Prontuario de hagiografías para meditar: Diego Martínez Barrio (XIV)
Nacido en Sevilla en 1883, hijo de un albañil y de una vendedora del mercado. Llegó a conocer la miseria tras la muerte de su madre, según confiesa en sus memorias. Muy pronto comenzó a trabajar como tipógrafo. Ávido lector de cuanto llegaba a sus manos, es un exponente de la autodidáctica política.
Se afilió al Partido Republicano Radical de Lerroux y comenzó una actividad periodística difundiendo sus ideas republicanas en Sevilla y Andalucía occidental.
En 1908, con 25 años, es admitido en la Masonería donde llegó a Gran Maestro del Gran Oriente Español, nada menos. En 1910 es elegido concejal de Sevilla y en 1923, con 40 años, es elegido diputado en las Cortes. El 14 de abril del 31 la llegada de la República le pilla exiliado en Francia. Regresa inmediatamente el 15 y es nombrado ministro de comunicaciones en el gobierno provisional que preside don Niceto y al que sucede Azaña el 14 de octubre del 31 y hasta el 16 de diciembre del mismo año.
En octubre del 33, Martinez Barrio es nombrado presidente del gobierno que debía organizar las elecciones y se manifestó imparcial y respetuoso haciéndolo con limpieza absoluta. Posterior ministro de Gobernación se acaba integrando en la Unión Republicana que se suma al Frente Popular. En febrero del 36 sale diputado por Madrid y es uno de los dos más votados, con Besteiro. Es elegido presidente del Congreso. ¿Estaría en el secreto del épico fraude electoral que se había cometido por ese Frente Popular? Pero vete a saber, por aquello del fin justificativo de medios.
El 19 de julio del 36, Azaña, tras la dimisión de Casares, le encomienda formar un gobierno de conciliación que evitase la guerra. Durante horas estuvo llamando por teléfono y hablando con militares y personajes, atisbando alguna esperanza, pero al final habló con Mola que se negó radicalmente a cualquier acercamiento. El 20 de julio presentó su dimisión cuando comprendió que la guerra civil era inevitable y que enfrente estaba Franco y sus africanistas y fue sustituido por José Giral.
Durante la guerra de los 986 días fue uno de los consejeros más próximos a Azaña y presidía el Congreso de la República. Tras la derrota, se exilió a Francia, Cuba y México, en la que presidía la Junta Española de Liberación.
En el 45 regresa a Paris, donde se le designó Presidente de la República en el exilio hasta su muerte en Paris en 1962 con 79 años.
En el 2000 sus restos fueron traídos a Sevilla.