¿Qué efectos devastadores sufriría una ciudad española si recibiera el impacto de una bomba de 100 kilotones?
El régimen Corea del Norte realizó el pasado domingo su ensayo nuclear más potente: una bomba de hidrógeno de 100 kilotones, equivalente a 100.000 toneladas de TNT. La potencia de su «Bomba H», termonuclear, es siete veces mayor que la bomba nuclear arrojada por Estados Unidos sobre Hiroshima en la II Guerra Mundial, que dejó 160.000 muertos. Un enorme fuerza destructiva capaz de arrasar ciudades enteras.
Corea del Norte realizó la prueba dentro de sus fronteras, en el silo nuclear de Punggye-ri, a 100 km de la frontera con China y Rusia, donde se sintieron los temblores de la sacudida. Según Pyongyang, la bomba podría ser cargada en uno de sus misiles intercontinentales, capaces de recorrer una distancia de 10.000 km, suficiente para alcanzar algunas ciudades de Estados Unidos.
España queda lejos geográficamente del alcance militar de Kim Jong-un, y tampoco es uno de sus objetivos. Pero, ¿qué efectos devastadores podría sufrir una ciudad española si recibiera el impacto de una bomba de 100 kilotones como la arrojada por Corea del Norte?
Los expertos calculan que las detonaciones de las pruebas de Kim Jong-un ocurren a un kilómetro de altura. Los efectos de una bomba son diferentes si la detonación se produce sobre la superficie o en el aire. Una explosión en superficie significa que el arma es detonada en o muy cerca del suelo. Una aérea significa que el arma es detonada a una altura suficiente para que su bola de fuego —el hongo nuclear— no toque el suelo. Hay diferencias sustanciales, y efectos radiológicos distintos. Por ejemplo, la lluvia radiactiva es principalmente una consecuencia de las detonaciones en superficie.
Supongamos que, hipotéticamente, puesto que no tiene capacidad real para hacerlo, Kim Jong-un lanza su «Bomba H» de 100 kilotones sobre la Plaza Mayor de Madrid, a una altura de un kilómetro. La bola de fuego abarcaría un radio de 500 metros; esto es, alcanzaría hasta los barrios de Chueca, por el norte, y La Latina por el sur. Dentro de ese radio, todos los seres vivos quedarían incinerados.
Las infraestructuras y edificios dentro de un radio de un kilómetro quedarían destruidos, dentro del área del estallido de alta presión. Las víctimas mortales serían de nuevo del cien por cien.
En un radio de 1,82 kilómetros, los supervivientes a la bola de fuego quedarían expuestos a una radiación de cinco sieverts. En cuestión de horas o semanas, entre el 50 y el 90% de la población moriría. En el caso de la bomba en la Plaza Mayor de Madrid, este radio dejaría dentro al Retiro y la Plaza de Colón.
Los edificios residenciales en un radio de 2,12 kilómetros colapsarían, dejando muertos y heridos, dentro del área del estallido de baja presión. Los barrio de Chamberí y Arganzuela, en el caso de la bomba en el centro de Madrid, estarían dentro de esta zona devastada.
En un radio de 3,9 kilómetros, esto es, por ejemplo, hasta el estadio Santiago Bernabéu o el teleférico de la Casa de Campo, las víctimas sufrirían quemaduras de tercer grado.
Una detonación semejante en Madrid, en definitiva, dejaría más de 200.000 muertos en el acto, y medio millón de heridos, según la estimación realizada a partir de la calculadora de Nuclear Secrecy. Esto, en condiciones climáticas fijas, sin tener en cuenta factores que agravarían la situación, como el viento. Ciudades españolas más pequeñas quedarían arrasadas por completo, sumergidas dentro del área de destrucción de la bomba, como se puede comprobar en el mapa superior.
Kim Jong-un tiene capacidad militar para causar semejante daño. No en España, demasiado lejos del alcance de Pyongyang, pero sí a 10.000 km alrededor de Corea del Norte, con Corea del Sur, Japón y Estados Unidos bajo la amenaza de su botón rojo.
*Fuente: ABC
Si cayese justo enmedio en la manifestación del 11 de septiembre…pues sería terrible,oiga.
El suficiente para volver a poner el “ladrillo” como primera industria nacional, salvando las funerarias, claro.
Pues como cuatro años de alcaldía con Carmena