. Tenemos ahora también decenas de miles de titulados en todo tipo de ingenierías, que reciben “becas” de 700€, los que tienen suerte, y tienen interés cero en trabajar, lógicamente. Y eso por no hablar de las decenas de miles de titulados en ciencias políticas,… Leer más »
Sin duda la peor preparada, aún siendo la que más medios y facilidades dispone. Generación perdida.
Así es somos un asco como generación y me incluyo, lo que pasa es que yo al ser autista de alto rendimiento pues tengo algo de pase, ya que me es más dificil relacionarme con el entorno y entiendo peor a la gente normal, los llamados neurotípicos.
Pero debo reconocer que sí que es la peor generación de la historia de España, especialmente en su parte femenina, literalmente asquerosa en una parte significativa.
Efectivamente los jóvenes españoles son los mejor preparados, en drogas, sexo y alcohol.
Y poco más.
Mire el mayor problema ha sido la marginación de la mayoria de las universidades españolas de digamos los grandes concurso internacionales como el de computación y programación que ganaron los eslavos y mongoloides, concretamente rusos, polacos y japoneses. Recuerdo que en ese concurso no hubo ninguna universidad española. Si que es cierto que la universidad de Mondragon por cierto dirigida por Batasuna, la de Salamanca, y algunas otras como la del Camino Neocatecumenal de Murcia estan genrando grandes profesionales en sus respectivas áreas, pero eso no hace que ninguna universidad española este a la altura de la media de las… Leer más »