Hugo Blaschke.- Este fin de semana se convocó un importante encuentro de nacionalistas blancos en Charlottesville (Virginia, Estados Unidos) para protestar por la retirada de un monumento al general Robert Lee, uno de los líderes confederados en la Guerra de Secesión. El encuentro incluía manifestaciones pacíficas y legales. Por ejemplo, una emotiva marcha con antorchas en la noche del viernes para recordar a los héroes nacionales.

Los organizadores insisten en que todos los actos programados eran legales y contaron con la autorización de las autorizaciones judiciales, bajo al amparo de la Primera Enmienda a la Constitución de Estados Unidos. La Primera Enmienda prohíbe “la creación de cualquier ley con respecto al establecimiento oficial de una religión, o que impida la práctica libre de la misma, o que reduzca la libertad de expresión, o que vulnere la libertad de prensa, o que interfiera con el derecho de reunión pacífica o que prohíba el solicitar una compensación por agravios gubernamentales”. Fue adoptada el 15 de diciembre de 1791, como la primera de las diez enmiendas de la Carta de Derechos.

Sin embargo, el sábado, durante el mediodía, este derecho constitucional fue violado gravemente. Los patriotas estadounidenses estaban concentrándose en el parque McIntire, de Charlottesville, para iniciar otra marcha pacífica con antorchas, cuando, sin razón alguna, fueron atacados con gases lacrimógenos por la policía.

Andrew Anglin, del Daily Stormer y uno de los organizadores, ha resumido los hechos: “Teníamos nuestro permiso, el juez falló a nuestro favor, teníamos derecho a estar en el parque. Allí, los policías empezaron a atacarnos con gases lacrimógenos y a golpear a la gente. Decían que aquello era una asamblea ilegal. Los policías nos hicieron ir donde estaban los ‘antifas’ para que ellos también nos atacaran. Esto ha sido un ataque abierto y agresivo contra nuestros derechos recogidos en la Primera Enmienda. Vamos a demandar a Charlottesville”.

Apunta que entre los responsables de esta violación de derechos constitucionales estarían el alcalde de Charlottesville, el gobernador de Virginia y varios miembros de la Policía. “Esperemos que se haga justicia, y los responsables tengan que indemnizar a nuestros camaradas, ya que ha habido heridos”.

Al gobernador de Virginia le faltó tiempo para activar el estado de emergencia durante unas horas. Lo hizo porque los manifestantes eran blancos y coreaban consignas patriotas. No hubo tantas alarmas durante los disturbios de 2014 en Ferguson. Se produjeron actos de vandalismo, saqueos, incendios y disparos con armas de fuego por parte de activistas afroamericanos y el gobernador de Misuri tardó dos semanas en declarar el estado de emergencia, cuando la ciudad ya había sido destrozada.

Por otra parte, un coche embistió contra un grupo de contramanifestantes, dejando un muerto y varios heridos. El incidente ha sido utilizado por la prensa de todo el planeta para extender la culpa a todos los patriotas estadounidenses. Anglin revela que el sospechoso, de nombre James Alex Fields, podría ser judío. “Su madre se llama Samantha Bloom, y Bloom es un apellido casi exclusivamente judío”, sostiene.

Asimismo, un helicóptero de la Policía se estrelló en el bosque, a 11 kilómetros de Charlottesville, matando a sus dos ocupantes. Trump ha expresado sus condolencias a sus familias. También se ha querido establecer una relación entre este accidente y los manifestantes blancos. Todo sea por el objetivo de criminalizar a la disidencia antiglobalista, que en Estados Unidos, como en otras partes de Occidente, está cobrando visibilidad.