Alemania se lleva su primera Copa Confederaciones tras imponerse a una combativa Chile
Alemania reina en el fútbol. La ‘Mannschaft’ puede ganar el Europeo sub 21 y su primera Copa Confederaciones en tres días compartiendo a sus jóvenes perlas. 48 horas de éxtasis teutón. Löw dejó en casa a sus estrellas y dominó Rusia. Neuer, Özil, Kroos, Khedira, Müller… descansaron y vieron como sus niños se hacían hombres pegándose y superando en una final a Chile. Palabras mayores. Ni Messi ni Cristiano habían podido con ‘La Roja’ pero sí una Alemania que supo jugar y ganar (0-1) a una Chile que nunca se rinde. No está en su ADN. Vidal, Alexis y Bravo llevan tatuados en sus piernas muchos kilómetros pero se quedaron sin poder derribar el muro de Ter Stegen, elevado al infinito como MVP de la final, y a una joven y competitiva selección germana a la que no le pudo la presión. Jugaron como si estuviera en el patio del colegio y lucharon como si les hubieran soltado en el Coliseo. Así son.
Alemania salió con la frescura de sus 24 años y 244 días de media de edad en su once y Chile con la experiencia de sus 30 años y 125 días. A unos les sobraba talento y a otros finales. Chile mandó en el inicio. Agobió a Alemania y castigó la forma académica con la que sacaba el balón desde atrás. Vidal y Alexis estaban en todas partes. Había cinco Arturos y seis Sanchez. El himno chileno fue gasolina para ‘La Roja’. Sus acordes les insuflaron oxígeno para llegar a todos los lados. Ter Stegen sacó a Vidal el primer intento. El medio del Bayern se cansó de disparar desde lejos. Löw tejió una tela de araña que bloqueó a los chilenos. Y cuando se rompía, aparecía Ter Stegen.
Chile mandaba y atacaba con tanta tranquilidad que Marcelo Díaz se durmió. Se meció, se giró en la frontal del área y no vio como Werner aparecía y le robaba el esférico. Una pesadilla. El punta del RB Leipzig le regaló a Stindl el 0-1. El gol del triunfo, de la Copa. Un despiste mortal. De campeonato. En sus dos finales ante Argentina, Bravo había terminado inmaculado, sin recoger ni un balón de la red. El guion cambió con el tanto teutón. Les tocaba remontar.
La ‘Roja’ no claudicó, no desfalleció, pero arriesgó en busca de un gol que no llegó. Esa alegría la penalizó Alemania. Draxler cogió el balón y mandó a sus compañeros a volar. Dirigió las operaciones e hizo un partidazo. Ha sido el mejor del torneo. Un capitán joven en el cuerpo de una estrella de 23 años. Lo tiene todo. Comenzó a galopar y el equipo de Pizzi se puso nervioso. Todo los balones que perdió la ‘Mannschaft’ en los primeros compases los extravió Chile tras el tanto de Stindl. Se contagiaron. Medel, Jara… se volvieron patosos en el pase. Goretzka rozó el gol en un tiro cruzado que lamió el palo derecho de Bravo. Lo mismo que Draxler, que repitió esquina sin premio. El capitán chileno evitó el 0-2 antes del descanso. Otra fallo chileno, otra asistencia de Draxler y otra vez Goretzka en el chut. Bravo se hizo grande y cortó su opción. Fue la ‘kriptonita’ ante el medio del Schalke y Werner. Los dos máximos realizadores del torneo no ‘mojaron’ pero fueron campeones. Se sacrificaron.
Chile se envalentonó en el segundo acto. La final se endureció y ‘La Roja’ se vino arriba. Un codazo de Jara a Werner que era roja el VAR y el árbitro lo dejaron en amarilla. Kimmich y Vidal se encararon. Compañeros en el Bayern y rivales en Rusia que no se dieron ni un segundo de tregua. Alemania tenía espacio para correr pero no cerró la final. Y Chile no se quedó atrás. No le faltó ni fuelle ni fe. Lo intentó hasta el últimos suspiro, hasta la última gota de sudor. Vargas la tuvo a la media vuelta y Vidal y Sagal mandaron a las nubes las mejores opciones sudamericanas. Cuando el balón se acercaba a la red alemana… Ter Stegen se hacía grande. Evitó el tanto de Aránguiz con su mano derecha. Abajo, ágil. Y quitó el traje de héroe a Alexis mandando al limbo una falta que habría llevado la final a la prórroga. No era el día del ‘Niño Maravilla’. La final fue de Alemania y de Ter Stegen. El brillo y el título es para una generación joven que ya aprieta a los campeones del mundo. En un año, volverán mezclados a Rusia en busca del Mundial. A ver quién les gana. Ya lo dijo Lineker.