La gente que sale a la calle con banderas españolas es la España decente
Las palabras de Felipe González o de Alfonso Guerra refiriéndose al problema de Cataluña, son de lo más siniestro que he escuchado desde que se desató el conflicto del referéndum ilegal. Decir que aplicarían el artículo 155 de la Constitución en el caso de que ahora mismo ostentasen el poder, solo es una manera de querer lavar su conciencia por ser precisamente ellos, dos de los principales responsables del capítulo doloroso al que hoy nos enfrentamos.
Los españoles comienzan a despertar. Saben de la responsabilidad de los medios informativos en todo este asunto. Como también saben que las célebres bravatas de la izquierda y de la extrema izquierda atemorizando a la gente con aquello de “que viene la extrema derecha” para que nadie se interpusiese en su camino y lograr sus objetivos, con la más que estimable colaboración del Partido Popular, es una estrategia que ya no les funciona. Gracias a la radicalización de los independentistas catalanes y a la reacción espontánea de la España decente frente al independentismo, la extrema izquierda solo ve extrema derecha en un Partido Popular acomplejado y cobarde, contrario a que la gente salga a la calle con banderas españolas para manifestarse pacíficamente contra los independentistas y contra quienes les apoyan.
Los miles y miles de personas que con banderas españolas aclaman a la Guardia Civil y a la Policía Nacional, que desde distintos puntos de España salen hacia Cataluña para garantizar el orden en aquella región y proteger a las personas decentes que quieren seguir siendo españoles, pero que se sienten perseguidas por “el govern” y abandonadas por los mozos de escuadra, esas miles de personas, no son ni de extrema derecha ni neonazis como les llaman los medios informativos de extrema izquierda y los independentistas, no. Son simplemente españoles; españoles decentes que se lanzan a la calle porque están hasta los cojones de que una banda compuesta por lo más infecto y podrido de la burguesía catalana y de la extrema izquierda española, lleven cuarenta años subiéndose a la chepa de toda una nación por la inanición, el beneplácito y la colaboración de los gobiernos centrales.
Las personas decentes han dicho basta; hasta aquí hemos llegado. Lo que está sucediendo en Cataluña les ha hecho abrir los ojos y darse cuenta de que la nación se va a la mierda; que la piedra base de la democracia está quebrada porque el Poder Judicial no es independiente; y que nuestra sociedad está infecta y corrompida por la mentira y la difamación, como lo están todas y cada una de las instituciones del Estado.
Cuando los artífices del consenso y la democracia tomaron las riendas del poder, por una extraña ceguera, muchos españoles llegaron a pensar que serían felices y que comerían perdices, pero el tiempo y las circunstancias han hecho que sus ojos se abrieran y vieran la incapacidad y la clara ignorancia de las mayorías que han perpetuado en el poder a lo más mediocre y corrupto de la nación. Se han dado cuenta de la falsedad de los pesebristas. Parásitos a los que en nombre de la democracia se les dejó invadir un jardín recién plantado, y no han hecho otra cosa que arrasarlo todo.
Los españoles decentes también se han dado cuenta, de que son esos medios informativos defensores a ultranza de la podredumbre independentista y del marxismo, los que quieren ver a España rota y en una situación similar a la de Venezuela. Llevan cuarenta años contribuyendo a fortalecer el independentismo y repitiendo como loros que la podredumbre, la vileza y todos los vicios, son patrimonio de los que se sienten orgullosos de ser españoles, encasillándolos como fachas, cavernarios y de extrema derecha, por representar a la España decente.
No soportan que los españoles decentes se lancen a la calle enarbolando orgullosos la bandera de su Patria, para decirles a los independentistas, a la izquierda, a la extrema izquierda, al Partido Popular y también a Ciudadanos, que ser español y poder continuar siéndolo, es mucho más importante y tiene muchísimo más significado, que afiliarse a una institución artificial llamada partido político.
“Arzfonzo” era el Presidente de la Comisión Constitucional del Congreso, nada menos, cuando SE APROBÓ EL INCONSTITUCIONAL ESTATUTO DE CATALUÑA, que “solo” siete años y medio después fue corregido por el Tribunal Constitucional.
Se dijo que no estaba de acuerdo, que no quería firmarlo, que votaría en contra, etc., PERO A LA HORA DE LA VERDAD, HIZO LO QUE LE MANDARON.
Es un mierda, un grandísimo mierda, palabra que estamos popularizando en ALERTA DIGITAL, pero creo que no hay otro remedio: hoy en día estamos rodeados de MIERDAS.