Lo preocupante es que el gobierno de Rajoy no tomara el mando tras los atentados yihadistas en Cataluña
La diferencia salarial entre un prepotente y engreído Jefe de policía regional y un incompetente ministro del Interior no me resulta preocupante. Los dos sueldos me parecen desorbitados y un insulto a la inteligencia de los contribuyentes, desde el momento que el salario mínimo interprofesional queda establecido en 707,60 euros mensuales.
Me parece realmente bochornoso crear un estado de opinión por unas diferencias salariales existentes desde hace muchos años entre estos dos cargos políticos, justo en un momento como el actual, y con única idea de cargar las tintas por todo lo que se está publicando sobre la actuación de los mozos de escuadra en torno a los atentados yihadistas en Cataluña.
Resulta grotesco lamentarse por la inferioridad salarial del “pobre” ministro del interior o incluso del “pobre” presidente del gobierno frente al “rico” jefe de los mozos de escuadra, cuando lo preocupante es comprobar que el origen de todo el desmadre de competencias en seguridad no es otro, que la permisividad de los gobiernos centrales con los de ciertas autonomías.
El gobierno regional catalán está donde está y ha llegado hasta donde ha llegado, por la voluntad de los gobiernos centrales cuando han necesitado los votos de los nacionalistas, como acaba de suceder entre el gobierno de Rajoy y el PNV. Los mozos de escuadra han actuado como han actuado, antes y después de los atentados yihadistas, porque los gobiernos centrales les cedieron competencias que corresponden única y exclusivamente al Cuerpo Nacional de Policía y a la Guardia Civil.
Por lo tanto, traer ahora a la palestra que el jefe de los mozos, el señor Trapero, tiene un salario superior al del ministro Zoido o al del presidente del gobierno de España, cuando es algo consentido y autorizado por los gobiernos centrales, solo puede estremecer a la parroquia del Partido Popular. Porque díganme, ¿sabían ustedes que ese jefe de los mozos al que ahora tildan de incompetente y bienpagado, ha sido condecorado a lo largo de su carrera con tres medallas al mérito policial (CNP) y dos al mérito de la Guardia Civil? ¿Quién le colgó tan distinguidas condecoraciones al ahora incompetente?
¿Acaso no han sido el ministro del Interior y el presidente del gobierno los que han hecho caso omiso y se han encogido de hombros ante las reivindicaciones que los guardias civiles y policías nacionales vienen haciendo durante décadas por las diferencias salariales con los mozos de escuadra? Ya está bien de manipular y confundir a la opinión. Una cosa es informar sobre las lagunas, los errores y la responsabilidad de los dirigentes políticos catalanes y su jefe de policía en torno a los atentados yihadistas, y otra muy distinta es ofrecer información de unas diferencias salariales que ya existían incluso, mucho antes de que ETA atentara en Cataluña.
Hablar de salarios para machacar al prepotente y engreído jefe de los mozos y a sus jefes políticos, y compadecer a Rajoy y a su ministro porque cobran menos, creo que no toca, porque si tocase, díganme, ¿acaso no es muchísimo más lamentable que un mozo de escuadra aventaje a un guardia civil en 900 euros mensuales de salario, cuando el mozo solo tiene jurisdicción y puede ser destinado únicamente y con competencias muy limitadas dentro de Cataluña -una comunidad en quiebra técnica a la que sostiene Montoro mediante el FLA-, mientras que un guardia civil puede ser movilizado con jurisdicción por todo el territorio nacional y todo tipo de competencias?
Lamentarse porque el señor Trapero se embolsa 84.649,64 euros anuales a razón de 6.107,68 euros al mes en 14 pagas, mientras que Mariano Rajoy tiene un sueldo anual de 79.756,68 euros y Juan Ignacio Zoido de 70.368,48 euros al año, cuando cualquier saltimbanqui de los sentados en el Parlamento tiene salarios parecidos, no lo considero tan preocupante como los graves atentados yihadistas, la inseguridad en las calles y la islamización de Cataluña, la responsabilidad del gobierno separatista catalán y su jefe de policía por desoír a la CIA, al CNP y a la GC, y por supuesto, la cobardía del gobierno central por no tomar el mando en una crisis de extrema gravedad como ésta.