De la Austria de Wolfgang Amadeus Mozart a la cloaca multicultural del siglo XXI. Del refinamiento de la sociedad austriaca en la que hallaron cuna celebridades de la talla de Franz Schubert, Joseph Haydn, Johann Strauss, Friedrich Waisman o Franz Conrad von Hötzendorf, a imágenes tan toscas como las que ilustran estas líneas. La prueba definitiva de la involución sufrida por el país centroeuropeo si lo comparamos con cualquier época del pasado.

¿Hubiera imaginado el compositor del “Danubio azul” que en su patria se terminaría recurriendo a colocar carteles contra los ataques sexuales a mujeres? Eso es lo que ya ocurre en las piscinas de Perchtoldsdorf, en el estado de la Baja Austria. En los vestuarios de mujeres se han instalado carteles de gran tamaño con la palabra “Stop”. Una forma nata sutil de interiorizar la bestialidad de los atacantes.

En una de las imágenes se ve a una joven en bikini acosada por tres manos y un mensaje explícito pretendiendo disuadir a los hombres del “contacto físico” con las nativas.

Los mensajes aparecen en los idiomas inglés, francés y árabe, lo que nos aclara quiénes son los destinatarios de los mismos.

Christian Hoebart

El diputado Christian Hoebart del Partido de la Libertad de Austria (derecha identitaria), argumentó que estos signos y mensajes no deberían ser necesarios en una “sociedad civilizada”. “¿O tal vez se trate de una nueva muestra de sumisión a la inmigración de personas culturalmente contrarias a nosotros”, escribió en twitter.

Vecinos de Perchtoldsdorf aseguran que las piscinas de la localidad no son las únicas en las que aparecen estas señales de advertencia. También en la ciudad montañosa de Gloggnitz han tenido que recurrir a esos insólitos anuncios para poner freno a los ataques sexuales en las piscinas.

Hoebart cuenta que el pasado verano, muchas adolescentes austriacas se tatuaron la palabra “NO” como rechazo al acoso de los extranjeros.¿Qué opinará el ecologista Alexander Van der Bellen, presidente del país, acerca de esta clamorosa prueba del fracaso de las políticas de integración promovidas por su Gobierno? ¿Seguirá siendo un asunto de Estado el derribo de la casa natal de Hitler mientras las autoridades austriacas promueven la llegada de personas a las que hay que disuadir en clave automovilística de que ataquen a las mujeres nacionales? ¿Por qué callan las feministas y las organizaciones progresistas austriacas?