El Corte Inglés sigue en la Champions
El miércoles 19-07-17 recibo una carta de Balay desde Zaragoza, con pinta de circular, firma fotocopiada y sin certificar ni nada y con fecha “julio del 2017”, así como oyen, sin tan siquiera comprometerse en el día del mes, en la que se me comunica que la cocina que compré en El Corte Inglés el 8-10-09 es un peligro para mi vida y la de los míos, que tiene una pieza defectuosa, así, como oyen y que no se me ocurra encenderla que puedo quedarme frito en familia mismamente. Algo que jurídicamente desconocía: apremio sin fecha fija, abierta pero mortal de necesidad. Me sentí como se siente un conejo antes de ir a la cazuela, peinadito, sí, pero conejo.
Me salen 2.836 días de vellón -94 meses- a cuenta de esta insensatez, en los que he estado colgado “en familia” -a lo padre Peyton- de la brocha sin mayor conocimiento de la causa que ahora me comunican así, como si nada.
Pues bien, servidor que es escéptico con la cosa de los Derechos Humanos y su declaración universal y enumerativa del 48 y que está mucho más cerca de Chumi Chumez que decía que los derechos humanos eran tres “ver, oír y callar” y que no es partidario de los brindis al sol, cuando de mi integridad físico-nuclear se trata, se me achinan los ojos, se me eriza el lomo como a los lobos, se me encogen los belfos, y me sale una dentadura que con implantes y todo me asusta hasta a mí.
Estos maños, pensé, no contaban con mi astucia de chapulín y van a morder el polvo en pago del riesgo que me han hecho correr. Se van a enterar. Cuando yo compro en El Corte Inglés, la garantía me la da El Corte Inglés, eso me tranquilizaba, me daba seguridad y él me ampara y encima es una marca alemana… y ya se sabe, son gente seria. Por eso siempre compro en El Corte Inglés y siempre cosas alemanas hechas en Alemania –Made in Germany- al poder ser. Lo chino para los chinos, digo, tipo Monroe y empiezo a pensar que lo de Zaragoza, por muy Germany que le pongan al cachirulo, para los de Huesca y Teruel todo lo más.
Llamo al Corte Inglés de Goya donde adquirí el explosivo, creyendo que era una cocina, digo lo que me pasa y que no haré nada hasta que me lo indiquen mis valedores garantes, que llevo lo que es una vida así, en sus manos y que confío en ellos y que estoy en ayunas por miedo a volar y que espero una reparación en razón a los riesgos asumidos y una señorita que se dice “responsable de electrodomésticos” asume el asunto de mi ayuno y la cólera que me produce la conducta de Balay en Zaragoza con su carta desgarradora, sin día señalado y me dice que en 24 horas me cuenta lo que va a pasar.
Pero amigo, el demonio que no duerme, hace que me asalte la duda y pienso que desde que murió Isidoro Álvarez, aquello que nos movía a muchos a dar el gobierno de la Nación, si se presentase a elecciones, a El Corte Inglés, adelantándonos a las líneas maestras del nuevo macronismo, quizás ya no fuese así y de que los chinos hubieran contaminado las aguas, impregnando el asunto de la garantía y que la seriedad y empatía que yo me imaginaba se habían muerto con Álvarez y que las puertas chinas habían prevalecido y se me aparecía Chumi Chumez en carne mortal -en bermudas muy ajustadito y marcando paquete para más inri- y se carcajeaba y me llamaba cosas muy feas llevando sus manos a los oídos, a los ojos y a su boca como los monos aquellos de la India y retorciéndose de risa, me imprecaba:
-¿T ’as tonto, Pelayo? ¿En qué país te creías que vivías?
Pero no. Era una pesadilla que se ha desvanecido ya con la salida del sol y el canto de los pajaritos. El Corte Inglés sigue siendo algo serio, empático, equitativo justo y saludable, para nuestro bien y el de toda su vieja clientela, que se aferra a la fe de verdad, no a la fée marabuté que nos predican los “olientales” aragoneses y sigue marcando distancias y me ofrece, afable, una cocina italiana (Made in Italy) fantástica para continuar ejerciendo mis aficiones a caciplar, guisar, hacer juliana y asar hasta que Dios me llame a andana, con lo que desgraciadamente dejaré de ser cliente, mal que me pese, pero ante Quien espero confesarle como se merece:
-Señor, El Corte Inglés cumple, como siempre y es para alegrarse. ¡El Alcázar no se rinde!
Yo tuve una mala experiencia en el cosco, no volvere. si compro de vez en cuando en el corte inglés y estarán en champion pero no pasan a galácticos de momento
A mí no megusta comprar en esos grandes almacenes. Entrar ahí da clusutrofobia, es caro, suenan muchos anuncios y son machistas.porque muy pocas empleadas son encargadas.
Maestro, Deleitándome estaba yo (e inevitablemete instruyéndome) con su prosa sin casi prestar atención al fondo. Mi foco se centraba en sus formas. Esas formas sublimes con las que moldea usted cada línea con tan solo un puñado de letras. Pero al leer la palabra Corte Inglés, me ha parecido que estaba maldiciéndolo, criticándolo, y en entre dicho poníendolo. Automáticamente he pensado que se estaba usted equivocando, y no he tenido más remedio que apartar las formas y priorizar el fondo. Y claro, al final del artículo me he dado cuenta que el que estaba totalmente equivocado era yo. No… Leer más »