El papa Francisco tomando mate.

El párroco de Villamuñio (León), Jesús Calvo, ha responsabilizado hoy al papa Francisco de la “disolución moral” que sufre la Iglesia Católica y que tiene su plasmación en hechos que considera tan graves como la destitución del Padre Custodio Ballester al frente de su parroquia de Hospitalet por parte del arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, al que calificó de “cobarde”.

Como adelantó AD, Omella, ha concedido al Padre Custodio Ballester un año sabático para que prepare su tesis doctoral en Teología Fundamental y cuide a su anciana madre. Detrás sin embargo subyace el temor de la jerarquía católica catalana a la campaña desatada contra el Padre Custodio por la alcaldesa socialista de Hospitalet y otros sectores radicales del municipio. La razón principal: el posicionamiento claro y rotundo del cura catalán a favor de la unidad de España y en contra de algunas tendencias sexuales antinaturales. La cima del despropósito la alcanzaron algunos grupos radicales al remitir a la Fiscalía del Odio unas manifestaciones hechas por el sacerdote en las que calificaba el homosexualismo como pecado.

“La mejor respuesta la ha dado como siempre un lector de este periódico. Causa risa que a Custodio lo hayan denunciado por decir que la homosexualidad es pecado. Se mire por donde se mire es un esperpento. ¿Acaso la Fiscalía tiene autoridad religiosa para valorar si algo es pecado o no? ¿Mandarán arrancar las páginas de la Biblia si el señor fiscal decide que la homosexualidad es una sana virtud? Distinto habría sido que Custodio hubiera dicho que hay que perseguir y apalear a los homosexuales. Nada de eso”, subrayó el Padre Calvo.

Añadió que “la Iglesia camina cuesta abajo por la descristianización que conduce al relativismo, el materialismo y el indeferentismo religioso” incluso de personas que proclaman sus ideales cristianos.  Y se preguntó en este sentido: “¿Dónde están todos esos legionarios por los que tanto hizo el Padre Custodio o esos patriotas catalanes a los que tanto defendió? ¿Por qué no se han manifestado ya en su defensa ante el Arzobispado de Barcelona? ¿Y dónde están todos esos curas amigos de Custodio que, con su silencio, están validando que se pueda castigar a un cura por interpretar las Sagradas Escrituras como debe y no como quiera la alcaldesa izquierdista de turno?”.

Reinterpretar la Biblia

A juicio del Padre Calvo, “el problema de la jerarquía católica postconciliar es que lleva tiempo reinterpretando la Biblia y adaptando sus mensajes a las ideas modernizantes imperantes” y celebra que en ese contexto de herrumbre moral, su compañero de Hospitalet haya “mantenido firmes los cimientos sobre los que se asienta su fe en Cristo”.

Denunció en ese sentido la existencia de una doble vara de medir dentro de la Iglesia. “Al Padre Ángel se le ensalza por convertir su parroquia de San Antón en un cuarto oscuro y al Padre Custodio se le aleja de su parroquia de Hospitalet por decir lo que tiene que decir un pastor de la Iglesia en momentos de crisis moral tan graves como los que vivimos”, lamentó.

Tras felicitar a Custodio Ballester por su “gran entereza”, el párroco leonés consideró “increíble” que “esta clerecía mayor que tuvo estudios clásicos hoy defienda lo contrario de lo que debe”. Atribuyó este hecho a la “cobardía” de la mayoría de los prelados y a su errónea interpretación de la obediencia. “La obediencia es una virtud ordinal que está al servicio de la ley, pero el que obedece lo mal mandado, es cómplice del mal. Se trataría de una obediencia servil, propia de un estado tiránico”.

Para el Padre Calvo, “la verdad está por encima de la ley y cuando ésta no es correcta, debe ser desobedecida”.

“El Vaticano está podrido”

Jesús Calvo denunció por último el estado de crisis moral estructural que vive la Iglesia y que a su juicio se ha acrecentado desde la llegada de Francisco al papado. “El Vaticano está podrido e infiltrado por la masonería. El papa, en definición de un profesor argentino, es un criollo argentinizado, escéptico, llorón y gris”.

Sobre si teme ser objeto de medidas disciplinarias por parte del Obispado de León, el Padre Calvo se mostró tajante. “En absoluto. Saben que tengo razón y que no me voy a callar. Si no se implican es para no tener que dar la cara”.