¿Miedo al Referéndum?
Edurne Uriarte.- Seguro que algunos de ellos desean rectificar en su fuero interno, pero ni Puigdemont quiere ni ellos pueden. Están atrapados en sus promesas, en sus pactos, en sus actos. A estas alturas, no tienen manera de renunciar a la amenaza sin parecer unos cobardes. Van a llegar hasta el final, es decir, hasta donde les dejen llegar. Y aún en el supuesto de que la respuesta de las instituciones sea perfecta, ese final es inquietante. Un momento de inestabilidad, de conflicto, de enfrentamientos, de malestar y de preocupación en un país como el nuestro que por fin está de nuevo en la buena senda económica, en la estabilidad política y en una respetable consideración internacional.
Y la respuesta no será perfecta, ni mucho menos, algo tan fácil de augurar como la insensatez de Puigdemont. El Estado, y me refiero a los tres poderes y a la Administración Pública, tiembla a la hora de actuar, ahora y siempre. Todo el rigor que nos aplican a los ciudadanos con el cumplimiento estricto de las normas de Hacienda se lo dejan de aplicar a los nacionalistas catalanes en sus múltiples ilegalidades. Cualquier español que acabe de presentar la declaración de renta se acuerda estos días, y con razón, ésta sí que no es una comparación populista. Si eres independentista te ofrecen diálogo, si te desvías en un euro de la interpretación de Hacienda, te persiguen como a un delincuente. Y esto es miedo, miedo a Puigdemont y compañía, como muy bien asegura él mismo. Y no precisamente a sus votos, porque los votos no nacionalistas en Cataluña son más o menos la mitad y nadie les teme. Porque callan y se conforman, por eso no les temen, o no les respetan que puede ser lo mismo.
Y después está la confusión, ese lío ideológico de la izquierda que no permite esperar nada bueno de la respuesta política. Desde el PSOE, lo mismo dicen algunos que hay que aplicar el 155 que exigen el diálogo y ponen a la misma altura a Rajoy y a Puigdemont, mientras que desde el PSC hasta los hay que quieren colaborar en el referéndum. Me sorprendió la oferta de apoyo de Sánchez a Rajoy hace unas semanas, y con razón la sorpresa porque es más que dudoso que ese apoyo sea una realidad, a la vista de los últimos movimientos. Y Podemos tiene ahora la misma confusión interna, Iglesias no sabe qué hacer en esta materia, pero con el problema añadido de que ellos ya venían independentistas y antiespañoles de fábrica.
Y tampoco hay manera de que los españolistas de Cataluña, o los constitucionalistas, ni siquiera hay concepto común, se pongan de acuerdo. No es fácil hacerlo con el PSC, pero al menos el PP y Cs deberían tener ya un frente común permanente en este asunto. Si esto es un golpe de Estado anunciado, y a ver quién niega que lo es, no parece sensato esperar a que el problema se resuelva solo. No lo hará ni a corto ni a largo plazo mientras el miedo y la confusión dominen a los demás.